Más de una vez me he encontrado con reacciones de sorpresa cuando a alguien le explicas que la llegada a la Luna fue por razones puramente políticas. Supongo que los aficionados que conocemos la historia de la exploración espacial lo tenemos perfectamente asumido, pero parece que para la gente en general existe la “necesidad” de pensar que cuando uno se embarca en un mega-proyecto de esas características, con esas ingentes inversiones de dinero público, es por algo más que puro prestigio político. Parece que, por mucho que digamos que la ciencia está muy alejada de la cultura popular, para la cultura popular es más asumible que la actividad espacial esté motivada por criterios científicos que por pura voluntad política.
Sin embargo, la realidad nos enseña una y otra vez que esto no es así. Y es que, si lo analizamos fríamente, a veces parece como si nuestros políticos, los que nos gobiernan, actuasen como críos, en función de envidias o rabietas… La verdad, visto con la adecuada perspectiva, a veces los actos humanos resultan absurdos.
Todo esto viene a cuento de las recientes declaraciones del presidente de la agencia espacial japonesa (JAXA), con el respaldo de su gobierno: en ellas declaraba la voluntad de desarrollar tecnologías para llevar a cabo misiones espaciales tripuladas de forma independiente. Es decir, poder lanzar a sus propios hombres al espacio, ya que hasta ahora Japón contaba con un reducido cuerpo de astronautas, pero que dependían de acuerdos con otros países (Estados Unidos, fundamentalmente) para subir al espacio. De momento no hay fechas ni compromisos, pero simplemente estas declaraciones ya suponen un rotundo cambio en la política espacial del país del sol naciente, que hace unos años decidió suspender cualquier tipo de actividad encaminada hacia esta meta (con la cancelación, por ejemplo, del proyecto Hope-X).
No critico la decisión, y ya os imaginareis que aplaudo cualquier iniciativa enfocada a aumentar el nivel de implicación de cualquier nación con la actividad espacial. Lo que me hace sonreír con ironía y lo que me motiva los comentarios anteriores es que es evidente que esto no hubiera sucedido tan fácilmente de no estarse extendiendo por Asia la voluntad de desarrollar programas espaciales tripulados nacionales. Primero fue China, pero ahora ya es India quien se ha embarcado en el desarrollo de una nave propia. Los malayos ya tienen su cuerpo de astronautas (aunque no tengan medios para enviarlos al espacio), e Irán, aunque aún muy lejos de conseguirlo, ya alardea de su intención de enviar hombres al espacio en un futuro más o menos próximo. Entre tanto, la cercana Corea del Sur desarrolla su propio programa de lanzadores y ya ha enviado un astronauta patrio a bordo de una Soyuz. En estas condiciones, Japón, la que fuera primera potencia espacial asiática en su día, parece que está reaccionando para no quedar en el furgón de cola de cara a la opinión pública internacional. Lo divertido, o triste, o simplemente anecdótico, es que estas decisiones no se tomen por razones que tengan un poco más de profundidad (que reconozco que es una mera hipótesis mía, nadie ha explicado las razones, pero me parece bastante evidente). En fin, a veces los seres humanos no tenemos remedio…
Sin embargo, la realidad nos enseña una y otra vez que esto no es así. Y es que, si lo analizamos fríamente, a veces parece como si nuestros políticos, los que nos gobiernan, actuasen como críos, en función de envidias o rabietas… La verdad, visto con la adecuada perspectiva, a veces los actos humanos resultan absurdos.
Todo esto viene a cuento de las recientes declaraciones del presidente de la agencia espacial japonesa (JAXA), con el respaldo de su gobierno: en ellas declaraba la voluntad de desarrollar tecnologías para llevar a cabo misiones espaciales tripuladas de forma independiente. Es decir, poder lanzar a sus propios hombres al espacio, ya que hasta ahora Japón contaba con un reducido cuerpo de astronautas, pero que dependían de acuerdos con otros países (Estados Unidos, fundamentalmente) para subir al espacio. De momento no hay fechas ni compromisos, pero simplemente estas declaraciones ya suponen un rotundo cambio en la política espacial del país del sol naciente, que hace unos años decidió suspender cualquier tipo de actividad encaminada hacia esta meta (con la cancelación, por ejemplo, del proyecto Hope-X).
No critico la decisión, y ya os imaginareis que aplaudo cualquier iniciativa enfocada a aumentar el nivel de implicación de cualquier nación con la actividad espacial. Lo que me hace sonreír con ironía y lo que me motiva los comentarios anteriores es que es evidente que esto no hubiera sucedido tan fácilmente de no estarse extendiendo por Asia la voluntad de desarrollar programas espaciales tripulados nacionales. Primero fue China, pero ahora ya es India quien se ha embarcado en el desarrollo de una nave propia. Los malayos ya tienen su cuerpo de astronautas (aunque no tengan medios para enviarlos al espacio), e Irán, aunque aún muy lejos de conseguirlo, ya alardea de su intención de enviar hombres al espacio en un futuro más o menos próximo. Entre tanto, la cercana Corea del Sur desarrolla su propio programa de lanzadores y ya ha enviado un astronauta patrio a bordo de una Soyuz. En estas condiciones, Japón, la que fuera primera potencia espacial asiática en su día, parece que está reaccionando para no quedar en el furgón de cola de cara a la opinión pública internacional. Lo divertido, o triste, o simplemente anecdótico, es que estas decisiones no se tomen por razones que tengan un poco más de profundidad (que reconozco que es una mera hipótesis mía, nadie ha explicado las razones, pero me parece bastante evidente). En fin, a veces los seres humanos no tenemos remedio…
9 comentarios:
Alegra muchísimo saber que la segunda potencial mundial tenga un cierto resquemor por los programas tripulados de sus vecinos asiáticos. Ojalá pueda llegar a cumplirse el nacimiento de un programa espacial Japonés ya que están infinitamente más avanzados tecnológicamente que los países circundantes.
Saludos.
La verdad es que la evolución del programa espacial japonés ha sido muy curiosa. Ha pasado de ser el pionero espacial asiático, a quedar totalmente eclipsado por China, y con su actividad en el espacio si no en decremento, al menos congelada desde hace bastantes años. Supongo que la crisis económica que lleva sufriendo aquel país desde muchos años antes de que el desastre financiero norteamericano con las hipotecas subprime contagiase al mundo occidental, ha tenido bastante que decir en todo esto.
Corrección: hablaba en el texto de que "los tailandeses ya tienen su cuerpo de astronautas", pero en realidad quería decir los malayos (aunque Tailandia es posible que los tenga en un plazo no muy largo). Ya está corregido en el texto, me lié con ambos países.
Aunque el motivo es para echarse a reír, como muchas de las decisiones políticas, son buenas noticias.
Es cierto que mucha gente se sorprende de que el Saturno V despegara por motivos políticos y no científicos (esto me pasa también cuando hablo de los vuelos tripulados a Marte). La política lo lanzó, gracias a la Unión Soviética, por cierto, y también acabó con él. El prestigio político y las ansias de poder y grandeza tienen más fuerza a día de hoy que la Ciencia, esto es una realidad. No hay nada que mueva más dinero. Y ya se sabe: "No bucks, no Buck Royers".
Interesante reflexión. A mí también me hacen sonreir estas cosas, pero en el fondo las entiendo.
Tanto los políticos como los grandes empresarios se ven influídos a veces por factores que parecen propios de niñas presumidas. Es el resultado de que la política se haya convertido más que nunca en una cuestión de imagen, y que al político no se le valore por lo que realmente hace, sino por los gestos. Al final, todo es propaganda. Recordemos, aquí mismo, el bombo que se le dio al Hispasat o el jugo que se le ha querido sacar a Pedro Duque, todo ello sin que detrás haya una profunda reflexión sobre los beneficios reales que para el país puedan tener estos gastos millonarios. Lo que importa es estrechar manos y salir por la tele, porque la gente valora más el "I have a dream" que la utilidad real, y si vives de los votos, te interesa alimentar las pasiones del pueblo, no contentar a unos tipos que estudian la geología de Encédalo, por ejemplo.
De ahí que cueste tanto arañar unos milloncejos para proyectos interesantísimos a los satélites de Júpiter o Saturno, mientras los costosísimos (y de dudosa utilidad a corto plazo) vuelos tripulados al sitio que sea, venden que te cagas.
Curiosamente la ESA parece ser un poco la excepción, dedicada más bien a sus proyectos científicos, y algo apartada de los ambiciosos planes tripulados; probablemente porque, al no estar ligada a un gobierno en concreto, va más a su aire, y sólo se preocupa de la utilidad económica y científica de sus planes.
Estoy de acuerdo con monsieur le six. Pero como defensor de los vuelos tripulados tengo que decir que su justificación va más allá de las razones políticas o científicas. ¿Alguien piensa que EE.UU. perdió más que ganó (en cualquier ámbito) con el programa Apolo?
Yo también estoy de acuerdo con ambos. Es decir, es cierto que los vuelos tripulados aportan algo más que puro prestigio político... pero también es cierto que es el prestigio político el factor habitualmente más valorado por quienes deciden (los políticos) a la hora de hacer los presupuestos o de decidir la política espacial de un país.
Hola Javier, perdona el off-topic pero me alegra encontrar de nuevo tantos años después tu blog.
Recuerdo una de aquellas páginas veteranas donde las fotos casi no se cargaban.
Por cierto, excelente tu libro sobre la historia de la exploración espacial a través de sus accidentes
Por último : ¿me podrías decir algo del libro ' la conquista del espacio de Brzezinki?
Gracias
Saludos
Gracias por tus comentarios. Sobre el libro que comentas, lo siento, pero como no des más pistas... ni siquiera buscando en Google cosas parecidas consigo encontrar nada. Saludos.
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