Aunque hace ya tiempo que dejé de escribir en el blog, hoy
vengo de nuevo para anunciaros la publicación de un nuevo libro. Se titula “EL FALLO NO ES UNA OPCIÓN. La accidentada historia de la astronáutica”.
Sí, seguro que a muchos este título os recordará otro de mis
libros, “Houston, tenemos un problema”. Es cierto: el tema es el mismo, y hasta
el enfoque: descripción detallada de los accidentes, sus causas y
consecuencias, utilizándolos además como hilo conductor para ir relatando toda
la historia de la astronáutica desde sus inicios hasta nuestros días. En cierto
modo, se puede decir que este nuevo libro es un “Houston 2.0”. O,
despectivamente, “un refrito”. Bueno, sí, un poco de eso hay, aunque también
creo que hay diferencias suficientes como para justificar un nuevo título y
considerarlo un libro nuevo, más que una nueva edición del anterior.
¿Por qué volver ahora sobre este tema? Bien, para empezar,
siempre supe que el Houston quedaría desactualizado en algún momento, porque
siempre ocurrirían nuevos accidentes con posterioridad a la publicación del
libro. Y, efectivamente, así ha sido. Aunque desde su publicación en 2005 no
hemos tenido que lamentar ningún nuevo accidente mortal en el programa espacial
tripulado (aunque sí ha habido víctimas relacionadas con el desarrollo de
tecnología espacial, como en el accidente de Scaled Composites en Mojave en
2007), sí han existido accidentes de mayor o menor gravedad en estos últimos 13
años. Y también en este tiempo han salido a la luz algunos incidentes relacionados
con el programa del transbordador espacial que no habían trascendido aún al
exterior en la fecha en que escribí ese libro.
Como digo, eso lo sabía desde el primer momento, y por eso
desde que publiqué el anterior continué recopilando toda la información que
podía sobre cada nuevo accidente o incidente grave, así como los nuevos datos
que a veces aparecían sobre los casos más antiguos. ¿Por qué? Pues… supongo que
porque en el fondo nunca me he cerrado a la posibilidad de sacar una nueva
edición revisada y actualizada de aquel libro; sin ser algo que me hubiera
planteado nunca seriamente, sabía que era una posibilidad. Pero, sobre todo,
porque me gusta el tema. Me gusta mucho.
No, no soy un morboso. Pero es que el tema de los accidentes
y su investigación, es apasionante. Es un reto en todas sus facetas: desde la
prevención, que obliga a diseñar bajo los criterios de la seguridad, buscando
la redundancia o los diseños “fail safe”
(tolerantes al fallo), hasta la investigación de los accidentes, que a menudo
es toda una labor de investigación del más alto nivel. Por no hablar del reto
que a su vez supone después rediseñar el sistema para evitar que un fallo de
ese tipo pueda reproducirse en el futuro. Técnicamente, todo esto es
apasionante, y yo creo que a todo amante de la ciencia y la tecnología le
resulta tremendamente atractivo.
Pero es que, además, el relato de los accidentes, la epopeya
de quienes los sufren, es también emocionante. Dejemos el morbo aparte, de
hecho es incluso mucho más emocionante cuando no hay víctimas y se consiguen
superar todos los problemas: seamos sinceros, a todos nos gusta. Nos gusta la
peli de “Apolo 13”, nos gusta la peli de “Gravity”… ¿y por qué? Pues porque
durante toda la película sus protagonistas están luchando por sus vidas,
superando un problema tras otro, hasta el final. Y nos encanta. ¿Quién se
tragaría dos horas de proyección en las que un astronauta se limitase a
realizar sus experimentos, comer, ejercitarse en la cinta de correr, y dormir?
Vale, no me refería a ti… sí, ya sé que aquí más de uno se lo tragaría, pero
hablamos de gente “normal” ;-) Por ello, siempre he creído que relatar la
historia de la exploración espacial tomando los accidentes como hilo conductor,
es una forma apasionante de hacerlo, quizás una de las más amenas que se pueda
encontrar, y que además permite al lector ser mucho más consciente de lo que
implica subir al espacio. Ver un vídeo en youtube de los astronautas de la ISS
jugando con burbujas de agua puede ser chulo, pero ser astronauta es mucho más
que eso, y a veces lo olvidamos.
Volviendo al libro, y para aquellos que ya conozcáis el
“Houston”, ¿qué aporta éste de nuevo? Pues lo más destacable es la inclusión de
5 nuevos capítulos en los que se tratan 6 nuevos accidentes o incidentes
graves. También he ampliado ligeramente algunos de los accidentes “antiguos”
con información adicional. Por último, he corregido erratas y algún pequeño
error, y he revisado extensamente el texto, realizando algunas modificaciones
en la redacción, a nivel principalmente de estilo. El resultado asciende a 693 "páginas equivalentes", según recuento de Amazon. También hay algunas
fotografías nuevas; las fotos (250, nada menos) siguen siendo en este libro una parte muy
importante, complementaria del texto, ayudándonos tanto a comprender lo que
leemos (especialmente en el caso de las descripciones más técnicas) como a
meternos en situación. En fin, más allá de los nuevos capítulos, se trata de
temas menores que probablemente no justifiquen la relectura para quienes ya
conozcáis el anterior, pero que creo que harán la experiencia bastante más
satisfactoria a quienes se aproximen a este libro por primera vez.
Sinceramente, creo que este libro no sólo ha ganado en contenidos, sino también
en calidad con respecto al anterior.
Y hay una razón adicional para publicarlo: que el “Houston”
ya hace tiempo que no se encuentra en las librerías. Al parecer, el libro está
agotado. Digo al parecer, porque me he tenido que enterar por terceros, y en la
editorial pasan de mí… y de pagarme mis derechos de autor correspondientes,
dicho sea de paso. Así que, viendo que puede haber nuevos potenciales lectores
interesados en el tema (¡han pasado 13 años, que se dice pronto!) que no pueden
encontrar un libro así en el mercado, he decidido llevar a la práctica esa
antigua idea de sacar una nueva versión actualizada y mejorada. Y esta vez al
margen del mercado editorial tradicional, tras sufrir las experiencias previas…
Finalmente, una curiosidad sobre el título. Como en cierto
modo se puede considerar una versión 2.0 del “Houston”, pues qué mejor que
titularlo de forma acorde. Si en la historia del Apollo 13 la primera frase
famosa fue “Houston, tenemos un problema” (bueno, o “hemos tenido”…. pero eso
es para frikis), la segunda, la que vino después, se supone que la pronunció
Gene Kranz para exhortar a su equipo a buscar una solución: “El fallo no es una
opción”. Que sí, que ya lo sé, que nunca la pronunció, que se la inventaron
para la peli… ¿Y qué? Mola. Y expresa perfectamente el espíritu con el que se
previenen, se investigan y se da solución a los accidentes, que es una de las claves
del libro. Así que ésta ha sido la frase elegida. Una versión 2.0 con una frase
2.0.
En fin, no me enrollo más. Si lo leéis, espero que os guste.
¡Hasta dentro de otros 13(?) años!
Podéis encontrar el libro en Amazon:
…y en el resto de webs nacionales de Amazon.