Así de contundente se mostraba el flamante administrador de la NASA, Charles Bolden (cuya nominación fue aprobada por el Senado el 15 de julio), en uno de sus primeros discursos al personal de la agencia el pasado día 21, en plena celebración del 40º aniversario de la llegada a la Luna.
En un emotivo discurso de una hora de duración, Bolden intentó tranquilizar a los trabajadores de la agencia espacial acerca de su futuro, pero sin ocultar que había que tomar las riendas de la organización con firmeza para reconducirla por el camino apropiado. En un momento en el que la llamada “Comisión Augustine”, nombrada por el presidente Obama, está auditando la NASA y el proyecto Constellation para decidir cuál debe ser el camino a seguir por el programa espacial norteamericano en el futuro próximo, muchos dentro y fuera de la NASA temen que esto pueda significar el fin de sus sueños de volver a la Luna en la próxima década. Los continuos problemas de desarrollo del cohete Ares I y la nave Orión, en paralelo con los retrasos y fuertes desviaciones en el presupuesto que han ido saliendo a la luz en los últimos tiempos, no hacen más que alentar las inquietudes de quienes se temen lo peor.
Por todo ello, no son pocos los trabajadores y responsables de la NASA que ven a los miembros de la Comisión Augustine (que recibe el nombre de su líder, Norman Augustine) como el enemigo, una imagen que Bolden ha intentado cambiar: “No hay que temerlos, no hay que tenerles miedo. No habría hecho bien mi trabajo como administrador si hubiera llegado a la oficina y no hubiera llamado a los directores de los centros y a los empleados para preguntarles ‘Venga, decidme qué estáis haciendo. Contadme cómo va todo. Y decidme qué creéis que tenemos que cambiar’. Habría sido una irresponsabilidad por mi parte llegar y no solicitar ese tipo de revisión. Pero como no teníamos un administrador en la NASA [se refiere al largo periodo de seis meses desde la llegada a la presidencia de Obama en el que la agencia ha estado con un administrador interino], el Presidente y la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología decidieron que necesitábamos tener este tipo de revisión. Así que más o menos me quitaron ese peso de encima, para ser honestos. Así lo veo yo…”
Tras intentar justificar así la normalidad de la auditoría, Bolden intentó tranquilizar a su personal aludiendo a la profesionalidad del jefe de la comisión, Norman Augustine, un veterano experto en el programa espacial que ya ha trabajado anteriormente en comisiones similares, y que ha recibido varias medallas por sus servicios a su país en las áreas de la ciencia y la tecnología. “Para aquellos de vosotros que no conozcan aún a Norm Augustine, os diré que es un profesional increíble. Es un profesional del espacio. Conoce su trabajo. Lo conoce en todas sus facetas: tripulada, no tripulada, robótica, todas. Así que los que trabajéis con él podéis estar realmente seguros de que va a venir con planteamientos con los que vamos a poder vivir.”
Pero, tras este intento de tranquilizar a su gente, Bolden recordó que la situación era seria, y que el futuro no sería fácil: “¿Va a plantearnos algo que no nos resulte difícil? No. Porque, y no necesito decíroslo, todos lo sabéis mejor que yo, no podemos sobrevivir si seguimos por el camino por el que vamos en estos momentos”.
Duras palabras, que si bien no nos aclaran a los observadores externos cuál es la situación exacta dentro la NASA, sí parecen dejar claro que, sea cual sea, es seria. Muy seria. Parece que las sensaciones recibidas desde fuera en los últimos años de que algo iba realmente mal en torno al proyecto Constellation (y no me refiero sólo a los problemas técnicos, de plazos y presupuestarios, sino también a las amargas declaraciones desde el anonimato de diversos miembros de la NASA), no eran infundadas; suponiendo que todos los problemas se reduzcan sólo al Constellation, que ya es mucho suponer…
¿Y cuál es entonces el nuevo futuro de la NASA? ¿Se paralizará el programa Constellation en su totalidad? ¿Se recortará para eliminar la misión lunar pero manteniendo el desarrollo del Ares I para acceso a la órbita terrestre? ¿Se hará borrón y cuenta nueva, cambiando el programa actual por otro alternativo? Aún es pronto para decirlo, y tendremos que esperar al menos un mes para que la comisión Augustine presente sus conclusiones… y algo más para que después la Casa Blanca y la NASA elaboren sus nuevos planes en base a dichas recomendaciones. Pero entre tanto, el discurso de Bolden parece dejar todas las puertas abiertas. Aunque aludiendo a la misión a Marte como forma de ilusionar a sus empleados, la realidad de sus palabras indica que el futuro próximo de la NASA puede dirigirse por cualquier camino… vaya hacia la Luna, hacia Marte, o hacia la órbita baja de 400 km. Así, hablando de Marte, Bolden declaró que “todos nosotros tenemos que entender que todos estamos de acuerdo en que queremos llegar allí. En lo que no estamos de acuerdo es en cómo llegar. Y por eso algunos de los que estáis sentados ahí pensáis que es una pérdida de tiempo hablar de la Luna. Sé que los hay. Y hay otros de vosotros que quizás incluso decís, ‘Vale, puede que tengamos que ir a Marte, pero podemos hacerlo durante los próximos mil años, no me importa con tal de volver a la Luna’. Y hay otros de vosotros que decís ‘Oye, a mí lo que me gusta de verdad es la Estación Espacial Internacional. Así que asegurémonos de ponerla a funcionar a tope y luego ya podremos ir a la Luna o a Marte cuando sea el momento’. Todos son caminos alternativos, distintas formas de llegar donde todos queremos llegar. Así que nuestro reto para los próximos meses es averiguar cuál es el camino más efectivo, el más eficiente en costes, para llegar allí. No podemos llegar de la forma en que lo estamos haciendo ahora. (…) sí, puede que tengamos diferentes opiniones acerca de cómo llegar a ello, pero tenemos que presentarle al presidente un plan coherente para llegar hasta allí.”
Situación seria, supervivencia en peligro, clara alusión a los costes y todas las posibilidades para el futuro abiertas. Por mucho que Bolden intente ilusionar, parece que apuntan malos tiempos para la lírica… (Foto: NASA)
En un emotivo discurso de una hora de duración, Bolden intentó tranquilizar a los trabajadores de la agencia espacial acerca de su futuro, pero sin ocultar que había que tomar las riendas de la organización con firmeza para reconducirla por el camino apropiado. En un momento en el que la llamada “Comisión Augustine”, nombrada por el presidente Obama, está auditando la NASA y el proyecto Constellation para decidir cuál debe ser el camino a seguir por el programa espacial norteamericano en el futuro próximo, muchos dentro y fuera de la NASA temen que esto pueda significar el fin de sus sueños de volver a la Luna en la próxima década. Los continuos problemas de desarrollo del cohete Ares I y la nave Orión, en paralelo con los retrasos y fuertes desviaciones en el presupuesto que han ido saliendo a la luz en los últimos tiempos, no hacen más que alentar las inquietudes de quienes se temen lo peor.
Por todo ello, no son pocos los trabajadores y responsables de la NASA que ven a los miembros de la Comisión Augustine (que recibe el nombre de su líder, Norman Augustine) como el enemigo, una imagen que Bolden ha intentado cambiar: “No hay que temerlos, no hay que tenerles miedo. No habría hecho bien mi trabajo como administrador si hubiera llegado a la oficina y no hubiera llamado a los directores de los centros y a los empleados para preguntarles ‘Venga, decidme qué estáis haciendo. Contadme cómo va todo. Y decidme qué creéis que tenemos que cambiar’. Habría sido una irresponsabilidad por mi parte llegar y no solicitar ese tipo de revisión. Pero como no teníamos un administrador en la NASA [se refiere al largo periodo de seis meses desde la llegada a la presidencia de Obama en el que la agencia ha estado con un administrador interino], el Presidente y la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología decidieron que necesitábamos tener este tipo de revisión. Así que más o menos me quitaron ese peso de encima, para ser honestos. Así lo veo yo…”
Tras intentar justificar así la normalidad de la auditoría, Bolden intentó tranquilizar a su personal aludiendo a la profesionalidad del jefe de la comisión, Norman Augustine, un veterano experto en el programa espacial que ya ha trabajado anteriormente en comisiones similares, y que ha recibido varias medallas por sus servicios a su país en las áreas de la ciencia y la tecnología. “Para aquellos de vosotros que no conozcan aún a Norm Augustine, os diré que es un profesional increíble. Es un profesional del espacio. Conoce su trabajo. Lo conoce en todas sus facetas: tripulada, no tripulada, robótica, todas. Así que los que trabajéis con él podéis estar realmente seguros de que va a venir con planteamientos con los que vamos a poder vivir.”
Pero, tras este intento de tranquilizar a su gente, Bolden recordó que la situación era seria, y que el futuro no sería fácil: “¿Va a plantearnos algo que no nos resulte difícil? No. Porque, y no necesito decíroslo, todos lo sabéis mejor que yo, no podemos sobrevivir si seguimos por el camino por el que vamos en estos momentos”.
Duras palabras, que si bien no nos aclaran a los observadores externos cuál es la situación exacta dentro la NASA, sí parecen dejar claro que, sea cual sea, es seria. Muy seria. Parece que las sensaciones recibidas desde fuera en los últimos años de que algo iba realmente mal en torno al proyecto Constellation (y no me refiero sólo a los problemas técnicos, de plazos y presupuestarios, sino también a las amargas declaraciones desde el anonimato de diversos miembros de la NASA), no eran infundadas; suponiendo que todos los problemas se reduzcan sólo al Constellation, que ya es mucho suponer…
¿Y cuál es entonces el nuevo futuro de la NASA? ¿Se paralizará el programa Constellation en su totalidad? ¿Se recortará para eliminar la misión lunar pero manteniendo el desarrollo del Ares I para acceso a la órbita terrestre? ¿Se hará borrón y cuenta nueva, cambiando el programa actual por otro alternativo? Aún es pronto para decirlo, y tendremos que esperar al menos un mes para que la comisión Augustine presente sus conclusiones… y algo más para que después la Casa Blanca y la NASA elaboren sus nuevos planes en base a dichas recomendaciones. Pero entre tanto, el discurso de Bolden parece dejar todas las puertas abiertas. Aunque aludiendo a la misión a Marte como forma de ilusionar a sus empleados, la realidad de sus palabras indica que el futuro próximo de la NASA puede dirigirse por cualquier camino… vaya hacia la Luna, hacia Marte, o hacia la órbita baja de 400 km. Así, hablando de Marte, Bolden declaró que “todos nosotros tenemos que entender que todos estamos de acuerdo en que queremos llegar allí. En lo que no estamos de acuerdo es en cómo llegar. Y por eso algunos de los que estáis sentados ahí pensáis que es una pérdida de tiempo hablar de la Luna. Sé que los hay. Y hay otros de vosotros que quizás incluso decís, ‘Vale, puede que tengamos que ir a Marte, pero podemos hacerlo durante los próximos mil años, no me importa con tal de volver a la Luna’. Y hay otros de vosotros que decís ‘Oye, a mí lo que me gusta de verdad es la Estación Espacial Internacional. Así que asegurémonos de ponerla a funcionar a tope y luego ya podremos ir a la Luna o a Marte cuando sea el momento’. Todos son caminos alternativos, distintas formas de llegar donde todos queremos llegar. Así que nuestro reto para los próximos meses es averiguar cuál es el camino más efectivo, el más eficiente en costes, para llegar allí. No podemos llegar de la forma en que lo estamos haciendo ahora. (…) sí, puede que tengamos diferentes opiniones acerca de cómo llegar a ello, pero tenemos que presentarle al presidente un plan coherente para llegar hasta allí.”
Situación seria, supervivencia en peligro, clara alusión a los costes y todas las posibilidades para el futuro abiertas. Por mucho que Bolden intente ilusionar, parece que apuntan malos tiempos para la lírica… (Foto: NASA)
5 comentarios:
Tengo la terrible impresión de que la Comisión Augustine está "haciendo la cama" al Programa Constellation. Ojalá me equivoque, pero veo muy probable que se cancele definitivamente. Seguramente será sustituido por algún maravilloso programa alternativo, presentado con bonitas animaciones 3D que, como siempre, se quedarán en nada. Al final, nos quedaremos con la Orión en órbita baja y poco más. En fin, está claro que el Constellation va camino de ser la "SEI 2ª Parte".
Un saludo.
Hagan lo que hagan tienen margen de maniobra porque los chinos no podran mojarles la oreja hasta dentro de una decada como minimo.
Saludos.
Bueno, para ser sinceros (y puede comprobarse echando la vista atrás en este mismo blog), yo siempre fui tremendamente escéptico en cuanto al nuevo programa lunar. Desde que Bush diera su discurso en 2004, tuve serias dudas de que realmente se volviera a la Luna: no había un motivo claro que lo justificara, no tenía sentido. Era un gasto excesivo con escasa motivación aparente. Luego, cuando se planteó la arquitectura del Constellation, repetí en varias ocasiones que si bien confiaba en que el Ares I y la Orión se construirían, porque hacían falta, el Ares V ya era otro cantar. Así que, la verdad, si la comisión Augustine paralizase el Ares V y la misión lunar, en el fondo me parecería de lo más lógico (si bien, como a todo aficionado, me encantaría volver a ver astronautas dando saltitos por la Luna). No es por decir "ya lo dije", pero es que era lo lógico: plantear un programa tan ambicioso sin ningún motivo real, y encima sin respaldo económico, no es la mejor forma de empezarlo, y era de esperar que futuras administraciones (fueran del color que fueran) se replantearan la "visión" de Bush.
En fin, quién sabe, quizás la comisión nos dé alguna sorpresa. Aunque en este aspecto, lo dudo mucho. Aventurándome a mirar la bola de cristal, yo lo que me espero de la comisión Augustine es algún tipo de reencarrilamiento del programa Ares-Orión (no sabría decir cómo, aunque me extrañaría un cambio radical de arquitectura a estas alturas) y una recomendación de aplazar el resto del programa Constellation en espera del desarrollo de esta primera fase, probablemente con la excusa de reconducir los sobrecostes incurridos hasta ahora. De esta forma, el resto del programa se podría dejar morir sin mucho ruido. Algo así no me extrañaría nada. Pero en fin, en un mes tendremos la respuesta.
Coincido contigo en que cuando se propuso el Programa Constellation, la arquitectura elegida era (es) muy susceptible de ser cancelada. La división de tareas entre Ares I y Ares V sólo tenía como objetivo ofrecer al Congreso unos costes mínimos (Orión+Ares I), dejando para más adelante (y para otra administración) el grueso del pastel (Altair+EDS+Ares V). Por supuesto, lo que no se tuvo en cuenta (o les dio igual) es que lo más fácil para esa "otra administración" (que ha resultado ser la de Obama) es cancelar el chiringuito del Ares V y las misiones lunares. Como bien dices, no lo harán formalmente. Eso hundiría aún más la imagen de la NASA. Hablarán de "posponer", "retrasar" y cosas por el estilo. Vamos, lo mismo que pasó con la SEI en los 90, que oficialmente jamás fue cancelada.
El que la NASA ni se haya molestado en buscar una justificación a las misiones lunares, más allá de balbucear algo sobre astronomía en la Luna y helio-3, es simplemente patético. ¿Cómo van a ir a la Luna si ni ellos mismos saben para qué van?
Pero a diferencia de la SEI, el Programa Constellation era una oportunidad única de empezar de cero, una oportunidad de refundar la NASA y darle un objetivo claro. Y se ha dejado escapar esa oportunidad por elegir una arquitectura inadecuada y por quedar en evidencia al demostrar ante el mundo que la agencia espacial norteamericana es incapaz de diseñar (que no construir) en cinco años un "simple" cohete de prestaciones similares a un Protón o un Ariane 5. Muy triste.
Un saludo.
Creo que los chinos van a dar muchas sorpresas. Y los indios. Por aquello de la mecánica del imperialismo, a toda economía emergente (con una fuerza militar relativamente débil) le corresponde desarrollar unas fuerzas armadas poderosas que serán las que acaben desfondando sus cuentas. Los EEUU están en el último estadio de esto, los chinos y los indios están empezando. China pasó en diez años de ser el 3% del PIB mundial a casi el 10% que es ahora mismo. Antes del 2015, cuando todo occidente esté digeriendo el impacto del naufragio (o no digiriéndolo), ellos sí estarán en el espacio al menos a un nivel muy superior al actual. Basta seguir el progreso de sus respectivos tinglados militares-industriales (en este mismo blog hemos visto el pedazo de radiotelescopio que tendrán funcionando para ese momento, por ejemplo). No, no son disparates, los propios EEUU pasaron (literalmente) de cero a poner gente en la Luna en 18 años (cierto que su PIB era muy superior, pero el chino va a seguir aumentando). Los chinos ya están poniendo gente en órbita. Y si como es lógico, el mundo se organiza en bloques geopolíticos, más pronto que tarde Japón estará en el mismo barco que ellos. Creo que nuestro escenario va a cambiar rapidísimo.
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