22 septiembre 2006

Una intensa experiencia emocional

La norteamericana de origen iraní Anousheh Ansari, de 40 años, primera mujer turista espacial, y cuarta persona en pagarse su propio pasaje a la Estación Espacial Internacional, ya está a bordo de este complejo.

Pero lo que ha motivado este articulito son las palabras que ha escrito en su diario describiendo su experiencia durante el ascenso, y que pueden leerse completas en inglés en su blog. Al igual que muchos otros viajeros espaciales antes que ella, Ansari describe una profunda sensación de emoción al contemplar nuestro planeta desde el espacio. Es evidente que algo muy hondo se mueve dentro del cerebro del ser humano cuando vemos por primera vez la Tierra desde allí arriba. Pero dejemos que sean las palabras de la propia Anousheh quienes nos hagan soñar con esa vista reservada a unos pocos privilegiados:

5… 4… 3… Me voy de verdad…2…Te quiero, Hamid…1… y un despegue suave.

Viendo el lanzamiento de la Soyuz TMA-8, nunca pensé que sería así de suave dentro de la cápsula… Fue como el despegue de un avión – después las G’s empezaron, pero muy suaves. Creo que alcanzaríamos 2 ó 2,5 g como máximo… luego la separación, y la eyección del carenado de proa. Todo muy suave. Un rayo de luz llenó la cápsula y una calidez inundó mi corazón. Creo que estaba riendo a carcajadas. Mi felicidad era indescriptible…

La separación de la última etapa fue lo más destacable para mí, y, después, la ingravidez…

Este maravilloso sentimiento de felicidad que pone una sonrisa en la cara de todo el mundo. Lentamente me elevé de mi asiento y continué riendo. Simplemente, no podía creerlo… para ser sincera, todo esto es todavía como un sueño para mí… Estaba sujeta con tanta fuerza que no podía mirar fuera. Finalmente, cuando estuvimos seguros en órbita, pudimos abrir nuestros visores y soltarnos los cinturones…

L.A. [Michael Lopez-Alegria] se quitó un guante y éste empezó a flotar por la cabina. Yo no podía parar de reír todo el tiempo… Finalmente fui capaz de echar un vistazo fuera, y vi la Tierra por vez primera… Unas lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. No podía controlar mi respiración… Incluso pensar ahora sobre ello, todavía hace que acudan las lágrimas a mis ojos. Ahí estaba nuestro bello planeta, girando graciosamente sobre sí mismo, bajo los cálidos rayos del sol… tan pacífico… tan lleno de vida… sin signos de guerra, sin señales de fronteras, sin signos de problemas, sólo pura belleza…

Cómo me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar este sentimiento en su corazón, especialmente aquellos que están a la cabeza de los gobiernos del mundo. Quizás esta experiencia les brindaría una nueva perspectiva y ayudaría a llevar la paz al mundo.
Creo que por ahora ya hay bastante… Ya os haré saber sobre el viaje aquí arriba en la próxima entrada…

Anousheh Ansari, 21 de septiembre de 2006 (Texto completo)

Es interesante ese sentimiento que describe Ansari, y que ha sido expresado también por otros muchos antes que ella: esa sensación de felicidad, de alegría, combinada con una intensa emoción al mirar hacia la Tierra… ¿Quizás simplemente algún desequilibrio químico provocado en el cerebro por la falta de gravedad? ¿O algo puramente emocional, ligado al vínculo que une a la especie humana con su planeta natal? No lo sé, pero, en cualquier caso, es algo que debe ser maravilloso experimentar. (Fotos NASA)

21 septiembre 2006

Una divertida anécdota sobre conspiraciones

Sí, ya sé que este tema ya está tratado en un reciente articulillo de este blog, pero es que esta anécdota me ha resultado graciosa (aunque nada sorprendente), y quería compartirla con vosotros.

La comentaba David Portree, prestigioso especialista norteamericano en historia de la exploración espacial, en un foro especializado. Y gira en torno a la famosa “cara de Marte”, el fenómeno geológico marciano de la región de Cydonia que en fotos de las sondas Viking aparecía como una cara humana, y que levantó toda suerte de teorías sobre civilizaciones extraterrestres, aunque era evidente que se trataba de un simple efecto óptico (la similitud con una cara humana desaparecía simplemente al cambiar las condiciones de iluminación). Pronto, algunos creyeron ver incluso evidencias de una ciudad próxima a la cara, con templos y fortificaciones… En fotografías de misiones posteriores con mayor resolución, resultó claro que el fenómeno no era distinto de las caras que los antiguos creían ver en la superficie de la Luna, los supuestos canales de Schiaparelli en Marte, o las formas de las nubes.

Reproduzco aquí, con permiso de David y traducidas, las palabras del propio Portree contando su anécdota:

Hace unos cuantos años, caí por una web en la que insistían en que “la cara” era de origen alienígena. Estaba lleno de delirios sobre la conspiración de la NASA para ocultar la verdad. Esto era después de que las imágenes de la Mars Global Surveyor mostrasen que “la cara” era una meseta natural.

No me pude resistir. Les escribí que, en realidad, “la cara” había sido de verdad una cara, que era de origen extraterrestre, pero que la NASA la había volado para ocultar la verdad. La Mars Observer perdida [una sonda que fracasó en su misión, perdiendo contacto con tierra] no había sido enviada para explorar Marte. Por el contrario, transportaba un arma nuclear diseñada para destrozar “la cara”, y había llevado a cabo su misión con éxito.

Uno o dos años más tarde, un fan de “la cara” me lanzó una arenga sobre algo que yo había escrito en algún sitio sobre la Mars Observer, y a continuación me citaba mi propia historia inventada, sin saber que en realidad había sido yo el origen de esa “revelación”. Le dije que esa historia la había inventado yo mismo de guasa, pero él siguió insistiendo en que era cierta.

Mi broma ha terminado siendo parte de la leyenda de “la cara”. Desde aquí, pido disculpas al Universo.

David S. F. Portree
(Origen de las fotos, de arriba a abajo: Orbitador de la Viking 1, NASA; Mars Global Surveyor, NASA; Mars Express, ESA)

19 septiembre 2006

Un punto azul pálido

¿Cómo se ve la Tierra desde el espacio? Parece una pregunta tonta, pues todos estamos ya completamente acostumbrados a verla en fotografías, sean fotos tomadas por las naves Apollo (buena parte de las que conocemos del globo terráqueo al completo), sean fotos del Meteosat, o, sin ir más lejos, a través del Google Earth (aunque estas últimas son tan detalladas que cuesta pensar que son vistas espaciales, pareciendo más bien la perspectiva que se tiene desde un avión).

Pero no me refiero a eso. Eso es nuestro entorno cercano, poco más que alejarse uno o dos pasos de la puerta de nuestra casa. Pero ¿cómo se vería la Tierra, digamos, desde Saturno? Bien, pues en la foto adjunta tenéis la respuesta. A la izquierda, una recreación por ordenador. A la derecha, la foto real tomada por la sonda Cassini en órbita alrededor del planeta de los anillos. Sí, ese pequeño puntito blanco es la Tierra. Como lo llamó Carl Sagan en el título de una de sus obras, “A pale blue dot” (Un punto azul pálido). Toda una lección de humildad, ¿eh?