Los últimos fracasos del programa espacial ruso y su repercusión en medios periodísticos parece que han puesto nerviosos a los políticos rusos. Con razón, supongo; hubiera pasado en cualquier sitio. Pero si además de estos fracasos se encuentran con una joven bloguera que se cuela en instalaciones cuasi-secretas al estilo “Misión Imposible de botellón” para luego denunciarlo en su blog, es de esperar que los responsables estén al borde de un ataque de nervios. Aunque quizás deberían preguntarse si toda esta serie de incidentes no serán sino la muestra de una preocupante degradación generalizada en el seno del programa espacial ruso…
En fin, la cuestión es que Dmitri Rogozin, flamante vicepresidente del gobierno ruso para asuntos de defensa, y que también tiene a su cargo la supervisión de la agencia espacial rusa Roskosmos, declaraba a finales de diciembre que era inadmisible la entrada de personas no autorizadas en el interior de instalaciones de la agencia, demandando medidas urgentes para evitar que estas situaciones se reproduzcan en el futuro.
Todo este barullo viene motivado por la entrada de la bloguera Lana Sator con un grupo de compañeros en las instalaciones de NPO Energomash, con nocturnidad, alevosía y armados con cámaras fotográficas y con su ácida pluma (o teclado).
Y es que por si no fuera bastante con los dos fracasos casi consecutivos que tuvieron lugar a finales de 2011 en el programa espacial ruso (la pérdida del satélite de comunicaciones Meridian por un fallo del lanzador, y la de la sonda Phobos-Grunt, que en vez de viajar hasta Marte quedó errante en la órbita terrestre), sólo les faltaba que apareciera esta bloguera publicando unos reportajes y fotografías en los que se exponía la degradación en la que estaban cayendo las instalaciones del programa espacial ruso, sin vigilancia y expuestas a que cualquiera pudiera acceder “hasta la cocina”. Porque realmente, parece que no dejaron sitio sin explorar: talleres, laboratorios, salas de control… hasta subieron al tejado para contemplar las vistas nocturnas de la ciudad. Según parece, los “infiltrados” anduvieron por allí “como Pedro por su casa”; ellos mismos criticaron en su reportaje que fueron capaces de entrar y deambular libremente por las instalaciones durante cinco noches consecutivas, sin tropezarse con ningún vigilante de seguridad ni encontrar ningún sistema de alarma en activo. Aparte de esto, las fotografías tomadas (que podéis contemplar aquí) muestran un más que pobre estado de conservación de las instalaciones, por decirlo de forma suave...
No voy a negar que tenga razón el vicepresidente ruso cuando plantea como inadmisible que personas no autorizadas puedan penetrar tan fácilmente en un centro espacial y militar. Porque el tema cobra aún más relevancia si tenemos en cuenta que NPO Energomash no sólo fabrica sistemas de propulsión para lanzadores espaciales, sino también para misiles estratégicos… Pero aunque sin duda el tema de la seguridad es importante, me temo que lo que más irritó a Rogozin fue que todo esto llegara a los medios.
En fin, es lo que tiene la libertad de prensa. Está claro que en tiempos soviéticos estas cosas no pasaban...