05 agosto 2014

Lo han clavado (O sobre cómo se plantean algunas misiones...)

La semana pasada, unos científicos pertenecientes a un grupo consultivo seleccionado por la NASA para dar su opinión acerca de futuras misiones, mantuvieron una de sus reuniones en Washington. Uno de los asuntos estrella fue el debate sobre una “exótica” propuesta de la NASA acerca de traer un asteroide hasta la órbita lunar para luego mandar astronautas a explorarlo (sí, si te suena raro y extravagante, a mí también). Bien, no entraré en más detalles sobre este tema (si habláramos de todas las propuestas más o menos realistas o más o menos soñadoras que salen cada año, no daría abasto a publicarlas en el blog). Pero sí quería hablar un poco sobre estos debates esotéricos, apoyándome en la genial presentación que hizo uno de los miembros de este comité, Richard Binzel, Profesor de Ciencias Planetarias del MIT.

Cuando tomó la palabra, Binzel salió al estrado para presentar su propuesta de exploración: la misión FARCE, Far Away Robotic sandCastle Experiment (Experimento robótico de castillo de arena muy lejano).


(Para los que no andéis muy sueltos con el inglés, al final de esta entrada incluyo la traducción del texto de la diapositiva)

¿Oigo risas? ¿Pero por qué? ¿Hay algo que os choque en esta presentación? ¡Pero si es lo que lleva haciendo la NASA y los diferentes lobbies a favor de la exploración espacial tripulada los últimos 10 años! De hecho, las justificaciones de esta misión del castillo de arena son básicamente las mismas que llevamos oyendo durante años para cualquier otra.

No, no estoy de coña, y es que comparto completamente la ácida crítica realizada por el profesor Binzel: llevamos años escuchando propuestas sin la más mínima base, sean del tipo que sean, en una especie de mundo al revés en el cual queremos justificar de alguna forma poder enviar astronautas a cualquier parte. Porque sí, eso es lo que queremos: fabricar una nave chula, meter astronautas dentro y mandarlos lejos. Luego ya veremos lo que hacen por ahí. Así que habrá que pensar en alguna misión, en algo en lo que puedan entretenerse. Como hacer castillos de arena en algún mundo muy, muy lejano.

Esto es lo que lleva haciendo tanto la NASA como los diferentes grupos de aficionados (desde gente como nosotros hasta fundaciones con presencia institucional) desde hace años: buscar alguna justificación, la que sea, para mantener el sueño que arrancó con la visión de Bush en 2004. Porque lo importante es mandar astronautas allí arriba, tener astronautas volando por el espacio y pisando otros mundos. ¿Cuáles? Jo, yo qué sé… pues Marte, por ejemplo. Y si no se puede, pues la Luna. Y si no, pues un asteroide. O lo que sea, ¿qué más da? Si lo único que importa es verlos en las fotos y en la tele pisando otros mundos. Es excitante. Mola. Eso es lo que queremos. ¡Joder, ¿pero es que no lo ven, que lo demás es accesorio?! ¡Invéntate la excusa que quieras, pero envía astronautas allí arriba ya!

La diapositiva parece absurda, ¿verdad? Pues no lo es mucho más que el proceso que llevamos viviendo en la última década. Y no lo digo ahora, a toro pasado: si leéis mis primeras opiniones sobre la Visión para la Exploración del Espacio, de Bush, hace 10 años decía exactamente lo mismo, porque la directiva de Bush nació justamente con este espíritu: mandemos astronautas por ahí, que es lo vistoso y lo que mola. Ya pensaremos cómo justificarlo científica o técnicamente, seguro que podrán hacer algo útil. Y si no, qué más da: esto mola. Es guay, o “cool”, que somos yanquis. Y punto.

Bush empezó así, con justificaciones sin base alguna en su discurso de lanzamiento de la “visión”. Luego la NASA intentó buscarle algo más de contenido, y empezaron, a toro pasado (las instrucciones de ir ya estaban claras) a ver qué podían hacer si volvían de nuevo a la Luna. Reuniones y más reuniones, todos excitados, diciendo “que vamos a la Luna, venga, vamos a ver qué aprovechamos para hacer”. En fin…

Luego la realidad se impuso: retrasos, problemas técnicos, presupuestos que se disparaban una y otra vez… y llegó la crisis. La visión, a tomar por culo, con perdón. A muchos no nos sorprendió, lo raro hubiera sido verla hacerse realidad (aunque confieso que duró bastante y yo empezaba a tener dudas… si hubieran conseguido avanzar un poco más, hubiera sido más difícil desmontarlo todo luego). Pero era duro renunciar al sueño de ver a astronautas dando saltitos por ahí, así que de nuevo, diferentes comités y grupos y grupúsculos de todo tipo se reunieron una y otra vez a ver qué misión “barata” se les podía ocurrir en la que siguiéramos viendo a los astronautas explorando el espacio.

Pues ir a la Luna es caro y nos han cancelado el megacohete que lo haría posible, pero con el cohetillo que parece que nos van a dejar construir podríamos ir a un asteroide”. Pues hala, todos con la idea del asteroide. Marte, ni en sueños. Repetir lo de la Luna (no preguntes para qué, aguafiestas) ya también nos lo han jodido. Pero si al menos pisamos un pedrusco… algo es algo… Venga, todos a ver cómo defendemos esto.

Y así llevamos año tras año.

¿Qué tiene esto de malo? ¿Es que no sería útil enviar astronautas a un asteroide? Pues a ver, dejadme que os responda con otra pregunta: ¿sería útil tener en casa un coche que también volara y navegara? Pues sí, claro que sí. Y molaría un huevo, con perdón. Pero, ¿merecería la pena? Valdría un pastizal, y podríamos hacer lo mismo por otros medios (volar en una línea aérea, navegar en un yate alquilado en vacaciones…). ¿Cuántos optaríamos por el supercoche-barco-avión si tuviéramos que pagarlo nosotros, teniendo en cuenta que, realmente, no lo necesitamos, por muy “cool” o fardón que sea?

Pues eso mismo es lo que está pasando, desde mi punto de vista. Y el de Richard Binzel, por lo que veo.

Binzel ha puesto el dedo en la llaga de la forma más visual posible, al parodiar con su diapositiva la forma en que se están haciendo las cosas. Y es que es absurdo decidir primero lo que se va a hacer (enviar astronautas allí arriba) y pensar luego para qué. La ciencia funciona (o debe funcionar) al revés: analicemos qué objetivo científico es realmente interesante, realmente útil para el avance de nuestro conocimiento, y veamos luego la forma de llevarlo a cabo. Sea con astronautas, con robots o con un telescopio. Lo que realmente se necesite. Si conseguimos presupuesto, claro, que esa es otra... Pero así debería funcionar el mundo. Lamentablemente, incluso en las mecas del conocimiento técnico y científico como el MIT, el JPL o la NASA, muchas veces se actúa por otras motivaciones. De forma irracional. Simplemente, porque mola. Aunque no queramos reconocer que ésta es la verdadera motivación.

APÉNDICE: Traducción del texto de la diapositiva

Experimento robótico de castillo de arena muy lejano (FARCE)

Estudio conceptual: Una nave robotizada (A) llega al objetivo. Construye un castillo de arena (B). (Algunos detalles técnicos y de presupuesto omitidos. Pero somos muy listos. Confía en nosotros).

(¡Próximamente!: convincentes animaciones con astronautas)

Desarrollo de tecnologías clave para el vuelo espacial tripulado
·         Superar los retos que suponen las operaciones de precisión en gravedad baja.
·         Opciones flexibles de misión: la Luna, Marte, asteroides.
·         Aplicable a la Defensa Planetaria y Recursos Espaciales.

Involucración de la comunidad científica
·         Selección del lugar y desarrollo de la plataforma instrumental.
·         Oportunidades para socios internacionales.

Compromiso a nivel popular y beneficios para las partes interesadas
·         Educativo: Actividad popular terrestre trasladada al espacio.
·         Concurso de diseño de castillos de arena: ¡Diversión para toda la familia!
·         Oportunidades comerciales, incluido el turismo espacial.
·         Futuros “selfies” con icónicos castillos de arena.

No es una misión científica, pero tiene beneficios científicos claros
·         Comprender las propiedades del regolito en diferentes mundos, incluyendo su profundidad, cohesión y distribución del tamaño de las partículas.
·         Significativos avances en capacidades de toma de muestras científicas.
·         Oportunidad para estudiar las propiedades térmicas del subsuelo.
·         La estabilidad del castillo como prueba del ambiente sísmico.
·         La erosión del castillo revela las condiciones medioambientales locales.

Con capacidad de innovación constante:
Seguiremos haciendo diapositivas hasta  que a alguien le guste algo.

Alternativamente: Apoyar un plan sostenible con objetivos convincentes útiles para el interés nacional por medio de metas cuidadosamente estudiadas y priorizadas.


(¡Bravo, Richard!)