Parece que se confirma lo que hasta ahora sólo eran rumores o sospechas: China tiene capacidades antisatélite.
Efectivamente, según agencias de inteligencia norteamericanas, el pasado 11 de enero China destruyó un satélite meteorológico propio que se había quedado obsoleto, en una prueba con éxito de un sistema antisatélite por energía cinética (es decir, por impacto directo, sin explosivo) lanzado por un misil balístico. Esto ocurre sólo algunos meses después de que se hicieran públicos rumores sin confirmar de que China podría haber lanzado un rayo láser terrestre contra un satélite norteamericano que sobrevolaba su territorio, como comentábamos en un artículo reciente. En aquella ocasión, siempre según rumores sin confirmar, el láser pudo cegar temporal o definitivamente los sistemas de observación del satélite espía norteamericano.
También apuntábamos en el citado artículo que estos rumores sobre posible actividad “hostil” China en el espacio podían haber influido en la edición de la nueva política espacial estadounidense, extremadamente agresiva desde un punto de vista militar en sus enunciados. Pues bien, eso que en aquel momento era sólo una hipótesis mía, ahora es también la tesis defendida por la prestigiosa revista Aviation Week; cito literalmente, “la creciente capacidad militar de China en el espacio es una de las principales razones por las que la Administración Bush formuló el año pasado la primera nueva Política Espacial Nacional en diez años”. Vaya, pues no es por nada, pero parece que me anticipé por unos meses a los reconocidos expertos… Aunque, la verdad, bastaba con leer aquí y allá, e ir uniendo hilos…
Pues nada, poco más que decir. Evidentemente, no es buena noticia la creciente militarización del espacio, pero, reconozcámoslo, es lógico. Si Estados Unidos y Rusia tienen armas antisatélite, es lógico que las nuevas potencias espaciales que vayan surgiendo quieran también tener las suyas. Así que no vale quejarse… Si quiere evitarse, fírmese un tratado de desmilitarización del espacio. ¡Ah, vaya, no, si no puede ser! Si precisamente la nueva política espacial norteamericana se opone expresamente a participar en cualquier tratado en ese sentido. Vaya por Dios… (Imagen: NDU)
Efectivamente, según agencias de inteligencia norteamericanas, el pasado 11 de enero China destruyó un satélite meteorológico propio que se había quedado obsoleto, en una prueba con éxito de un sistema antisatélite por energía cinética (es decir, por impacto directo, sin explosivo) lanzado por un misil balístico. Esto ocurre sólo algunos meses después de que se hicieran públicos rumores sin confirmar de que China podría haber lanzado un rayo láser terrestre contra un satélite norteamericano que sobrevolaba su territorio, como comentábamos en un artículo reciente. En aquella ocasión, siempre según rumores sin confirmar, el láser pudo cegar temporal o definitivamente los sistemas de observación del satélite espía norteamericano.
También apuntábamos en el citado artículo que estos rumores sobre posible actividad “hostil” China en el espacio podían haber influido en la edición de la nueva política espacial estadounidense, extremadamente agresiva desde un punto de vista militar en sus enunciados. Pues bien, eso que en aquel momento era sólo una hipótesis mía, ahora es también la tesis defendida por la prestigiosa revista Aviation Week; cito literalmente, “la creciente capacidad militar de China en el espacio es una de las principales razones por las que la Administración Bush formuló el año pasado la primera nueva Política Espacial Nacional en diez años”. Vaya, pues no es por nada, pero parece que me anticipé por unos meses a los reconocidos expertos… Aunque, la verdad, bastaba con leer aquí y allá, e ir uniendo hilos…
Pues nada, poco más que decir. Evidentemente, no es buena noticia la creciente militarización del espacio, pero, reconozcámoslo, es lógico. Si Estados Unidos y Rusia tienen armas antisatélite, es lógico que las nuevas potencias espaciales que vayan surgiendo quieran también tener las suyas. Así que no vale quejarse… Si quiere evitarse, fírmese un tratado de desmilitarización del espacio. ¡Ah, vaya, no, si no puede ser! Si precisamente la nueva política espacial norteamericana se opone expresamente a participar en cualquier tratado en ese sentido. Vaya por Dios… (Imagen: NDU)
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