22 marzo 2007

¿Desesperados, estúpidos, o ambos?

Así de contundentemente califica Keith Cowing, editor de NasaWatch, a los directivos de la agencia espacial norteamericana, tras filtrarse su decisión de cerrar el centro de investigación NIAC (NASA Institute for Advanced Concepts). Y, la verdad, tengo que decir que estoy de acuerdo con sus declaraciones.

El Instituto para Conceptos Avanzados de la NASA fue establecido para investigar nuevas ideas en materia aeronáutica y espacial. Era, por así decirlo, el organismo de I+D avanzado de la NASA (algo redundante, pues se convierte así en la I+D dentro de la I+D, pero es una forma de definir gráficamente sus funciones), que desarrollaba ideas tan futuristas como naves espaciales que se desplacen por el Sistema Solar utilizando los campos magnéticos para su propulsión, o enjambres de minúsculos robots enviados a explorar otros planetas, o trajes espaciales que generen su propia energía a partir del movimiento de su usuario, por ejemplo.

Como todo organismo dedicado a idear conceptos novedosos, muchos de ellos probablemente no saldrán nunca adelante, pero en ocasiones se puede dar con una idea que resulte revolucionaria, y justifique por sí sola la existencia del instituto.

Evidentemente, está la cuestión del coste. Pero es que en este caso no hablamos de nada desproporcionado, sino todo lo contrario: el NIAC tiene un presupuesto de 4 millones de dólares anuales, dentro de un presupuesto total para la NASA de 17.000 millones de dólares al año. Es decir, un 0,02% del presupuesto de la agencia espacial. Casi literalmente, nada.

Pero no sólo en términos relativos la cantidad es despreciable: en términos absolutos, 4 millones de dólares son también “el chocolate del loro”. Vale, a cualquiera de nosotros nos harían un buen apaño, pero en términos industriales son una verdadera minucia, incluso para una empresa pequeña (no digamos para la NASA...). Si Griffin y los suyos están cerrando el NIAC para compensar los 600 millones de dólares adicionales que necesitan en 2008 por sobrecostes en el programa Shuttle, es que, como dice Cowing, o están tontos, o desesperados... o ambos.

La verdad, apuesto por ambos, con perdón por lo de tontos, que sé que no lo son. Pero es que es absurdo, aunque entiendo que la administración de la NASA se encuentre entre la espada y la pared y se vean de algún modo “obligados” a hacer estas cosas. Lo de obligados, con muchas comillas, por supuesto.

Está claro que la visión de Bush le está haciendo mucho daño a la NASA: lo de llevar a cabo el programa Ares/Orión sin apenas variación en el presupuesto global de la agencia, comenzó obligando a cancelar multitud de programas con el objetivo de derivar sus fondos al nuevo programa presidencial. Este recorte afectó principalmente a la ciencia, con la cancelación de programas científicos y de investigación básica, algo que fue tremendamente criticado (yo incluido) en su día. Ahora, los incrementos en los costes (que, por acción de Murphy, cuando varían siempre lo hacen al alza) obligan a realizar nuevos recortes. Y le ha tocado al NIAC, aunque evidentemente será sólo uno más, pues con esos 4 millones poco harán...

Y eso es lo verdaderamente sorprendente, y lo que denota la desesperación a la que deben estar sujetos para buscar de dónde sacar el dinero. Y es que, sinceramente, no me gustaría estar en el pellejo de Griffin y sus colegas (bueno, no sé... si es con su sueldo, a lo mejor no me importaba tanto); porque si vuelven a recortar la parte científica, se les echará todo el mundo encima (aparte de que, recortar más, lo dejará reducido a un estado de anorexia terminal); si recortan la parte aeronáutica, también está chungo, porque ya sufrió mucho en el anterior recorte; otros programas menores, como el de nanotecnología o tecnologías de la información, por ejemplo, fueron ya reducidos hasta su casi eliminación total en el anterior tijeretazo, así que de ahí poco más se puede sacar... de modo que prácticamente no le deben quedar muchas opciones. Y esa es la única explicación (pobre, muy pobre) para cerrar el NIAC. Y digo que es pobre porque, dada la cuantía de la que hablamos, lo que se está haciendo es eliminar esta investigación sin conseguir nada a cambio. Porque no nos engañemos: esos 4 millones no son nada. Dicho de otra forma: es como si de repente nos quedamos en el paro, no tenemos para pagar la hipoteca, y le quitamos al niño el euro que le habíamos dado para comprarse chuches; seguimos con el problema exactamente igual, y el niño se queda llorando. Vale, es una comparación simplona, pero creo que elocuente.

En fin, que todo esto es muy triste. Y es que se están cargando la investigación, lo que podría dar buenos resultados a largo plazo, para salir del paso en el corto plazo. Se está hipotecando el futuro. (Foto: Pat Rawlings/NASA)

ACLARACIÓN POST-ARTÍCULO: Aunque lo menciono al principio del artículo, creo que lo hago tan de pasada que no queda claro: esto, por ahora, es sólo una filtración. Es decir, no ha habido comunicado oficial, aún no se ha comunicado el cierre del NIAC. Hasta podría ser que se echasen atrás, si se monta mucho revuelo. Pero por ahora, las fuentes de la filtración parecen de bastante credibilidad. Veremos en qué queda la cosa...


12 marzo 2007

Con un par...

Disculpad el título y la frivolidad del contenido de esta entrada, pero es que el asunto, por su estupidez intrínseca, me ha parecido digno de mención.

A saber: el estado norteamericano de Nuevo México ha declarado a Plutón planeta (y de paso, ha establecido la fecha del 13 de marzo como Día del Planeta Plutón). Con dos co...

He aquí la declaración, en versión original:

New Mexico Legislature: Declaring Pluto a Planet and March 13, 2007 as Pluto Planet Day"
NOW, THEREFORE, BE IT RESOLVED BY THE LEGISLATURE OF THE STATE OF NEW MEXICO that, as Pluto passes overhead through New Mexico's excellent night skies, it be declared a planet and that March 13, 2007 be declared "Pluto Planet Day" at the legislature."

Que vale que la nueva definición de planeta no ha estado exenta de polémica... Que vale que hay bastantes científicos que no están de acuerdo... Que vale que a los estadounidenses les ha disgustado bastante la "degradación" de "su" Plutón... Pero de ahí a nombrarle planeta en Nuevo México por decreto-ley...

¿Por qué precisamente Nuevo México? Bueno, pues porque allí vivió y murió Clyde William Tombaugh, el descubridor del actual planeta enano, según los nuevos criterios de la IAU. Tombaugh dio clases en la Universidad estatal de Nuevo México entre 1955 y 1973, aunque mantuvo relaciones con la misma hasta su muerte, en 1997.

Así que ya sabéis: si vais a Nuevo México, Plutón es el noveno planeta. En el resto del mundo sólo tenemos ocho. (Foto: Darren Phillips)

Erupciones extraterrestres

Los satélites de Júpiter Io, Europa, y la propia Tierra (aunque a menudo nos olvidemos de ella, por lo cotidiano) son probablemente, para mí, los tres cuerpos más bellos del Sistema Solar. La foto de Io que traigo hoy aquí, en blanco y negro y de baja resolución, no le hace justicia, pero presenta un detalle espectacular: una de las erupciones volcánicas más tremendas nunca vistas, que me recuerda más bien a las llamaradas solares.

Io es el cuerpo más activo del Sistema Solar, vulcanológicamente hablando. La intensa gravedad de Júpiter lo somete a unas fuerzas de marea tales que su interior, agitado por dichas fuerzas, se calienta provocando constantes erupciones como la que observamos en esta imagen.

La fotografía ha sido tomada por la sonda New Horizons en su periplo hacia Plutón. Aquí os la dejo para vuestro disfrute. (Foto: NASA)

06 marzo 2007

Wernher von Braun: una vida apasionante

El mes que viene, si se cumplen las previsiones, verá la luz un nuevo libro en castellano sobre temas del espacio. Se trata de mi cuarto libro, esta vez dedicado a la figura de Wernher von Braun.

Pronto podréis ver en mi web principal una presentación algo más detallada de este nuevo libro, con una reseña, quizás algún extracto de dos o tres páginas, y datos técnicos como el ISBN, el número de páginas (parece que rondará las 570) y el precio de venta. Pero, siendo esto un blog, aprovecharé para hablar aquí de forma algo más distendida sobre su contenido.

Lo confieso: yo no me había planteado escribir este libro. Mi aproximación a la historia de la exploración espacial siempre había sido un poco impersonal, fijándome más en los proyectos o en las misiones y en su contexto, que en los personajes individuales concretos. La aproximación más "humana" la hice en "Houston, tenemos un problema", al plantearlo en parte casi como un libro de aventuras, intentando reconstruir los accidentes desde una aproximación que podríamos llamar "televisiva" o novelada, complementada a continuación con la descripción más técnica. Pero en ningún caso me metí realmente en la vida de sus protagonistas, más allá de los minutos, horas o, como mucho días, que duraron sus respectivas odiseas espaciales. Ahora es todo lo contrario.

Como digo, hasta ahora no me había atraído la vida de las personas que protagonizaron la carrera espacial. Fue como consecuencia de una sugerencia de mi editorial cuando se me planteó la posibilidad de escribir la biografía de Von Braun. Y me alegro enormemente de haberlo hecho, porque no podía estar más equivocado en cuanto a lo apasionante que puede resultar la vida de algunos personajes.

La de Wernher von Braun, en concreto, es una de las historias más apasionantes que se pueden leer en relación con la historia de la astronáutica. Como todos los aficionados, yo conocía a grandes rasgos la historia de Von Braun, pero cuando te metes de lleno, el personaje resulta absorbente. Alguien que no sólo fue testigo de primera fila, sino actor protagonista, de toda la historia que va desde los inicios de las investigaciones con cohetes, hasta las primeras estaciones espaciales, pasando por la entrada en el espacio con el Sputnik, la puesta en órbita de Gagarin, y la llegada del hombre a la Luna. Sólo por esto, su vida ya resultaría apasionante, pero es que hay mucho más: también fue un protagonista de los esfuerzos bélicos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, época en la cual sus relaciones con Hitler, Himmler y otros líderes nazis podrían ser objeto de una apasionante película de intriga bélica. Y es que, además, Wernher von Braun a menudo no fue sólo un importante protagonista de la historia, sino que muchas veces fue él quien tiró de ella.

Por si todo esto fuera poco, su figura es una de las más polémicas del siglo XX, especialmente en el campo de la ciencia y la tecnología. Su pertenencia al partido nazi y a las SS (llegó a ser comandante de este cuerpo de élite tristemente famoso por sus excesos), unidas a su gran ambición y a su capacidad para convertirse en protagonista allá donde estuviera, le han granjeado fuertes enemistades a lo largo de los años. Su implicación en posibles crímenes de guerra, en relación con la utilización de prisioneros de campos de concentración para la fabricación de las V-2, en unas condiciones similares a las de los campos de exterminio, añade más controversia a un personaje que, aún hoy, levanta tantos odios como pasiones.

Creo que este libro no es una biografía cualquiera. Por una parte, no puede serlo, porque creo que pocas veces se encuentra uno frente a un personaje con una vida tan plena, tan compleja, y tan involucrada en algunos de los más importantes episodios de la Historia. Pero es que, además, no he querido hacer de esto una simple biografía. Así, en un cierto paralelismo con lo que hice en el "Houston...", donde los accidentes se convierten en el hilo conductor de un recorrido por toda la historia de la astronáutica, aquí hago algo parecido, y la vida de Wernher von Braun me permite hablar, por ejemplo, sobre el Sputnik y su tremendo impacto en la política y la sociedad norteamericana; o sobre el contexto histórico que, en plena democracia, llevó en Alemania a Hitler al poder apoyado por sus ciudadanos; o sobre las luchas internas que, aún hoy en día, son moneda corriente entre los diferentes centros que conforman la NASA; todo ello, por supuesto, aprovechando para retratar en cierta profundidad proyectos como el Apollo. El libro se convierte así, finalmente, en un reflejo de la historia de la parte central del siglo XX vista desde la perspectiva de una persona de una elevada complejidad humana, capaz de desarrollar los cohetes que llevaron al hombre a la Luna, e incapaz, al mismo tiempo, de ajustar el color de un televisor o de usar una taladradora.

Supongo que para un escritor, su último libro siempre es el mejor, igual que para un cantante lo es su último disco, o para un cineasta su última película. No se trata de decirlo por querer "venderlo" al exterior, sino que es lógico que se sienta realmente así, por todo el esfuerzo reciente que ha supuesto, y porque ha sido algo a lo que has dedicado a menudo los últimos años de tu vida (lo de "últimos", en el sentido de "recientes", que espero durar todavía unos cuantos más...). Pero creo que yo en este caso me siento especialmente satisfecho en gran medida por lo sorprendente que me ha resultado el resultado. Y es que, sinceramente, no pensaba que una biografía sobre Von Braun pudiera resultar tan apasionante. Y lo es, os lo aseguro.

Os animo a leer este libro, creo poder asegurar que os gustará. Tanto a apasionados del espacio, como a aficionados a la historia, o simples curiosos. Creo que la historia de este hombre y su entorno, no puede dejar a nadie indiferente.

Biografías de Von Braun hay muchas. En español no, pero en inglés hay docenas. Unas se focalizan hacia sus proyectos, otras hacia su vida personal, y otras hacia su faceta más polémica. Pero creo que este libro es diferente, en cuanto a que intento, por una parte, hacer un balance de las diferentes facetas humanas y profesionales del protagonista; y, por otra, lo complemento con una historia somera, pero que da una visión bastante amplia, de proyectos como la V-2 o el Apollo, entre otros.

Por supuesto, no sólo he utilizado biografías anteriores para escribir este libro. No es lo mío hacer refritos. Siempre que he podido, he acudido a fuentes directas. Y quizás la más representativa en este caso hayan sido los archivos desclasificados recientemente por el FBI y la CIA sobre Wernher von Braun. Cientos de folios en su día etiquetados como "Top Secret", y aún repletos de partes censuradas, a los que he tenido acceso y que puedo calificar como una de las lecturas más tediosas que he realizado en mi vida, pero que me han permitido incluir algunas citas muy reveladoras sobre algunos de los aspectos más oscuros y desconocidos de la vida del protagonista del libro.

El título no me convence demasiado, y no es el que yo había elegido inicialmente, pero en estas cosas la editorial también tiene bastante que decir. Si no se cambia a última hora, saldrá a la venta como “Wernher von Braun: la controvertida historia del hombre que nos llevó a la Luna” (bueno, el título principal será simplemente “Wernher von Braun”; el resto será el subtítulo). (Actualización: tras los diferentes retrasos que sufrió la publicación de este libro, el título quedó finalmente como "Wernher von Braun: entre el águila y la esvástica").

En fin, no me enrollo más, que ya lo he hecho bastante. Lo dicho, os animo a leerlo, incluso aunque no seáis unos apasionados del tema espacial. La historia de este hombre es digna de una película de acción, intriga y aventuras; y eso es algo que espero haber capturado en este libro. Espero que os guste. (Foto: NASA)