Se veía venir, pero no
por eso deja de ser una situación absolutamente descorazonadora. La inversión
española en la ESA baja al 50% de su cifra actual, después de que haya costado
décadas alcanzar este nivel (que no es ni más ni menos que el que simplemente
nos correspondía en base a nuestro PIB).
Ya sabéis que la
contribución de cada país a la ESA consta de una parte obligatoria, cuyo
importe es proporcional al PIB de cada país, más una parte voluntaria, cuyo
importe debería ser también proporcional al PIB, aunque en la práctica puede
variar entre cero e infinito, por ir a los extremos. Y no, no es mejor ser
rácano y no contribuir nada en la parte voluntaria, porque lo que contribuyes
repercutirá directamente en los contratos que consigas. Es decir, la
contribución a la ESA puede entenderse como una subvención directa a las
empresas de alta tecnología de tu país, ya que conseguirán ese importe en
contratos con la ESA.
Esto es algo que se ha
notado en los últimos años, cuando, tras décadas de contribución por debajo de
lo que nos correspondía, alcanzamos por fin en 2008 el nivel proporcional a
nuestro PIB (es decir, llegamos simplemente a la media, tras estar
permanentemente por debajo; ya hablé sobre ello más extensamente aquí).
Esto hizo que aumentara considerablemente la actividad espacial en nuestro país
(sí, vale, sigue siendo mínima, pero mucho mayor que hace unos años). Ahora,
sólo cuatro años después de conseguir ponernos al nivel que nos correspondía,
volvemos a retroceder, ni más ni menos que un 50% en total, a través de un
71,4% de recorte en la aportación voluntaria.
Por cierto, ¿sabéis a
cuánto asciende ese enorme 50% de descenso? Pues a 100 míseros millones de
euros. Así de triste e irrisoria es nuestra contribución a una de las
industrias de más valor tecnológico. Entre tanto, se regalan cientos de miles
de millones a la banca privada para tapar los agujeros creados por su mala
gestión. Con lo que se está recortando de nuestra contribución a la ESA apenas
dará para pagar la indemnización por despido a algunos de los banqueros
responsables de esta situación.
El ministro de industria,
José Manuel Soria, ni siquiera asistirá a la Conferencia Ministerial de la ESA
a celebrar los días 20 y 21 de este mes. Sin comentarios.
Ya sé que cuando nos
están recortando salarios y prestaciones sociales, cuando la educación y la
sanidad públicas están seriamente amenazadas, cuando cada vez la edad de
jubilación nos queda más lejos y las pensiones son más ridículas, y cuando en
nuestro país 1 de 4 personas en situación de trabajar está en paro, esto puede
parecer un problema menor. Pero lo cierto es que por este camino sólo vamos al
abismo. Parece que ya sólo podemos esperar que el fondo no esté demasiado
lejos, aunque me temo que nos vamos a estampar contra él igual.