28 septiembre 2009

Paseando por Baikonur

Hoy simplemente os traigo unos enlaces, pero que me parecen bastante singulares. Se trata de un recorrido fotográfico por Baikonur, una visita virtual “en tres actos” al centro neurálgico del programa espacial ruso, a las mayores instalaciones espaciales del mundo, desperdigadas a lo largo y ancho de cientos de kilómetros cuadrados en medio de la estepa de Kazajistán.

La visita está dividida, como decía, en “tres actos”, o en tres fases diferenciadas:

1. La llegada a Baikonur. El paisaje de la estepa kazaja tal como se le presenta a alguien que llega allí por carretera.
2. La ciudad de Baikonur, la antigua Tyuratam, una ciudad que se creó de la nada con el único objetivo de dar soporte al naciente centro de lanzamiento de la Unión Soviética, en los años 50.
3. El cosmódromo y su museo.

Que lo disfrutéis.

18 septiembre 2009

El octavo pasajero

Aunque sea con algo de retraso, no podía dejar de contaros este notición: Buzz Lightyear regresó el pasado día 11 de su último vuelo al espacio, a bordo de la misión STS-128 del transbordador. Aquí podéis verlo, orgulloso y pletórico tras descender por la escalerilla del Discovery, después de haber cumplido a la perfección los objetivos de su misión.


En esta ocasión, Buzz ha llevado a cabo a bordo un programa de educación en el espacio centrado en las áreas científicas y técnicas (el programa STEM, siglas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), grabando una serie de episodios educativos que estarán disponibles online. Ahora le espera todavía una larga labor de relaciones públicas en tierra, con una aparición estelar en Disneyworld, Orlando, acompañado del resto de la tripulación del Discovery y del antiguo astronauta del Apollo 11 Buzz Aldrin.

Demos pues, la bienvenida a la Tierra, al gran Buzz Lightyear. Y ahora, si me lo permitís, tengo que tomarme mi medicación. En ocasiones veo Buzzes… (Foto: NASA)

El primer HTV ha llegado a la estación

Ayer, el primer vehículo de suministros automático japonés, el HTV, se acopló con la Estación Espacial Internacional. Había despegado de la base espacial de Tanegashima a bordo de un lanzador H-IIB el pasado 10 de septiembre. Con éste son ya tres los vehículos logísticos que sirven al complejo, al sumarse a la veterana nave rusa Progress (que nació a finales de los 70 para dar servicio a las estaciones Salyut, siguiendo después prestando servicio a la Mir y a la ISS), y a la europea ATV, que se estrenó el año pasado.

La HTV es muy similar en aspecto, tamaño y capacidad, a la nave europea (aunque sin los paneles solares de ésta), siendo ambas bastante superiores en estos términos a la Progress rusa. Pero tiene una importante diferencia con respecto a esas dos naves: la HTV no dispone de dispositivo de acoplamiento automático con la estación. Para que pueda llevarse a cabo este acoplamiento, la nave debe aproximarse al complejo espacial y quedarse allí a la espera de que los astronautas de su interior manejen el brazo robótico de la estación para capturar la nave, y a continuación llevarla hasta el puerto de acoplamiento adecuado. Ayer, por ver primera en la historia, se llevó a cabo esta operación: un brazo robótico capturó un vehículo de casi 10 metros de largo y 12 toneladas de peso y lo acopló con una estación espacial. Aunque ya anteriormente se habían realizado tareas similares con el transbordador espacial, capturando con su brazo robótico satélites averiados, lo más que se había llegado a hacer era meterlos en la bodega, nunca guiarlos con extrema precisión hasta un acoplamiento completo.

Tenemos, por tanto, un doble estreno: el de un nuevo vehículo no tripulado de suministro, y el de un nuevo procedimiento de alta precisión. Un doble estreno que ha sido todo un éxito. (Foto: NASA)

11 septiembre 2009

Buena respuesta de Mike Griffin a la Comisión Augustine

Tengo que reconocer que me ha sorprendido la respuesta que Griffin, el antiguo Administrador de la NASA hasta la llegada de Obama a la presidencia, ha dado al informe previo presentado por la Comisión Augustine. Y me ha sorprendido para bien.

La primera sorpresa ha sido parcial, y ha sido el hecho de encontrarme con la réplica por su parte. Muy típico de él, en ese sentido no es sorprendente: como ya dije hace algún tiempo, este hombre no se calla ni debajo del agua. Pero después de que hace unos meses hiciera públicas sus recomendaciones a la comisión (algo pasadas de rosca en sus formas, desde mi punto de vista), yo esperaba que ahora tuviera la “elegancia” de aceptar las conclusiones calladito, aunque no le gustaran. Pero no, eso era pedirle demasiado a Griffin…

Así que reconozco que cuando he leído lo de la réplica, he empezado a partirme de risa por dentro, esperando encontrarme con una rabieta más digna de una pelea de verduleras (y no me refiero a las dignas mujeres que nos venden las verduras). Esperaba eso, un espectáculo bochornoso y risible, pero no, ésa ha sido la verdadera sorpresa: la respuesta de Griffin ha sido bastante contenida e inteligente, y con mucho más peso en su corta extensión que todo el informe de la comisión. Desde mi punto de vista, en las formas, Griffin ha ganado por goleada, lo cual no era muy difícil, ya que, como comenté en la entrada anterior, el informe de la comisión es bastante deplorable en este sentido.

Es imposible saber desde fuera quién tiene razón, pero si de un debate político se tratara, diría que Griffin ha ganado por goleada. Porque Griffin presenta datos frente a las vaguedades de la comisión, contraataca con hechos frente a simple bla-bla-bla. Por supuesto, esto no quiere decir que tenga razón, pero el hecho de dar datos concretos (sin entrar en si son o no precisos) frente a vaguedades, le hace ganar muchísima credibilidad frente a un espectador externo. De eso era de lo que tanto me quejaba yo respecto al informe de la comisión: puede que haya sólidos datos detrás (esperaremos al informe final para saberlo), pero no lo demuestran, todo son vaguedades. Griffin se aprovecha hábilmente de ello, insinuando incluso que la comisión no da datos porque realmente no los tienen, insinuando que las opciones y recomendaciones presentadas no se han hecho en base a un análisis “profesional”; no sé si es cierto o no, pero desde luego ya dije que la impresión de falta de profesionalidad en la redacción del informe era clara, y Griffin se aprovecha de ello para ganar claramente de cara a la galería. Aunque sin datos objetivos por ambas partes para un observador imparcial, es imposible saber quién tiene razón.

No toda la carta de Griffin es un ejemplo de buen hacer, también hay que decirlo. En ocasiones se excede en algún comentario, o argumenta desde puntos de vista más “filosóficos” o “políticos” que técnicos, aprovechando también para intentar confundir al lector a su favor. Un ejemplo claro de esto es cuando ataca la opción presentada por la comisión de utilizar lanzadores comerciales en lugar del Ares I para subir astronautas a la órbita terrestre. Atacando duramente la recomendación de la comisión de pasar esos servicios al “sector comercial”, Griffin eleva el tono para contestar: “¿Qué sector comercial? En estos momentos, la única opción ‘comercial’ claramente disponible es el Ariane 5”. Ya sabíamos por su carta anterior que Griffin no quiere ni oír hablar de que la NASA no tenga su propio cohete para enviar a los astronautas al espacio, teniendo que usar cohetes de Boeing, Lockheed u otros; para él es casi un axioma de fé, aunque por supuesto no hay razones técnicas a favor o en contra, las únicas razones podrían ser estratégicas, políticas, o “filosóficas” (aunque no digo que no puedan tener su importancia). Pero la airada respuesta de Griffin no es más que un intento de liar la cuestión: acude al purismo del término “comercial” para dejar fuera al Delta IV Heavy y al Atlas 5 (los lanzadores en consideración para sustituir al Ares I), ya que estos lanzadores, aunque privados, no están completamente abiertos al mercado comercial: hoy en día, su único cliente es el ejército. Pero esto no quiere decir que no se pueda ampliar el abanico de clientes para incluir a la NASA. Aquí Griffin juega con los matices para hacer un pequeño engaño a su favor; desde luego, el tío vale para político.

Pero, aunque hay algún otro breve comentario donde se excede un poco, como he dicho me ha sorprendido la contención, contundencia e inteligencia del texto de Griffin en su conjunto. Ataca los puntos débiles del informe de la comisión sin piedad, y lo cierto es que se lo han puesto “a huevo”, con perdón. Por ejemplo, cuando el informe habla de la posibilidad de utilizar múltiples lanzamientos de lanzadores medios para llevar a cabo misiones de espacio profundo, lo cual requeriría, entre otras cosas, la creación de depósitos de combustible en órbita baja. En mi entrada anterior, aunque pasé sobre ello de puntillas, ya calificaba yo estas opciones de “poco realistas”, pero Griffin aprovecha para arremeter contra ello, con razón. Para mí, es un error de principiante presentar una opción tan claramente atacable por cualquiera con conocimientos técnicos del tema en un informe serio. Por muy sólido que sea el resto, si la cagas claramente en un punto y tu oponente aprovecha para meter el dedo ahí y hurgar, puede echar por tierra todo el buen hacer del resto del trabajo; es un fallo de ingenuos.

En uno de sus comentarios, Griffin dice exactamente lo mismo que decía yo en mi entrada anterior: en referencia a las diferentes opciones presentadas, de la forma en que están presentadas, “es imposible realizar comparaciones sólidas de coste/calendario/prestaciones/riesgo entre ellas”. Es la pura verdad, aunque yo aún confío en que esto se mejore en el informe final; si no, mala cosa. En cualquier caso, es un mal comienzo.

Otra ejemplo de duda clara expuesta por Griffin es la opción del Ares V Lite como lanzador único frente al Ares I más el Ares V. La comisión alega vagamente en su informe una mayor economía de esta opción, y Griffin ironiza que dónde está esa economía, argumentando además que la NASA hizo muchos estudios comparativos en su día y la opción AresI+Ares V era la más económica. Yo espero que la comisión tenga datos para respaldar su afirmación, pero como su informe previo sólo dice vaguedades, uno se queda con la duda. Éste era uno de los puntos a los que me refería yo en mi entrada anterior cuando decía que también tenía dudas sobre “el fondo” del informe, pero que esperaría a ver el informe final (esperando que incluyese esos datos) para pronunciarme. Y es que, a priori, no es tan claro que dos lanzamientos de un lanzador casi-pesado sean más económicos que un lanzamiento de un lanzador medio más un lanzador pesado. Sin un estudio detallado es imposible elegir: en el primer caso, se abaratan costes de desarrollo al diseñarse un solo modelo en lugar de dos; pero los costes de desarrollo son costes no recurrentes (se pagan sólo una vez), y a largo plazo lo importante son los costes recurrentes (los que se pagan con cada lanzamiento), y en este sentido parece que lanzar dos lanzadores pesados pueda ser más caro que lanzar uno pesado y otro ligero. Pero, por otra parte, usar dos lanzadores iguales puede bajar también esos costes recurrentes debido a la comunalidad, tanto en la fabricación en serie como en el mantenimiento y la operación… En fin, que son muchos parámetros a considerar, no es algo tan evidente que una opción sea mejor que la otra, se necesitan estudios comparativos detallados. Griffin juega con la ventaja de poder decir que ha hecho esos estudios, y con la credibilidad de que la NASA estuvo un tiempo decidiendo la mejor configuración, por lo que es lógico que dichos estudios existan; la comisión quizás los haya hecho, pero nada en lo que han publicado hasta ahora lo demuestra. Salvo que reaccionen rápido y puedan contrarrestar con datos los ataques de Griffin y otros que puedan venir, lo cierto es que la falta de profesionalidad en la forma de su informe, de la que tanto me quejé, les ha hecho quedar ahora en una posición débil, desde mi punto de vista.

La cosa tiene su importancia: al parecer, no sólo yo he quedado impresionado por la contundencia y fundamento de la carta de Griffin, sino que el Congreso de los Estados Unidos ha recibido la misma impresión. Hasta el punto de que la semana que viene habían convocado a Charles Bolden, Administrador de la NASA, para una audiencia en el Congreso, y ahora esa comparecencia se ha retrasado para llamar en su lugar a Michael Griffin. Interesante, ¿verdad?

Ya sé que soy rarito, pero yo disfruto con estas “peleas” como si se tratase de un programa del corazón para frikis. Vamos, muchísimo más divertido que ver a la Belén Esteban y la Mª José Campanario tirándose de los pelos, dónde va a parar…

(Si queréis leer completa la réplica de Griffin a la comisión, la tenéis aquí.)

09 septiembre 2009

La Comisión Augustine presenta su informe previo

La Comisión Augustine presentó ayer su "Summary Report" a la Casa Blanca, mientras se sigue trabajando en el informe definitivo. Dicho informe final diferirá de éste en cuanto a nivel de detalle y datos que respaldan las conclusiones y recomendaciones, pero no en cuanto a la "esencia" del contenido, que ya está aquí. Aunque personalmente espero que dicho informe final incluya un capítulo como "summary" que sea equivalente a éste pero más trabajado. Porque, personalmente, y sin entrar en su fondo, este resumen me ha parecido muy pobre en sus formas, y prácticamente inútil en su misión, que debe ser la de ayudar al presidente de los Estados Unidos a tomar una decisión.

Antes de explicar en detalle por qué digo esto, comentaré brevemente el contenido del informe. Digo brevemente, porque realmente no hay grandes novedades sobre lo que ya se había anticipado en anteriores comunicados extraoficiales por parte de miembros de la comisión.

El informe presenta a la Casa Blanca cinco opciones de cara al futuro del programa espacial tripulado norteamericano, algunas con pequeñas subvariantes. De estas 5 opciones, 2 son "obligatorias" y las otras 3 van "de regalo". Me explico: cuando se constituyó la comisión, se le pidió que entregase en sus conclusiones al presidente dos opciones entre las cuales Obama elegiría el futuro del programa espacial; y estas dos opciones deberían cumplir unos requisitos económicos, que básicamente eran el mantenimiento del presupuesto actual de la NASA entre 2010 y 2014, con una subida a partir de 2014 del 1,4% anual (por debajo del 2,4% anual previsto para la inflación). Así que la comisión ha presentado esas 2 opciones que se le pedían dentro de esas restricciones… pero como el resultado era bastante penoso, han decidido presentar otras 3 opciones adicionales que se saltan la restricción presupuestaria y que requerirían 3000 millones de dólares más al año de aquí a 2014, con un crecimiento posterior del presupuesto anual acorde con la inflación, es decir, del 2,4%.

Pues bien, de las dos opciones “dentro del presupuesto”, la primera es básicamente seguir igual que hasta ahora: abandonar el Shuttle en 2011 (se descarta en todos los casos hacerlo en 2010, aprovechando que la administración Obama ya tiene prácticamente asumida la extensión hasta 2011 para permitir terminar los vuelos a la estación), abandonar la estación en 2015, y seguir con el desarrollo del Ares I, Ares V y Orión. Con esta opción, el Ares V no estaría listo hasta 2020, y el módulo lunar y demás sistemas asociados a la misión lunar se irían hasta 2030 como mínimo. Además, el periodo sin disponibilidad de transporte, entre la baja del transbordador y la entrada en servicio del Orión, sería de 7 años (aunque hay que decir que en ninguna de las otras opciones baja de 6).

En la práctica, esta primera opción es claramente inaceptable: supone abandonar la estación justo cuando se acaba de terminar (algo que, lógicamente, la comisión desaprueba claramente en otra parte del informe; está claro que hacer eso sería absurdo, y un suicidio político); y, a cambio, no ofrece nada, sólo un montón de años por delante para desarrollar unos sistemas que servirían para ir… a ningún sitio. Absurdo. Para mí, ésta es una opción para rellenar una casilla, claramente. O más bien una forma sutil de presentar duramente la realidad de la situación actual…

Eso nos lleva a la opción 2, en la práctica la única aceptable dentro de las restricciones de presupuesto: abandonar el desarrollo tanto del Ares I como del Ares V, y desarrollar en su lugar un único Ares V algo menos potente (“Ares V Lite”), que estaría listo hacia 2020. La ISS se mantendría en activo hasta 2020, y el Shuttle se retiraría en 2011, mientras que la subida de astronautas a la órbita terrestre se realizaría con lanzadores convencionales. Con el nuevo lanzador Ares V Lite se podría pensar en realizar misiones a la Luna u otros destinos en el futuro, pero, como en la opción 1, esto tendría que empezar a partir de 2020, pues hasta entonces no habrá ni un dólar disponible para invertir en ello.

Como puede verse, si bien la opción 1 es de locos, la opción 2 tampoco es que sea la panacea: supone seguir haciendo más o menos lo mismo que hasta ahora (que ya es algo, porque con la 1, ni eso) mientras se va fabricando un cohete potente poquito a poco para que la próxima generación ya pueda empezar a pensar qué hacen con él. En realidad, la única diferencia práctica (aunque importante) con la opción 1 es que no se abandona la ISS, pero por lo demás es equivalente, aunque con lanzadores distintos (sin olvidar el gran atractivo que esto supone para la industria privada, que tendría en sus manos el acceso a la órbita baja).

De las opciones “fuera del presupuesto”, la primera, la opción 3, es básicamente seguir con los planes actuales, pero poniendo el dinero necesario para hacerlos posibles. La cuantía necesaria, común a las 3 opciones fuera del presupuesto, es la comentada anteriormente, y en esta opción eso supondría seguir adelante con el Ares I y el Ares V con el objetivo de poder volver a la Luna a mediados de la década de los 20. Pero eso sí, cargándose la ISS en 2015. Lo cual directamente convierte esta opción en inaceptable para cualquiera, desde mi punto de vista.

El resto de opciones “fuera del presupuesto” se plantean de forma que de aquí a la década de 2020 sí sea posible ir “a alguna parte”. No entraré en detalles, que ya se hace cansino y ya tendremos tiempo de seguir hablando de esto, pero comentaré que se descarta totalmente la misión a Marte, y se presentan opciones bien para ir a la Luna, o bien para volar de acá para allá sin descender en ningún sitio (misiones tripuladas a la órbita lunar, a la órbita marciana, a los puntos de Lagrange…). Para llevarlo a cabo se presentan diferentes opciones de lanzadores, desde el Ares V Lite hasta derivados del Space Shuttle, pasando por la utilización de lanzadores comerciales (poco realista en este caso por su escasa potencia y la excesiva complejidad que introducen, con múltiples lanzamientos necesarios).

Y, aunque reconozco que he sido muy parco aquí explicando el resto de opciones, mi mayor queja hacia el presente informe (preliminar, eso sí) es que resulta tan poco claro como este resumen que acabo de hacer. Tanto, que me parece imposible tomar alguna decisión en base a este documento, aunque seas un experto en el tema. Y si pensamos que va dirigido a políticos y no a especialistas, esa falta de claridad es especialmente grave.

El problema del presente informe, y que espero sinceramente que se arregle en el definitivo, es que apenas se presentan datos. Hay opciones, sí, pero… ¿cómo las comparo? ¿Cuáles son los pros y los contras de cada una? ¿Qué impacto tienen unas y otras en la NASA, en la industria privada, en la masa laboral de los diferentes estados afectados, etc…? Nada, no hay nada, no me refiero ya a datos detallados, sino simplemente a una tabla resumen de pros y contras de cada opción, y una comparativa entre opciones que tenga en cuenta determinados parámetros básicos (técnicos, científicos, laborales, políticos… caben muchos, pero pueden elegirse fácilmente los 4 ó 5 más relevantes). En fin, falta lo más básico en un informe como éste: algo en base a lo cual poder elegir, porque si no… ¿elegimos simplemente la opción que nos parezca “más chula”? Hombre, ya sé que no sería la primera vez que un político hace esto, pero no se lo pongamos tan a huevo…

Mi queja está, por tanto, en la forma más que en el fondo. Bueno, sobre el fondo tengo mis dudas, pero esperaré a ver los análisis que hay detrás de cada caso presentado, cuando salga el informe definitivo (espero que ofrezcan esa información). Pero si se presenta un informe preliminar a modo de resumen de conclusiones, para que se vaya debatiendo a nivel político, presentar un documento como éste me parece, personalmente, una cagada, con perdón.

Seamos claros: no sólo en política, sino en el día a día de cualquier empresa o institución, lo más normal es que un informe completo no se lo lea nadie. Así de claro. Me refiero a nadie de a quienes va dirigido, de quienes tienen que tomar una decisión en base a dicho informe. Esas personas van al resumen, al sumario, eso se lo leen, y si en algún punto tienen alguna duda, acuden al capítulo adecuado para leer ese detalle más en profundidad. Pero salvo eso, lo único que se lee es el resumen. Por eso, el resumen debe mostrar todos los datos importantes de forma muy clarita, especialmente las conclusiones. Si existen dichas conclusiones, basta con presentarlas, y el que quiera saber el porqué de cada una, que se lea el resto; pero si no hay conclusiones, como es este caso, y lo que hay es una lista de opciones para que el jefe elija, lo que hay que presentar es datos objetivos que permitan comparar y tomar una decisión. Aquí esos datos prácticamente no existen, y los pocos que se dan no están claritos en formato tabla, sino que hay que rebuscarlos entre un texto que resulta farragoso. La verdad, parece que este documento lo hubiera redactado un becario, tiene más pinta de proyecto fin de carrera que de informe profesional con el que se pueda trabajar de verdad. Si en mi trabajo pido un informe de este estilo y me presentan esto, lo devuelvo para que me lo repitan, os lo aseguro; con esto no hay quien pueda sacar nada útil en claro.

Como digo, quiero creer que el informe final incluirá un capítulo resumen de ese estilo que comento, porque va a ser prácticamente lo único que se van a leer Obama y sus asesores (bueno, Obama no leerá ni eso). El informe completo lo vamos a leer cuatro especialistas y cuatro frikis, pero los políticos que van a tomar la decisión ni lo entenderían ni tienen tiempo para leérselo entero. Por eso es tan importante que el “summary” sea claro, conciso, y contenga los datos adecuados para tomar una decisión (y diría más… que se presente de tal forma que intentemos que se tome la decisión que queremos; y estoy contando muchos trucos hoy). Este informe preliminar no cumple ninguna de estas premisas. Y en base a esto, tengo mis dudas de que el próximo las cumpla. Pero en fin, ya veremos… Entre tanto, me temo que la gente de Obama no va a perder mucho el tiempo con esto. Además, bastante tienen ya con intentar arreglar su sistema sanitario, ahora que por fin parece que lo de la crisis les deja un rato para ello. Lo que menos le importará ahora a la Casa Blanca es qué hacer con sus astronautas. Para eso hay tiempo…

01 septiembre 2009

Comisión Augustine: el informe se retrasa

Hace tres semanas comentábamos aquí, en base a declaraciones de algunos de sus miembros, cuáles iban a ser las principales conclusiones de la Comisión Augustine encargada de analizar el presente y el futuro del programa espacial norteamericano. En aquel momento se esperaba presentar un primer borrador la Casa Blanca unos días después, y el informe final a finales de mes. De hecho, ayer 31 de agosto debía ser el día en el que la comisión presentase oficialmente su tan esperado informe.

Pues bien, parece que vamos a tener que esperar. El informe no está listo aún, y parece que no lo estará hasta mediados de septiembre. Ahora se anuncia que en los próximos tres días se pasará un borrador a la Casa Blanca, mientras se sigue trabajando en la versión final de las conclusiones de la comisión.

No parece que vaya a haber grandes sorpresas sobre lo ya filtrado con anterioridad, pero resulta significativo este retraso, que podría reflejar el esfuerzo que se está realizando en dar nuevas vueltas de tuerca para intentar presentar unas opciones lo más “presentables” posible dentro del presupuesto disponible. Aún así, los portavoces de la comisión ya han avisado: no esperemos sorpresas. De donde no hay, no se puede sacar.

En cualquier caso, y como ya he comentado en otras ocasiones, la publicación del informe definitivo no significará el final de este “culebrón”. No olvidemos que la comisión propone y Obama dispone. Y tendremos que esperar un tiempo indefinido para conocer por qué opción se decanta el presidente… o si decide seguir un camino diferente. No sería la primera vez…