El propio ex-administrador de la NASA Mike Griffin ya definió en sus orígenes la nave Orión como una “Apollo con esteroides”. Era básicamente el mismo diseño, el mismo concepto, pero más moderna, más grande, capaz de aterrizar tanto sobre tierra como sobre el mar, y con más capacidad: hasta seis personas, frente a las tres de la nave Apollo.
Con el tiempo las cosas fueron cambiando. Durante el desarrollo del programa Constellation, los problemas se multiplicaban, tanto con el lanzador Ares I como con la nave Orión. La nave no paraba de engordar, cada iteración de diseño suponía mayor peso, y el lanzador que inicialmente iba a ser un simple derivado de un acelerador lateral del Shuttle, cada vez tenía mayores requisitos debido, entre otros, a este sobrepeso de su pasajero.
La primera decisión, ya anunciada aquí, fue eliminar la posibilidad de que la Orión aterrizase en tierra firme. Una difícil decisión que supondrá un encarecimiento de las misiones (la recuperación sobre el mar requiere muchos más medios y recursos que una recuperación sobre tierra firme) y una mayor dificultad de reutilización (el medio marino es muy corrosivo, y obligará a más revisiones y mantenimiento… con más encarecimiento). Como ya dije en su día, esta decisión demostraba la gravedad del problema, pues en ingeniería uno no decide saltarse la especificación de diseño así como así; si hay que renunciar a una de las premisas del proyecto, es porque algo serio sucede, y las consecuencias nunca son agradables (pérdida de prestaciones, etc).
Pues bien, la cosa sigue. Ahora le toca a la tripulación: si la Orión iba a ser una nave con capacidad para 6 astronautas, ahora el requisito se ha recortado a 4. Hummm… la Apollo también caía sobre el mar, y su capacidad era para 3… Lo siento, Mike, pero me parece que a la Orión en vez de esteroides le han dado hamburguesas; más bien lo que vamos a tener es una Apollo rechoncha, simplemente.
La noticia la ha hecho pública recientemente un portavoz de la NASA, Grey Hautaluoma. Según la versión oficial, de esta forma se simplificará el proyecto ahorrando coste y plazos, teóricamente. Se basa en que la Orión iba a tener capacidad para 6 astronautas, pero en las misiones a la ISS sólo irían 4; la capacidad máxima se utilizaría sólo en futuras misiones lunares. Como por ahora lo urgente es ir a la ISS, nos quedamos con los 4 por ahora, y luego ya veremos, ha venido a decir, más o menos. Falso: se me cruzaron los cables al escribir lo anterior (lo que está en cursiva). En realidad la Orión iba a ser una nave con capacidad para 6 tripulantes, utilizándose dicha capacidad máxima para misiones a la ISS, y una capacidad reducida para 4 astronautas en misiones más allá de la órbita terrestre. Es decir, lo contrario de lo que decía aquí (confusión tonta, cosas de la memoria). Por tanto, algunos razonamientos que leeréis más abajo no tienen mucho sentido, aunque el mensaje de fondo no cambia. Publicaré un nuevo post a continuación de éste con la rectificación completa.
Ésa es la versión oficial. No creo que haga falta que os dé la mía, porque creo que es evidente para todos, pero como esto es un blog, ahí va:
Si bien es cierto que una simplificación en el proyecto será un gran alivio para la NASA, dados los reiterados retrasos y aumento de costes que viene sufriendo este programa, creo evidente que el principal problema sigue siendo el peso. Pese a los reiterados desmentidos (“el Ares I tiene capacidad de sobra para lanzar la Orión”, decían…), las filtraciones relativas a los problemas de potencia del lanzador para poder cumplir la misión han sido constantes en los últimos tiempos. La renuncia a la recuperación sobre tierra (también inicialmente desmentida, y finalmente aceptada oficialmente) fue el primer gran síntoma, y éste es claramente el segundo. Los problemas deben ser bastante serios.
Pero hay más: si bien se dice, y es cierto, que el tamaño de la Orión permitirá en un futuro hacer una versión para 6 tripulantes, todos sabemos que esto puede suponer que nunca se cuente con dicho vehículo. La misión lunar siempre ha estado en entredicho (al principio por mi y unos cuantos más, y en los últimos tiempos por mucha más gente), pero esto puede ser la puntilla. Porque con un vehículo ya existente con capacidad para 6 personas, aunque la idea de misiones más allá de la órbita terrestre se quedase inicialmente en suspenso (que siempre ha sido bastante probable), al menos ya se tendría una parte importante del sistema listo si algún día se quisiera retomar la idea. Tener una Orión con capacidad para 6 personas, aunque durante años sólo se utilizasen 4 plazas para misiones a la ISS, daría además argumentos a la NASA para llevar a cabo misiones tripuladas más ambiciosas, para lo que sólo se necesitaría un lanzador más potente. Pero si nos quedamos con una nave para 4, cualquier iniciativa de este tipo necesitaría no sólo el lanzador, sino el desarrollo de una nueva versión de la nave Orión. Ese planteamiento supondría mayor coste y plazos, haciendo bastante más complicada su aprobación. Una Orión de 6 plazas no garantiza en absoluto que algún día se vuele más allá de la ISS, pero hacer una de 4 es casi dar un cerrojazo a esa posibilidad. Vale, siempre podríamos volar a la Luna con sólo 4 tripulantes, pero entonces ¿qué aportarían estas misiones sobre las Apollo, que llevaban 3? La (débil) justificación de las nuevas misiones lunares es que aportarían mucha más capacidad que las antiguas misiones Apollo, con mucho mayor retorno científico; conformarnos con una repetición de lo que se hizo en los años 60-70 es difícilmente “vendible”…
En fin, no es sorprendente, y en cierto modo era hasta previsible, pero no por ello deja de ser triste. Lo siento por Bush (en un decir…), pero el único legado positivo que podía haber quedado de su mandato, su “visión”, parece que se desintegra día tras día. Repito, muchos lo sospechábamos desde el mismo día en que dio su discurso, pero lamentablemente que previéramos este final no significa que nos alegre. Qué triste…
Actualización:
Poco después de escribir lo anterior, me entero de que ayer (29 de abril) el actual administrador en funciones de la NASA, Chris Scolese, dijo en una conferencia que la NASA se está replanteando la idea de construir bases permanentes en la Luna, como se ha defendido en los últimos cinco años. En la actualidad se estaría considerando la realización de misiones puntuales, tipo Apollo, o incluso sustituir el objetivo lunar por otros (un asteroide, Marte…).
¿Necesitamos más pistas? Ya no se trata de unos cuantos escépticos que decimos que no se va a ir a la Luna, ahora la propia NASA empieza a desechar públicamente la idea. Han sido unas declaraciones vagas y sin detalles, pero parece que se está preparando el terreno para una retirada en toda regla. Creo que sobran más comentarios.
Con el tiempo las cosas fueron cambiando. Durante el desarrollo del programa Constellation, los problemas se multiplicaban, tanto con el lanzador Ares I como con la nave Orión. La nave no paraba de engordar, cada iteración de diseño suponía mayor peso, y el lanzador que inicialmente iba a ser un simple derivado de un acelerador lateral del Shuttle, cada vez tenía mayores requisitos debido, entre otros, a este sobrepeso de su pasajero.
La primera decisión, ya anunciada aquí, fue eliminar la posibilidad de que la Orión aterrizase en tierra firme. Una difícil decisión que supondrá un encarecimiento de las misiones (la recuperación sobre el mar requiere muchos más medios y recursos que una recuperación sobre tierra firme) y una mayor dificultad de reutilización (el medio marino es muy corrosivo, y obligará a más revisiones y mantenimiento… con más encarecimiento). Como ya dije en su día, esta decisión demostraba la gravedad del problema, pues en ingeniería uno no decide saltarse la especificación de diseño así como así; si hay que renunciar a una de las premisas del proyecto, es porque algo serio sucede, y las consecuencias nunca son agradables (pérdida de prestaciones, etc).
Pues bien, la cosa sigue. Ahora le toca a la tripulación: si la Orión iba a ser una nave con capacidad para 6 astronautas, ahora el requisito se ha recortado a 4. Hummm… la Apollo también caía sobre el mar, y su capacidad era para 3… Lo siento, Mike, pero me parece que a la Orión en vez de esteroides le han dado hamburguesas; más bien lo que vamos a tener es una Apollo rechoncha, simplemente.
La noticia la ha hecho pública recientemente un portavoz de la NASA, Grey Hautaluoma. Según la versión oficial, de esta forma se simplificará el proyecto ahorrando coste y plazos, teóricamente. Se basa en que la Orión iba a tener capacidad para 6 astronautas, pero en las misiones a la ISS sólo irían 4; la capacidad máxima se utilizaría sólo en futuras misiones lunares. Como por ahora lo urgente es ir a la ISS, nos quedamos con los 4 por ahora, y luego ya veremos, ha venido a decir, más o menos. Falso: se me cruzaron los cables al escribir lo anterior (lo que está en cursiva). En realidad la Orión iba a ser una nave con capacidad para 6 tripulantes, utilizándose dicha capacidad máxima para misiones a la ISS, y una capacidad reducida para 4 astronautas en misiones más allá de la órbita terrestre. Es decir, lo contrario de lo que decía aquí (confusión tonta, cosas de la memoria). Por tanto, algunos razonamientos que leeréis más abajo no tienen mucho sentido, aunque el mensaje de fondo no cambia. Publicaré un nuevo post a continuación de éste con la rectificación completa.
Ésa es la versión oficial. No creo que haga falta que os dé la mía, porque creo que es evidente para todos, pero como esto es un blog, ahí va:
Si bien es cierto que una simplificación en el proyecto será un gran alivio para la NASA, dados los reiterados retrasos y aumento de costes que viene sufriendo este programa, creo evidente que el principal problema sigue siendo el peso. Pese a los reiterados desmentidos (“el Ares I tiene capacidad de sobra para lanzar la Orión”, decían…), las filtraciones relativas a los problemas de potencia del lanzador para poder cumplir la misión han sido constantes en los últimos tiempos. La renuncia a la recuperación sobre tierra (también inicialmente desmentida, y finalmente aceptada oficialmente) fue el primer gran síntoma, y éste es claramente el segundo. Los problemas deben ser bastante serios.
Pero hay más: si bien se dice, y es cierto, que el tamaño de la Orión permitirá en un futuro hacer una versión para 6 tripulantes, todos sabemos que esto puede suponer que nunca se cuente con dicho vehículo. La misión lunar siempre ha estado en entredicho (al principio por mi y unos cuantos más, y en los últimos tiempos por mucha más gente), pero esto puede ser la puntilla. Porque con un vehículo ya existente con capacidad para 6 personas, aunque la idea de misiones más allá de la órbita terrestre se quedase inicialmente en suspenso (que siempre ha sido bastante probable), al menos ya se tendría una parte importante del sistema listo si algún día se quisiera retomar la idea. Tener una Orión con capacidad para 6 personas, aunque durante años sólo se utilizasen 4 plazas para misiones a la ISS, daría además argumentos a la NASA para llevar a cabo misiones tripuladas más ambiciosas, para lo que sólo se necesitaría un lanzador más potente. Pero si nos quedamos con una nave para 4, cualquier iniciativa de este tipo necesitaría no sólo el lanzador, sino el desarrollo de una nueva versión de la nave Orión. Ese planteamiento supondría mayor coste y plazos, haciendo bastante más complicada su aprobación. Una Orión de 6 plazas no garantiza en absoluto que algún día se vuele más allá de la ISS, pero hacer una de 4 es casi dar un cerrojazo a esa posibilidad. Vale, siempre podríamos volar a la Luna con sólo 4 tripulantes, pero entonces ¿qué aportarían estas misiones sobre las Apollo, que llevaban 3? La (débil) justificación de las nuevas misiones lunares es que aportarían mucha más capacidad que las antiguas misiones Apollo, con mucho mayor retorno científico; conformarnos con una repetición de lo que se hizo en los años 60-70 es difícilmente “vendible”…
En fin, no es sorprendente, y en cierto modo era hasta previsible, pero no por ello deja de ser triste. Lo siento por Bush (en un decir…), pero el único legado positivo que podía haber quedado de su mandato, su “visión”, parece que se desintegra día tras día. Repito, muchos lo sospechábamos desde el mismo día en que dio su discurso, pero lamentablemente que previéramos este final no significa que nos alegre. Qué triste…
Actualización:
Poco después de escribir lo anterior, me entero de que ayer (29 de abril) el actual administrador en funciones de la NASA, Chris Scolese, dijo en una conferencia que la NASA se está replanteando la idea de construir bases permanentes en la Luna, como se ha defendido en los últimos cinco años. En la actualidad se estaría considerando la realización de misiones puntuales, tipo Apollo, o incluso sustituir el objetivo lunar por otros (un asteroide, Marte…).
¿Necesitamos más pistas? Ya no se trata de unos cuantos escépticos que decimos que no se va a ir a la Luna, ahora la propia NASA empieza a desechar públicamente la idea. Han sido unas declaraciones vagas y sin detalles, pero parece que se está preparando el terreno para una retirada en toda regla. Creo que sobran más comentarios.