La norteamericana de origen iraní Anousheh Ansari, de 40 años, primera mujer turista espacial, y cuarta persona en pagarse su propio pasaje a la Estación Espacial Internacional, ya está a bordo de este complejo.
Pero lo que ha motivado este articulito son las palabras que ha escrito en su diario describiendo su experiencia durante el ascenso, y que pueden leerse completas en inglés en su blog. Al igual que muchos otros viajeros espaciales antes que ella, Ansari describe una profunda sensación de emoción al contemplar nuestro planeta desde el espacio. Es evidente que algo muy hondo se mueve dentro del cerebro del ser humano cuando vemos por primera vez la Tierra desde allí arriba. Pero dejemos que sean las palabras de la propia Anousheh quienes nos hagan soñar con esa vista reservada a unos pocos privilegiados:
5… 4… 3… Me voy de verdad…2…Te quiero, Hamid…1… y un despegue suave.
Viendo el lanzamiento de la Soyuz TMA-8, nunca pensé que sería así de suave dentro de la cápsula… Fue como el despegue de un avión – después las G’s empezaron, pero muy suaves. Creo que alcanzaríamos 2 ó 2,5 g como máximo… luego la separación, y la eyección del carenado de proa. Todo muy suave. Un rayo de luz llenó la cápsula y una calidez inundó mi corazón. Creo que estaba riendo a carcajadas. Mi felicidad era indescriptible…
La separación de la última etapa fue lo más destacable para mí, y, después, la ingravidez…
Este maravilloso sentimiento de felicidad que pone una sonrisa en la cara de todo el mundo. Lentamente me elevé de mi asiento y continué riendo. Simplemente, no podía creerlo… para ser sincera, todo esto es todavía como un sueño para mí… Estaba sujeta con tanta fuerza que no podía mirar fuera. Finalmente, cuando estuvimos seguros en órbita, pudimos abrir nuestros visores y soltarnos los cinturones…
L.A. [Michael Lopez-Alegria] se quitó un guante y éste empezó a flotar por la cabina. Yo no podía parar de reír todo el tiempo… Finalmente fui capaz de echar un vistazo fuera, y vi la Tierra por vez primera… Unas lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. No podía controlar mi respiración… Incluso pensar ahora sobre ello, todavía hace que acudan las lágrimas a mis ojos. Ahí estaba nuestro bello planeta, girando graciosamente sobre sí mismo, bajo los cálidos rayos del sol… tan pacífico… tan lleno de vida… sin signos de guerra, sin señales de fronteras, sin signos de problemas, sólo pura belleza…
Cómo me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar este sentimiento en su corazón, especialmente aquellos que están a la cabeza de los gobiernos del mundo. Quizás esta experiencia les brindaría una nueva perspectiva y ayudaría a llevar la paz al mundo.
Creo que por ahora ya hay bastante… Ya os haré saber sobre el viaje aquí arriba en la próxima entrada…
Anousheh Ansari, 21 de septiembre de 2006 (Texto completo)
Es interesante ese sentimiento que describe Ansari, y que ha sido expresado también por otros muchos antes que ella: esa sensación de felicidad, de alegría, combinada con una intensa emoción al mirar hacia la Tierra… ¿Quizás simplemente algún desequilibrio químico provocado en el cerebro por la falta de gravedad? ¿O algo puramente emocional, ligado al vínculo que une a la especie humana con su planeta natal? No lo sé, pero, en cualquier caso, es algo que debe ser maravilloso experimentar. (Fotos NASA)
Pero lo que ha motivado este articulito son las palabras que ha escrito en su diario describiendo su experiencia durante el ascenso, y que pueden leerse completas en inglés en su blog. Al igual que muchos otros viajeros espaciales antes que ella, Ansari describe una profunda sensación de emoción al contemplar nuestro planeta desde el espacio. Es evidente que algo muy hondo se mueve dentro del cerebro del ser humano cuando vemos por primera vez la Tierra desde allí arriba. Pero dejemos que sean las palabras de la propia Anousheh quienes nos hagan soñar con esa vista reservada a unos pocos privilegiados:
5… 4… 3… Me voy de verdad…2…Te quiero, Hamid…1… y un despegue suave.
Viendo el lanzamiento de la Soyuz TMA-8, nunca pensé que sería así de suave dentro de la cápsula… Fue como el despegue de un avión – después las G’s empezaron, pero muy suaves. Creo que alcanzaríamos 2 ó 2,5 g como máximo… luego la separación, y la eyección del carenado de proa. Todo muy suave. Un rayo de luz llenó la cápsula y una calidez inundó mi corazón. Creo que estaba riendo a carcajadas. Mi felicidad era indescriptible…
La separación de la última etapa fue lo más destacable para mí, y, después, la ingravidez…
Este maravilloso sentimiento de felicidad que pone una sonrisa en la cara de todo el mundo. Lentamente me elevé de mi asiento y continué riendo. Simplemente, no podía creerlo… para ser sincera, todo esto es todavía como un sueño para mí… Estaba sujeta con tanta fuerza que no podía mirar fuera. Finalmente, cuando estuvimos seguros en órbita, pudimos abrir nuestros visores y soltarnos los cinturones…
L.A. [Michael Lopez-Alegria] se quitó un guante y éste empezó a flotar por la cabina. Yo no podía parar de reír todo el tiempo… Finalmente fui capaz de echar un vistazo fuera, y vi la Tierra por vez primera… Unas lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. No podía controlar mi respiración… Incluso pensar ahora sobre ello, todavía hace que acudan las lágrimas a mis ojos. Ahí estaba nuestro bello planeta, girando graciosamente sobre sí mismo, bajo los cálidos rayos del sol… tan pacífico… tan lleno de vida… sin signos de guerra, sin señales de fronteras, sin signos de problemas, sólo pura belleza…
Cómo me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar este sentimiento en su corazón, especialmente aquellos que están a la cabeza de los gobiernos del mundo. Quizás esta experiencia les brindaría una nueva perspectiva y ayudaría a llevar la paz al mundo.
Creo que por ahora ya hay bastante… Ya os haré saber sobre el viaje aquí arriba en la próxima entrada…
Anousheh Ansari, 21 de septiembre de 2006 (Texto completo)
Es interesante ese sentimiento que describe Ansari, y que ha sido expresado también por otros muchos antes que ella: esa sensación de felicidad, de alegría, combinada con una intensa emoción al mirar hacia la Tierra… ¿Quizás simplemente algún desequilibrio químico provocado en el cerebro por la falta de gravedad? ¿O algo puramente emocional, ligado al vínculo que une a la especie humana con su planeta natal? No lo sé, pero, en cualquier caso, es algo que debe ser maravilloso experimentar. (Fotos NASA)
1 comentario:
ojala algun dia pueda yo ver la tierra (si aun existe) con mis propios ojos.
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