19 agosto 2009

¿Explosión de un Delta II?

Eso es lo que pensaron muchos de los espectadores que contemplaban el lanzamiento de un satélite de la constelación GPS a bordo de un lanzador Delta II el pasado lunes 17, desde Cabo Cañaveral. Afortunadamente, se trataba sólo de una ilusión óptica: el lanzamiento fue un éxito.


Sin embargo, no es de extrañar la interpretación que muchos de los testigos presenciales dieron al extraño fenómeno que se desarrollaba ante sus ojos: siguiendo la estela dejada por el lanzador, pudo observarse cómo, al llegar a su punto más alto, ésta se transformaba en una nube rojiza con el aspecto de una gran bola de fuego, para luego comenzar a caer rápidamente hacia la tierra. La interpretación parecía obvia: el cohete había estallado en pleno vuelo, precipitándose después al vacío.


Pero no: todo había sido un efecto óptico causado por la luz del amanecer, que convirtió en roja una nube atravesada por el cohete durante su ascenso, a lo que se le añadió la ilusión causada por la curvatura terrestre. Esta última era la culpable de que pareciera que el cohete caía hacia el suelo: en su trayectoria buscando la tangente a la órbita, empezando a volar casi paralelo a la superficie terrestre, parecía como si el cohete estuviera cayendo, cuando en realidad simplemente estaba siguiendo la curvatura de nuestro planeta. Un efecto que ya hizo encogerse los corazones de algunos de los pioneros soviéticos que contemplaron aquel primer lanzamiento espacial, el del Sputnik, haciéndoles temer que el lanzamiento pudiera haber sido un fracaso.

Fotos: Red Huber, Orlando Sentinel.

Podéis ver otra foto de un aficionado, con menos calidad pero no menos impresionante, aquí.

1 comentario:

RIVE dijo...

Hola.

Las fotos son increibles y la narración facinante.

El blog es muy buento, felicidades!