08 octubre 2007

50 AÑOS

Hace 50 años nació la Era Espacial. ¿Qué escribir para conmemorar un evento así? ¿Qué escribir para un blog como éste, que pretende aportar algo más que lo que podemos leer en cualquier otro sitio? Porque siento que no puedo pasar por un aniversario tan importante sin hacerle honor, y al mismo tiempo es difícil decir algo que no se haya dicho ya en decenas de sitios... o que no haya escrito yo mismo recientemente para alguna publicación. Así que creo que lo único un poco especial que puedo hacer (y tampoco es que sea muy original, pero en fin...) es tratarlo desde el punto de vista personal, dejando que leáis en otros sitios la apasionante historia de cómo se gestó esta histórica empresa o el impacto que tuvo sobre el mundo (el número de Espacio del mes de septiembre es un buen lugar, si me permitís recomendarlo; en un pequeño especial que publica sobre el aniversario, Manuel Montes nos regala un magnífico artículo sobre la historia del desarrollo y el lanzamiento del Sputnik, y yo hago mi aportación personal con otro sobre el impacto sociopolítico que el hecho tuvo sobre la sociedad occidental; un fragmento de mi artículo lo podéis leer también online).

Pero, antes de empezar a reflexionar sobre lo que la actividad espacial ha aportado a la Humanidad en estos 50 años, dejadme recordar que éste es un año de lo más especial para todos los amantes de la Historia de la Exploración Espacial. Y es que éste es un año de aniversarios, de muchísimos aniversarios. Por ejemplo, es el 150º aniversario del nacimiento de Tsiolkovsky, uno de los más relevantes padres de la astronáutica; es también el centenario del nacimiento de Korolev, el principal artífice del programa espacial ruso, y el responsable de que este año celebremos el cincuentenario del Sputnik; también se cumple este año el 30º aniversario de la muerte de Wernher von Braun, la persona que consiguió lanzar la cohetería a nivel mundial y el más carismático promotor de la astronáutica en toda su historia; y, aunque reconozco que esto lo nombro por razones algo subjetivas (aniversarios de misiones podríamos encontrar decenas), también se cumple el 30º aniversario del lanzamiento de las sondas Voyager, para mí las más románticas representantes de la exploración no tripulada del espacio, por múltiples razones, como ya escribí por aquí en su día.

Pero no cabe duda de que el principal aniversario es el del lanzamiento del Sputnik: con él dio comienzo la Era Espacial. Por él, el mundo se embarcó en una carrera político-tecnológica que primeramente puso al hombre en el espacio, y finalmente culminó con su llegada a la Luna. Con él, la Humanidad se adentró en un nuevo terreno, se abrió una nueva frontera de incalculable (y en gran medida desconocido) potencial, que nos llevaría a una callada pero espectacular revolución tecnológica que hoy todos consideramos cotidiana, pero que en gran medida es mucho más que lo que en los años 50 y 60 se esperaba para el famoso “año 2000”.

Y es que, aunque no nos vistamos con mallas blancas y hombreras descomunales, como se pintaba a los “humanos en el 2000”, aunque sigamos comiendo jamón y no pastillitas (afortunadamente), y aunque no vivamos en colonias espaciales que se desplazan a través de la galaxia, como se especulaba para nuestra época actual en aquellos años de tremenda revolución espacial, lo cierto es que, sin darnos cuenta, vivimos en un mundo inimaginable en aquellos años.

Al hablar de la astronáutica y la exploración espacial, solemos pensar en la parte más vistosa de la misma: la tripulada. Y es cierto que en ese terreno no se han dado pasos espectaculares desde que llegamos a la Luna en 1969. De hecho, en cierto modo hasta hemos ido hacia atrás, al menos en apariencia… Pero en otras facetas, lo que nos ha aportado la Era Espacial ha sido espectacular.

Lo más evidente, cuando pensamos en los beneficios de esta actividad, son las telecomunicaciones: telefonía, radio y televisión transmitidas en directo entre dos lugares cualesquiera del mundo; la capacidad de recibir o transmitir información desde cualquier lugar inhóspito (una científico en la Antártida, un navegante en medio del océano, o un soldado en medio del desierto) sin más que un pequeño equipo… todo eso era algo impensable hace sólo 50 años.

Pero no se trata sólo de las comunicaciones: saber si mañana debemos coger el paraguas o si será un buen día para irnos a la montaña, es algo que también debemos en buena parte a los satélites meteorológicos. Sin ellos, esta ciencia nunca podría haber llegado al nivel que tiene hoy día.

Nuestro futuro también se ve ayudado por estos olvidados aparatos herederos de aquel pequeño Sputnik de 1957: el descubrimiento del agujero de ozono sobre la Antártida, la evidencia del avance de la deforestación o la desertización, el seguimiento del calentamiento global de los océanos o del retroceso de los hielos en los polos son sólo algunos ejemplos de cómo las aplicaciones espaciales nos pueden ayudar a comprender mejor nuestra interacción con nuestro planeta. Que sepamos utilizar adecuadamente esta información ya es otra cuestión…

También cuando comemos pescado, en buena medida estamos utilizando indirectamente tecnología espacial. No sólo los barcos navegan y se comunican vía satélite, sino que también algunos países utilizan la información obtenida de sus ingenios espaciales para dirigir sus flotas hacia los bancos de peces, maximizando así las capturas. Después, otros satélites podrán confirmar cómo se esquilman los océanos en parte gracias a esa misma tecnología…

Y el GPS, y la observación del cosmos, y la predicción y seguimiento de catástrofes naturales, y la verificación de tratados de desarme, y la militarización del espacio… Sí, cosas buenas y no tan buenas, como sucede con cualquier tecnología. Pero que, sin duda, han cambiado el mundo, aunque ni siquiera nos hayamos dado cuenta.

Las fronteras del espacio están abiertas: sólo nos falta zambullirnos en él.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Veremos a los rusos volver por sus fueros en lo que a exploración planetaria se refiere? ¿Hay alguna esperanza para Phobos - Grunt? Me temo cuál es la respuesta a esta pregunta.... :-(

JCasado dijo...

Es cierto que la actual actividad espacial rusa no es ni la sombra de lo que fue en su momento. Y gracias a que tanto las Soyuz como las Progress y sus lanzadores provienen todos ellos de su época dorada, con lo cual no hay costes de desarrollo, y con un escaso presupuesto se pueden seguir manteniendo una actividad más que aceptable en la órbita terrestre, que si no, ni eso. Pero desarrollar satélites y sondas es caro (ahí sí hay que invertir, al ser nuevos desarrollos) y por ello esta actividad está bajo mínimos desde hace años.

Con la caída de la Unión Soviética, Rusia se sumergió en una profunda crisis económica, y el sector espacial lo acusó considerablemente. En la actualidad la situación se está normalizando, y en los últimos años el presupuesto espacial ha crecido espectacularmente (hablo de memoria, pero creo que se ha triplicado o cuatriplicado en los últimos 3 ó 4 años con respecto a lo que había en los 90). PEro aún así, con datos de 2006 el presupuesto era de 900 millones de dólares anuales, frente a 16.000 millones por parte de la NASA (a pesar de los recortes). 18 veces menos, que se dice pronto... Vale que los costes laborales son inferiores en Rusia, con lo que esas 18 veces a lo mejor equivalen a 9 veces, o menos... pero aún así, la diferencia es descomunal.

En esas condiciones, asombra que sigan siendo líderes en la arena espacial. Como digo, es gracias a toda la inversión anterior, que ahora posibilita mantener la actividad con costes moderados.

Afortunadamente, la situación está cambiando. La economía rusa está creciendo cada vez más, y el sector espacial se va beneficiando poco a poco de ello (despacio, sí, pero algo es algo). Se han empezado a renovar satélites que necesitaban reponerse hace años, porque eso es lo más urgente, pero es de suponer que más adelante le llegará el momento a la actividad científica, cuando se hayan cubierto las necesidades más básicas. Rusia va camino de volver a ser una gran potencia, y creo que eso beneficiará al sector espacial.

En cuanto a la Phobos-Grunt, creo que se lanzará. Rusia apuesta fuertemente por ella, y se mantiene como misión de referencia en todos los programas a futuro de la agencia Roskosmos. Se hablaba de lanzarla en 2009, y personalmente dudo que pueda cumplirse esa fecha, pero no me extrañaría que pudiera estar lista para la siguiente ventana de lanzamiento, en 2011. Recientemente se ha pasado del trabajo sobre papel (único que ha habido durante años) a empezar a arrancar un poco de viruta, como decimos en términos industriales. Es decir, se ha empezado a fabricar algún que otro pequeño elemento, y eso es una buena señal. Confío en que finalmente verá la luz, lo que es difícil es decir cuándo...

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Muy optimista te veo, a ver si me contagio y dejo de imaginarme a los rusos lanzando sus viejas Soyuz en 2050, je je.

Si alguien no conoce Phobos-Grunt en Youtube tiene una buenísima animación:

http://www.youtube.com/watch?v=W0cUvK0Dgy8

¡Pone los pelos de punta! Un saludo a todos

Alberto Carrasco Casado dijo...

Perdón por poner un comentario en una entrada tan antigua pero quería preguntarte una cosa y quería ponerlo en alguna entrada que tuviera algo que ver.

Normalmente se habla de "la carrera hacia la Luna". Pero me pregunto: ¿Existió tal carrera? ¿Qué estaban haciendo los rusos respecto a ir a la Luna? Nunca he oído nada al respecto. Como su programa siempre se desarrollaba en secreto ¿puede ser que lo intentaran pero lo abandonaron al ver los avances americanos? ¿Lo intentaron al menos o los americanos hicieron una carrera contra ellos mismos?

Me ha surgido la duda, a ver si arrojas algo de luz. Gracias y saludos,
Alberto

JCasado dijo...

De perdón nada, los comentarios están abiertos siempre; cualquiera puede incorporarse al blog en cualquier momento y leer y comentar entradas anteriores, sin problema.

Sólo que tu pregunta... en fin, una respuesta en profundidad sería bastante extensa, y no tendría demasiado sentido ya que hoy día esto no es ningún secreto, y lo puedes leer en multitud de sitios; en español y con la profundidad adecuada te recomiendo tres libros: dos míos, "Historia y Tecnología..." y "Houston tenemos un problema" (puedes leer más sobre ellos en mi web principal), y uno de Manuel Montes, "Alas Rojas", disponible online. Cualquiera de ellos te aclarará este tema en profundidad.

De todas formas, muy brevemente te diré que sí, por supuesto, los rusos participaron en la carrera lunar, muy activamente, pero con nulo éxito. Es una parte apasionante de la historia de la exploración espacial.

Alberto Carrasco Casado dijo...

Excelente respuesta. Precisamente tu libro "Houston tenemos un problema" lo compré hace poco cuando por fín lo encontré en una librería, aunque aún no lo he empezado. El de "Historia y Tecnología" no sé por qué pero era consciente de que estaba descatalogado y lo tenía en la lista para ver si lo veía por ahí perdido alguna vez, pero ahora que veo que sigue disponible, lo acabo de comprar a L'Aeroteca. Y el de "Alas Rojas" parece que va a responder todas mis dudas. Muchas gracias Javier. Ah, gracias también por estrenar mi blog con 3 días de vida ;-)