Sí, habéis leído bien: franco-español. No europeo, no de la ESA, sino fruto de un acuerdo bilateral entre el CDTI español y el CNES francés.
Se trata de un lanzador ligero de minisatélites a órbita baja, que serviría al mismo tiempo como demostrador de tecnologías avanzadas para futuros proyectos. La principal innovación del concepto es su lanzamiento desde el aire, ya sea desde un avión de caza (Eurofighter, Rafale, F18…) al estilo del Pegasus norteamericano, o bien desde la bodega de un avión de carga, al estilo del sistema Air Launch, también de allende el Atlántico (a nivel experimental por ahora).
La principal ventaja de estos sistemas de lanzamiento aerotransportado es su disponibilidad, tanto geográfica como temporal: pueden operar prácticamente desde cualquier sitio que disponga de una pista de aterrizaje, sin necesidad de complejas infraestructuras terrestres, y pueden estar listos para el lanzamiento en un plazo muy breve desde que se decide llevarlo a cabo. Esto tiene una ventaja económica, al simplificarse toda la infraestructura terrestre; y tiene también otra ventaja de índole estratégico y político, al poderse efectuar el lanzamiento desde prácticamente cualquier territorio, y como respuesta a necesidades urgentes. Estas necesidades pueden ser de cualquier tipo, aunque uno no puede evitar pensar en el concepto tan de moda del ORS, siglas de “Operationally Responsive Space”, unas palabrejas de difícil traducción (o fácil, pero sin mucho sentido para los profanos) que vienen a indicar la capacidad de respuesta rápida en el ámbito espacial militar. Por ejemplo, para poner un satélite de observación específico sobre una zona de conflicto cuando se está produciendo éste.
El proyecto Aldebarán, como se ha bautizado a este minilanzador, arrancó en 2007, estando previsto el primer lanzamiento para 2014. En cualquier caso, el proyecto está aún en Fase 0, o de viabilidad. Es decir, aún puede pasar cualquier cosa: puede cambiar de configuración, o incluso puede que no llegue a ver la luz nunca (algo a lo que ya estamos demasiado acostumbrados en estos temas del espacio). Pero, en cualquier caso, es una magnífica noticia que España participe en un proyecto así como socio principal del proyecto. Y es una magnífica noticia para la industria aeroespacial española.
Y es que esto permitirá a nuestra industria subir un peldaño importante en el desarrollo de sistemas espaciales, desarrollando nuevas capacidades que nos sirvan para poder aspirar a tener un mayor peso en el contexto internacional del sector espacial en el futuro. Es una de las consecuencias positivas de la importante noticia que ya publicaba por aquí hace un año cuando anunciaba que, por fin, tras años de cicatería, nuestro gobierno apostaba por el sector espacial, publicando un Plan Estratégico del Espacio y aumentando nuestra participación en la ESA hasta el nivel que nos corresponde en base a nuestro PIB: el 8% de las aportaciones globales a la agencia (históricamente hemos estado siempre alrededor del 4%). Si además consideramos el lanzamiento del programa franco-español Aldebarán, y de los dos satélites puramente españoles de observación de la Tierra (Seosat) que también están en proyecto, no podemos hacer más que congratularnos por el hecho de que por fin se le preste un poco de atención a este sector estratégico de la industria española.
Se trata de un lanzador ligero de minisatélites a órbita baja, que serviría al mismo tiempo como demostrador de tecnologías avanzadas para futuros proyectos. La principal innovación del concepto es su lanzamiento desde el aire, ya sea desde un avión de caza (Eurofighter, Rafale, F18…) al estilo del Pegasus norteamericano, o bien desde la bodega de un avión de carga, al estilo del sistema Air Launch, también de allende el Atlántico (a nivel experimental por ahora).
La principal ventaja de estos sistemas de lanzamiento aerotransportado es su disponibilidad, tanto geográfica como temporal: pueden operar prácticamente desde cualquier sitio que disponga de una pista de aterrizaje, sin necesidad de complejas infraestructuras terrestres, y pueden estar listos para el lanzamiento en un plazo muy breve desde que se decide llevarlo a cabo. Esto tiene una ventaja económica, al simplificarse toda la infraestructura terrestre; y tiene también otra ventaja de índole estratégico y político, al poderse efectuar el lanzamiento desde prácticamente cualquier territorio, y como respuesta a necesidades urgentes. Estas necesidades pueden ser de cualquier tipo, aunque uno no puede evitar pensar en el concepto tan de moda del ORS, siglas de “Operationally Responsive Space”, unas palabrejas de difícil traducción (o fácil, pero sin mucho sentido para los profanos) que vienen a indicar la capacidad de respuesta rápida en el ámbito espacial militar. Por ejemplo, para poner un satélite de observación específico sobre una zona de conflicto cuando se está produciendo éste.
El proyecto Aldebarán, como se ha bautizado a este minilanzador, arrancó en 2007, estando previsto el primer lanzamiento para 2014. En cualquier caso, el proyecto está aún en Fase 0, o de viabilidad. Es decir, aún puede pasar cualquier cosa: puede cambiar de configuración, o incluso puede que no llegue a ver la luz nunca (algo a lo que ya estamos demasiado acostumbrados en estos temas del espacio). Pero, en cualquier caso, es una magnífica noticia que España participe en un proyecto así como socio principal del proyecto. Y es una magnífica noticia para la industria aeroespacial española.
Y es que esto permitirá a nuestra industria subir un peldaño importante en el desarrollo de sistemas espaciales, desarrollando nuevas capacidades que nos sirvan para poder aspirar a tener un mayor peso en el contexto internacional del sector espacial en el futuro. Es una de las consecuencias positivas de la importante noticia que ya publicaba por aquí hace un año cuando anunciaba que, por fin, tras años de cicatería, nuestro gobierno apostaba por el sector espacial, publicando un Plan Estratégico del Espacio y aumentando nuestra participación en la ESA hasta el nivel que nos corresponde en base a nuestro PIB: el 8% de las aportaciones globales a la agencia (históricamente hemos estado siempre alrededor del 4%). Si además consideramos el lanzamiento del programa franco-español Aldebarán, y de los dos satélites puramente españoles de observación de la Tierra (Seosat) que también están en proyecto, no podemos hacer más que congratularnos por el hecho de que por fin se le preste un poco de atención a este sector estratégico de la industria española.
2 comentarios:
Simplemente comentar que uno de los socios españoles en Aldebarán, la empresa barcelonesa GTD, ha utilizado esta entrada de mi blog como fuente de contenido para publicitar su participación en el proyecto en su web corporativa. Podéis ver la noticia, con un par de párrafos calcados de esta entrada (párrafos que eran cosecha propia) aquí http://www.gtd.es/NewWeb2007/blog_category_item.php?id=1097
Me parece estupendo que este blog se convierta en fuente de información de las propias empresas que participan en los proyectos que comento aquí :-) Pues nada, que siga así y dentro de un tiempo empiezo a cobrar como agencia de prensa espacial :-)))) Eso sí, al menos podían hacer referencia a la fuente, que no es únicamente el CDTI, como ponen al final, pues, como digo, la parte de análisis sobre ventajas de estos sistemas y sobre el ORS, es cosa mía.
Bueno, tras hacerles notar la falta de referencia a este blog como fuente, los responsables de prensa de GTD lo han corregido amablemente. Y es que todos citamos a alguien en un momento u otro, pero lo correcto es reconocerlo siempre.
Publicar un comentario