Ayer leí (con algo de retraso) una cosa que me dio que pensar. Se trata de unas declaraciones del norteamericano Robert Zubrin, el fundador de The Mars Society. No es que yo sea lo que se dice un seguidor de Zubrin, pero de vez en cuando dice alguna cosa coherente, como en esta ocasión.
Criticaba Zubrin (que aprovecha siempre que puede para criticar a la NASA, no sé si como ex-empleado resentido, aunque también a veces con razón) los planes de la NASA de llevar a cabo una misión encargada de desorbitar al telescopio espacial Hubble. La misión consistiría en diseñar un módulo de propulsión que sería enviado al espacio para acoplarse con el telescopio, y encargado de sacarlo de su órbita en una maniobra de reentrada controlada. Con ello se conseguiría evitar el riesgo que supondría una reentrada descontrolada del aparato, con el peligro de que sus restos pudieran caer sobre zonas habitadas y suponer una amenaza para la población.
El problema es que esta misión (aún simplemente una idea, no es algo decidido) costaría unos 300 millones de dólares. Y planteaba Zubrin que es absurdo gastar esa cantidad para eliminar un riesgo que es bastante remoto. Efectivamente, lo más probable, por simple distribución geográfica, es que los restos caigan bien sobre el mar, o bien sobre zonas deshabitadas, pues las ciudades representan un área minúscula de la superficie terrestre. Y dado que la órbita del Hubble lo llevaría a caer con más probabilidad en áreas del Tercer Mundo (sí, les toca todo, a los pobres...), argumentaba Zubrin que sería mucho más útil emplear esos 300 millones de dólares en ayudas a esos países que en la misión de sacada de órbita del Hubble. Efectivamente, esos 300 millones en ayudas quizás salvarían las vidas de centenares o miles de personas, mientras que el Hubble lo más probable sería que matase entre una y ninguna.
Pues tiene razón Zubrin, para qué negarlo... aunque en el fondo sus palabras sean, como a menudo, bastante demagógicas, pero en este caso es una demagogia que invita a la reflexión.
Para mí, la verdadera crítica a la NASA sería por qué se diseñó el Hubble sin tener en cuenta el peligro que podría suponer su reentrada, habiéndose debido prever ya en su diseño la inclusión del motor de salida de órbita que solucionase el problema. Ello habría evitado el riesgo con tan sólo una pequeña fracción del coste que ahora supone la misión planteada.
Y es que lo cierto es que la NASA no ha tenido históricamente mucha preocupación por la reentrada de sus ingenios espaciales, al menos en el momento de diseñarlos. Fue el caso, por ejemplo, del Skylab, su única estación espacial hasta la fecha (dejando aparte su gran participación en la ISS). Con un tamaño muy superior al del Hubble, su reentrada descontrolada en 1979 mantuvo en vilo a medio mundo, con un importante impacto mediático, ante el riesgo de que sus fragmentos pudieran caer sobre alguna zona habitada (al final, cayeron sobre el Océano Indico y sobre el desierto australiano). Dicho en castizo, parece que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, o que sólo piensan en la reentrada cuando se aproxima el final de la vida útil, cuando ya la cosa no tiene remedio (o lo tiene complicado y caro, como en el caso del Hubble).
Pero volvamos a los comentarios de Zubrin, que tienen su miga. Y es que, efectivamente, los 300 millones de dólares serían mucho más útiles para la Humanidad, y para el Tercer Mundo, y para salvar vidas humanas, que empleados en el módulo para el Hubble, que seguramente es innecesario. Pero también está claro que ni la NASA ni el gobierno norteamericano (ni cualquier otro) aceptarían nunca hacer este cambio.
¿Por qué? Pues por una razón de publicidad (publicidad negativa), simplemente. Porque de nada serviría que la NASA hiciese una donación de 300 millones de dólares para proyectos humanitarios en el Tercer Mundo, si luego un fragmento del Hubble mata a una persona, o simplemente daña propiedades (sin daños personales) en algún país del Tercer Mundo. Si esto ocurriera, nadie pensaría en los 300 millones donados, daría igual: las críticas a la agencia serían demoledoras.
Lamentablemente, así funcionamos en el mundo, todos nosotros. Así que es lógico que prefieran utilizar esos 300 millones en protegerse de un posible bochorno internacional que en mejorar las condiciones de vida en el Tercer Mundo. Dejando aparte el hecho prosaico de que las indemnizaciones a pagar por los posibles daños (humanos o materiales) superarían probablemente con mucho esa cifra, por pequeño que fuese el daño, mala prensa aparte. Así que gastar ese dinero en la misión de fin de vida del telescopio, probablemente no es lo razonable, pero sí lo lógico, en nuestra sociedad. Lo que habría que exigirles es que la próxima vez que diseñen una misión cuya reentrada pueda poner en riesgo a la población, que lo tengan en cuenta desde el principio. Así podrán emplearse esos 300 millones de dólares (o, digamos, 250, teniendo en cuenta el sobrecoste que supondría incorporar en el diseño inicial del ingenio los sistemas necesarios para su correcto "funeral") en cosas mucho más útiles. (Foto: NASA)
Criticaba Zubrin (que aprovecha siempre que puede para criticar a la NASA, no sé si como ex-empleado resentido, aunque también a veces con razón) los planes de la NASA de llevar a cabo una misión encargada de desorbitar al telescopio espacial Hubble. La misión consistiría en diseñar un módulo de propulsión que sería enviado al espacio para acoplarse con el telescopio, y encargado de sacarlo de su órbita en una maniobra de reentrada controlada. Con ello se conseguiría evitar el riesgo que supondría una reentrada descontrolada del aparato, con el peligro de que sus restos pudieran caer sobre zonas habitadas y suponer una amenaza para la población.
El problema es que esta misión (aún simplemente una idea, no es algo decidido) costaría unos 300 millones de dólares. Y planteaba Zubrin que es absurdo gastar esa cantidad para eliminar un riesgo que es bastante remoto. Efectivamente, lo más probable, por simple distribución geográfica, es que los restos caigan bien sobre el mar, o bien sobre zonas deshabitadas, pues las ciudades representan un área minúscula de la superficie terrestre. Y dado que la órbita del Hubble lo llevaría a caer con más probabilidad en áreas del Tercer Mundo (sí, les toca todo, a los pobres...), argumentaba Zubrin que sería mucho más útil emplear esos 300 millones de dólares en ayudas a esos países que en la misión de sacada de órbita del Hubble. Efectivamente, esos 300 millones en ayudas quizás salvarían las vidas de centenares o miles de personas, mientras que el Hubble lo más probable sería que matase entre una y ninguna.
Pues tiene razón Zubrin, para qué negarlo... aunque en el fondo sus palabras sean, como a menudo, bastante demagógicas, pero en este caso es una demagogia que invita a la reflexión.
Para mí, la verdadera crítica a la NASA sería por qué se diseñó el Hubble sin tener en cuenta el peligro que podría suponer su reentrada, habiéndose debido prever ya en su diseño la inclusión del motor de salida de órbita que solucionase el problema. Ello habría evitado el riesgo con tan sólo una pequeña fracción del coste que ahora supone la misión planteada.
Y es que lo cierto es que la NASA no ha tenido históricamente mucha preocupación por la reentrada de sus ingenios espaciales, al menos en el momento de diseñarlos. Fue el caso, por ejemplo, del Skylab, su única estación espacial hasta la fecha (dejando aparte su gran participación en la ISS). Con un tamaño muy superior al del Hubble, su reentrada descontrolada en 1979 mantuvo en vilo a medio mundo, con un importante impacto mediático, ante el riesgo de que sus fragmentos pudieran caer sobre alguna zona habitada (al final, cayeron sobre el Océano Indico y sobre el desierto australiano). Dicho en castizo, parece que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, o que sólo piensan en la reentrada cuando se aproxima el final de la vida útil, cuando ya la cosa no tiene remedio (o lo tiene complicado y caro, como en el caso del Hubble).
Pero volvamos a los comentarios de Zubrin, que tienen su miga. Y es que, efectivamente, los 300 millones de dólares serían mucho más útiles para la Humanidad, y para el Tercer Mundo, y para salvar vidas humanas, que empleados en el módulo para el Hubble, que seguramente es innecesario. Pero también está claro que ni la NASA ni el gobierno norteamericano (ni cualquier otro) aceptarían nunca hacer este cambio.
¿Por qué? Pues por una razón de publicidad (publicidad negativa), simplemente. Porque de nada serviría que la NASA hiciese una donación de 300 millones de dólares para proyectos humanitarios en el Tercer Mundo, si luego un fragmento del Hubble mata a una persona, o simplemente daña propiedades (sin daños personales) en algún país del Tercer Mundo. Si esto ocurriera, nadie pensaría en los 300 millones donados, daría igual: las críticas a la agencia serían demoledoras.
Lamentablemente, así funcionamos en el mundo, todos nosotros. Así que es lógico que prefieran utilizar esos 300 millones en protegerse de un posible bochorno internacional que en mejorar las condiciones de vida en el Tercer Mundo. Dejando aparte el hecho prosaico de que las indemnizaciones a pagar por los posibles daños (humanos o materiales) superarían probablemente con mucho esa cifra, por pequeño que fuese el daño, mala prensa aparte. Así que gastar ese dinero en la misión de fin de vida del telescopio, probablemente no es lo razonable, pero sí lo lógico, en nuestra sociedad. Lo que habría que exigirles es que la próxima vez que diseñen una misión cuya reentrada pueda poner en riesgo a la población, que lo tengan en cuenta desde el principio. Así podrán emplearse esos 300 millones de dólares (o, digamos, 250, teniendo en cuenta el sobrecoste que supondría incorporar en el diseño inicial del ingenio los sistemas necesarios para su correcto "funeral") en cosas mucho más útiles. (Foto: NASA)
1 comentario:
Dudo que los poderosos de Norte Ámérica vayan a preferir gastar 300 millones de sus dólares para hacer el bien a nadie que no sea ellos mismos. A no ser que dicha cifra se invierta en ejército, para la ejecución de una campaña humanitaria o similar de dudosa reputación, en cuyo destino existan pozos de petróleo u otras golosinas similares.
Les dejo aquí el enlace a mi blog, donde he realizado hace poco un video-documental que quizás les interese, un saludo:
http://www.cartonpluma.blogspot.com
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