27 diciembre 2006

Papá Noel lo ve todo

Este articulillo (es que eso de “post” me repatea un poco escribirlo, y “artículo” es demasiado pretencioso para lo que escribo aquí) es algo atípico, pero es que tengo tiempo para escribir y pocas cosas “espaciales” que contar, así que me salgo un poco por la tangente aprovechando las fiestas en las que estamos.

Bueno, al grano. Empezaré diciendo que tengo una niña de 4 años, que, como es normal a su edad, en esta época no hace más que pensar en Papá Noel y los Reyes Magos. Y, claro, como también es normal en todo padre que intente conseguir algo de sus vástagos en esta época, es habitual echar mano de la consabida coacción tipo “que ya sabes que Papá Noel te está viendo”…

Y a la pobre no se le ocurre otra cosa, en una de esas ocasiones, que preguntarme “¿y cómo me ve?” (no, si serán pequeños, pero de tontos no tienen ni un pelo). Y yo, en lugar de irme a lo típico (“es que son mágicos”), pues ya sabéis, la cabra tira al monte: “Pues verás, es que Papá Noel tiene una constelación de satélites espía en órbita polar conectados a una central de seguimiento en Alaska donde recibe todas las imágenes de todos los niños del mundo en sus monitores”.

Y la pobre se lo creyó. Claro, al fin y al cabo es más fácil creerse eso que el cuento de la magia, ¿no? Si en el fondo hasta casi no le mentí, sólo exageré un poco… Pero el caso es que se le quedó grabado, porque días después me preguntó no sé qué sobre los monitores, cómo veía en ellos a los niños y tal… Y como ya había pasado Papá Noel y la Nochebuena, yo le comenté que los Reyes Magos usaban el mismo sistema. Y fue cuando mi mujer comentó que los Reyes no están en el Polo Norte, y les pillaba un poco mal Alaska; pero claro, es que en el mundo globalizado de hoy, no tendría sentido que los magos de Oriente se montasen su propia constelación de satélites, al estilo Galileo frente a GPS, que está la vida muy cara y hay que reservar las economías para los regalos…así que, como toda esta gente son muy buenos y se llevan muy bien entre ellos, pues han firmado un acuerdo con Papá Noel y le tienen subcontratada la labor de vigilancia.

La pobre sigue creyéndoselo, pero claro, si es que ya hasta distingue un satélite de una sonda, y hasta nombra ciertas estrellas y planetas… Por ahora no se le ha ocurrido preguntar cómo ve el satélite dentro de las casas, pero bueno, todo tiene respuesta: también operan en la banda infrarroja, y siguen la huella térmica…

En fin, que estoy muy mal, ya lo sé… ¡Felices Fiestas! (Imagen: NASA)

19 diciembre 2006

¿La India a la Luna?

Recientemente publicaba en este blog un pequeño aviso informando de dos nuevos artículos en mi web principal, uno de ellos sobre el programa espacial indio. El citado artículo lo escribí en agosto, y en él comentaba que existían rumores sobre un posible interés de la India por introducirse en el campo de las misiones tripuladas, aunque el gobierno lo había descartado.

Bien, pues apenas unos pocos meses más tarde, podemos decir que dichos rumores se han confirmado. Aunque oficialmente la política espacial india no ha cambiado, y el gobierno no se ha pronunciado aún sobre este tema, su agencia espacial, ISRO, está llevando a cabo estudios de viabilidad de un programa espacial tripulado.

Poco más podemos decir con seguridad, pero creo que esto ya es mucho. El contenido de dichas misiones es incierto, no porque el ISRO no lo haya definido, sino porque dependerá en gran medida de la voluntad final del gobierno indio (lo que se traducirá en el apoyo económico al programa). Pero la noticia indica que existe la voluntad de introducirse en este terreno, algo hasta hace poco descartado.

Por supuesto, el ISRO propone un plan espectacular, como debe ser (ya vendrán otros a recortárselo), hablando incluso de misiones tripuladas a la Luna alrededor de 2020 (más o menos coincidiendo con los planes norteamericanos). Personalmente, esto me parece más un sueño que otra cosa, siendo mucho más lógico esperar un programa al estilo chino, con misiones a la órbita terrestre ampliamente espaciadas, que no supongan una carga económica descomunal para el estado. Pero así y todo, no deja de ser algo espectacular, y más viniendo de un país considerado en vías de desarrollo… aunque no debemos olvidar que ofrece al mundo magníficos matemáticos, informáticos y físicos, de un nivel que hacen palidecer a los de nuestro mundo occidental.

¿Por qué este cambio en la política espacial india? Bueno, no nos anticipemos: aún no hay ningún cambio oficial en dicha política, no olvidemos que por ahora no pasa de estudios y propuestas del ISRO… pero todo apunta a que tarde o temprano se ratificará este nuevo rumbo en el programa espacial del país asiático. Así que, lo dicho, ¿por qué? Ya en mi anterior artículo anunciaba un cambio en la política habitual al internarse en el nuevo campo de las sondas espaciales, algo ajeno a los fines puramente sociales que hasta entonces habían guiado aquel programa espacial. Y apuntaba a razones de prestigio, de publicidad frente a países vecinos para aparecer como una potencia tecnológica y poder quizás ganar así mercado en su entorno más próximo.

La nueva política espacial tripulada, de confirmarse, podría englobarse en este mismo razonamiento, aunque personalmente ahora se me queda un poco escaso para un programa tan ambicioso. Si se confirma, la nueva política podría tener justificaciones adicionales (sin por ello olvidar el tema del prestigio). Una podría ser, simplemente, el dar contenido a toda su infraestructura espacial una vez que los fines sociales que la motivaron parecen ya plenamente conseguidos. Para mantener ocupados y a la vanguardia de la ciencia y la tecnología a todo el elenco de técnicos y científicos involucrados en su programa espacial, son necesarios nuevos retos, y éste lo sería, sin duda. Mantener un alto nivel tecnológico siempre genera importantes dividendos para el país, y ésta podría ser una buena razón para ir más allá en cuestión espacial.

Y, por supuesto, hay muchas más razones; sin ir más lejos, la política. Simplemente la posibilidad de hablar de tú a tú a potencias espaciales como China, Rusia o los Estados Unidos, es algo que puede generar importantes réditos para el futuro. La política no se restringe a un campo determinado, y una posible colaboración, o al menos el alcanzar un estatus similar, en un determinado campo, puede generar beneficios políticos (aunque sean simplemente de imagen, o psicológicos) a nivel global.

En fin, sea por la razón que sea, parece que puede ser que en unos años (aunque no serán pocos) veamos un nuevo contendiente en materia de exploración espacial tripulada. Y eso siempre es una buena noticia.

18 diciembre 2006

Cooperación NASA-Google

Lo de Google es increíble. Empezó convirtiéndose en el mejor buscador de Internet, y, como tal, en el más usado por un margen tan amplio que prácticamente ha hecho que nos olvidemos de que existen otros. Luego comenzó a ampliarse con extras tan variados como el Google-Maps, el Google-Earth, el Google-News, la biblioteca virtual, etc., etc…. ¡hasta incluyó una herramienta de dibujo de arquitectura! Bueno, pues en esta ocasión, se anuncia una cooperación con la NASA que puede ser espectacular para los aficionados a estos temas: se trataría de utilizar todo el potencial de Google para ofrecer acceso a través suyo a la inmensa biblioteca de documentos y fotografías de la NASA. Estoy impaciente por que llegue a ejecutarse…

Es cierto que ya hoy disponemos de acceso a buena parte de toda esta documentación. En las webs de la NASA y organismos dependientes, podemos encontrar miles de documentos de todo tipo, así como miles de fotografías, muchas de ellas con una magnífica resolución. Pero también es cierto que, a veces, buscar lo que queremos entre todo el entramado de centros y páginas web se convierte en una tarea bastante ardua.

Por esta razón, estoy impaciente por ver en qué se concreta la colaboración con Google. Espero que no se limite a poner al alcance del ciudadano medio la información más consumida y las fotos más espectaculares, y que se llegue a realizar un volcado de gran magnitud que nos sea realmente útil a los que a menudo investigamos en sus archivos en busca de oscuros documentos semi-olvidados. Sí, ya sé, tiro para casa, pero es lógico, a mi es lo que me interesa… Aunque me temo que esto, si llega, será con tiempo. Me imagino que en principio se favorecerá el acceso a la información más popular, pero bueno, eso también es magnífico, si ayuda a extender la afición por estos temas.

En fin, permaneceremos a la espera a ver en qué se concreta este acuerdo de colaboración. Aunque sólo sea para buscar fotos, si el resultado es mejor que el NIX (un intento similar de la NASA con resultados digamos que incompletos), bienvenido sea. (Imagen: Google)

Meteorología Espacial

Suena raro, ¿verdad? Pues para los operadores de satélites, puede ser tan importante como la meteorología terrestre lo es para todos nosotros.

Pero ¿qué es la meteorología espacial? Bueno, pues básicamente, en su aspecto más destacado, es la predicción de fenómenos solares como llamaradas y demás. Algo que se investiga no sólo por su interés científico, sino también por sus aplicaciones directas en la operación de satélites y sondas espaciales.

Efectivamente, algunos fenómenos solares esporádicos, como las llamaradas, lanzan enormes flujos de partículas cargadas al espacio, que pueden dañar ciertos componentes electrónicos de satélites y sondas, o provocarles pérdida de datos. Con una correcta previsión del evento, se puede enviar una orden al satélite para que se coloque en “modo seguro”, desactivando los sistemas más delicados, evitando así mayores daños.

La semana pasada ocurrió una de estas tormentas solares. Se detectó el día 13 de diciembre, y el flujo de partículas alcanzó la Tierra el 14. Algunos satélites de la ESA, como los Cluster, el Envisat y el Integral, se vieron ligeramente afectados. Para el futuro, la ESA se está planteando mejorar sus sistemas de previsión meteorológica espacial. Y, para el que esté interesado en saber el tiempo que hará mañana en el espacio, ya tenemos SpaceWeather. (Imagen: SpaceWeather.com)

22 noviembre 2006

El Ares tiene problemas

En las últimas semanas se ha filtrado que el nuevo lanzador Ares-I, la propuesta de la NASA para lanzar la nueva nave Orión, podría estar sufriendo serios problemas.

Al parecer, se ha comprobado que el diseño, tal y como está planteado hoy día, no puede cumplir las necesidades de empuje requeridas por la misión. Tengo que reconocer que cuando lo leí la semana pasada me sorprendió enormemente, pues no parecía lógico descubrirlo a estas alturas. En un proyecto como éste, habría sido bastante normal encontrarse con este problema como el resultado de una iteración, es decir, que se descubra que el diseño final de la nave Orión es más pesado de lo previsto (algo intrínseco a todo proyecto aeroespacial, hagas lo que hagas), con lo cual el lanzador requiere mayor empuje, y hay que rediseñarlo. Pero que sin cambios en la especificación se descubra ahora que el Ares se queda corto, me sonaba muy extraño. Pero sin haber profundizado más, no me atreví a dar mi opinión aquí, me faltaban datos. Ahora no es que tenga muchos más (lógicamente, la NASA prefiere lavar los trapos sucios en casa, como haría cualquiera), pero al menos sí he podido hacer una recapitulación sobre el programa, y leer algunas críticas jugosas en medios norteamericanos, que dan para algunos comentarios.

Que ahora surja este problema, independientemente de que resulte extraño, es bastante grave, porque la solución no es sencilla, ni barata, ni rápida. Claro que hay solución, como acoplar aceleradores de propulsante sólido al nuevo cohete, pero el diseño se aleja cada vez más de la idea inicial, que era utilizar al máximo posible el material del shuttle para ahorrar costes y acortar plazos. Y el nuevo Ares cada vez se parece menos al cohete del que se supone que parte.

Primero fueron los problemas con los motores: la última etapa se suponía que iba a ser propulsada por un SSME, el motor del transbordador espacial. Pero luego se encontraron serios problemas para adaptar este motor para arrancar en altura; se decidió que las modificaciones necesarias eran tan serias que sería más económico optar por un motor alternativo: el J-2, de los tiempos del Saturn.

Pero el J-2 no tiene la potencia del SSME, así que hubo que modificar el cuerpo principal del lanzador para añadirle otro segmento de propulsante sólido adicional. Ahora resulta que ni aún así tiene potencia suficiente, y se plantean nuevas modificaciones. En resumen, lo que finalmente salga de todo esto se parecerá como un huevo a una castaña al acelerador de propulsante sólido del Space Shuttle del que se supone que deriva.

En estas condiciones, hay quien se pregunta, puede que con buen criterio, si no sería mejor volver a la mesa de diseño y empezar otra vez desde cero en busca de un concepto óptimo, en lugar de seguir agarrándose a uno que se ha demostrado inválido y que se mantiene a base de añadirle postizos. Bien, es difícil opinar sin conocer en detalle los datos que tiene la NASA al respecto, pero hay que reconocer que al menos es algo a plantearse… y que supongo que han hecho en la agencia; otra cosa es que pueda tomarse la decisión de seguir adelante sólo por no reconocer que estaban equivocados, que esto también pasa en el mundo real: en estas cosas todo el mundo quiere proteger su culo, con perdón. A ver con qué cara se presentan ahora, después de tanta publicidad, diciendo… “estoooo… que no, que mira, que mejor olvida todo lo que te he dicho, que la hemos cagado un poco, y vamos a empezar a pensar otra vez cómo diseñamos este cacharro; ah, y olvídate de tenerlo para 2014, que ya llevamos 3 años de retraso, y además de reutilizar lo del Shuttle nada, así que será un poquito más caro…”. A ver quién es el guapo que presenta algo así delante del Congreso… En esta situación, cualquiera intentaría salvar la cara apañando como pudiera el concepto inicial, con los añadidos que hicieran falta, justificándolos con “necesidades de ingeniería” difíciles de entender por el ciudadano medio. Al final es posible que los retrasos y los sobrecostes sean los mismos que en un diseño totalmente nuevo (quizás incluso a costa de un resultado final no óptimo), pero nadie podrá acusar claramente a nadie de haberla cagado estrepitosamente (seguramente la historia lo hará, pero para entonces los responsables ya disfrutarán de una confortable pensión, y nadie recordará sus nombres).

No digo que esté pasando lo que comento arriba, sólo planteo lo que podría ser una posibilidad. No tengo razones a favor ni en contra de este razonamiento, simplemente expongo lo que empieza a pensarse en algunos sectores, y que no resultaría nada increíble. Aunque sinceramente espero que no sea esto lo que está ocurriendo, por el bien del futuro programa espacial.

ACTUALIZACIÓN: Poco después de escribir lo anterior, se ha hecho público que el Ares y el Orión han superado la revisión preliminar de diseño (PDR), y se ha desmentido que el Ares no tenga potencia para lanzar el Orión: oficialmente, la tiene de sobra.

Bien, es posible, aunque es curioso, porque al parecer la filtración provenía de la propia NASA. Puede que realmente fuera un rumor falso (es muy posible, rumores falsos corren por todas las organizaciones) o que se haya solventado finalmente de alguna forma. En cualquier caso, lo escrito anteriormente parece seguir siendo válido: aunque los aceleradores sólidos no sean necesarios para darle esa potencia adicional, sí parece que serán necesarios dichos motores adicionales, u otros similares, para solucionar un problema de estabilidad durante el ascenso. Con lo cual, el debate de si merece la pena seguir añadiendo “postizos” o partir de cero, sigue siendo igualmente válido, y por esta razón he conservado lo que ya estaba escrito. (Imagen: NASA)

28 octubre 2006

Nuevos artículos en mi página principal

Ultimamente, este blog tiene bastantes más visitas que mi página principal. Eso es lógico, pues se actualiza más frecuentemente. Pero os recuerdo que aquí no aparecen todos los artículos: este blog está dedicado principalmente a artículos de opinión. Otros artículos más "serios", siguen publicándose en mi web principal, en la sección Artículos.

Es cierto que son pocos, pues la mayor parte de esos artículos "serios" terminan en publicaciones impresas, y no en la web. Pero hay excepciones. Ultimamente he colgado en mi web un par de nuevos reportajes que quizás os puedan interesar:

Nada más, solamente recordaros que allí podréis encontrar de vez en cuando alguna lectura espacial adicional a este blog. Saludos a todos.

23 octubre 2006

La guerra preventiva llega al espacio

El gobierno norteamericano acaba de desclasificar la nueva política espacial de la Administración Bush, un documento de fecha 31 de agosto de 2006 que reemplaza al anterior, de 1996.

A lo largo de las 10 páginas del documento desclasificado, la nueva política reitera básicamente lo ya conocido, en los términos generalistas que son de esperar en un documento de este tipo: compromiso para continuar las actividades de exploración tripulada y no tripulada del espacio, favorecer la cooperación internacional en este ámbito, o favorecer la introducción de la industria privada en la actividad espacial. Nada nuevo bajo el sol. Lo que quizás hace de este documento algo digno de mención es la defensa sin complejos del derecho de los Estados Unidos a llevar el concepto de “guerra preventiva” al ámbito espacial.

En este sentido, el documento expone literalmente que “los Estados Unidos consideran las capacidades espaciales (…) vitales para sus intereses nacionales”, lo cual les llevará a “disuadir o impedir a otros que puedan obstaculizar estos derechos, o que desarrollen capacidades con esa intención”, incluyendo “denegar, si es necesario, a los adversarios, el uso de capacidades espaciales hostiles a los intereses nacionales de los Estados Unidos”. En otras palabras, si un país considerado hostil desarrolla una capacidad espacial que pueda ser considerada “amenazante” (y este concepto puede ser muy amplio), los Estados Unidos se reservan el derecho a actuar como consideren oportuno para aniquilar esa capacidad.

Lógicamente, en línea con estas declaraciones, se reservan el derecho a militarizar el espacio como crean conveniente. Así, declaran explícitamente que “las propuestas de acuerdos de reducción armamentística u [otras] restricciones, no deben obstaculizar los derechos de los Estados Unidos para conducir investigación, desarrollo, ensayos y operaciones u otras actividades en el espacio en nombre de los intereses nacionales de los Estados Unidos”. Es decir, en lenguaje del pueblo, que se pasan los posibles acuerdos de limitación armamentística por donde les parezca oportuno, y se reservan el derecho a militarizar el espacio aunque en el futuro se pudiera decidir prohibirlo mediante acuerdos internacionales.

Todo esto queda claro en uno de los objetivos a continuación explicitados para la nueva política espacial: “Permitir las operaciones libres de obstáculos de los Estados Unidos en el espacio para defender nuestros intereses allí”. O sea, asegurarse la libertad a hacer lo que les plazca en el espacio. Otras frases similares refuerzan estos mensajes a lo largo del documento.

Realmente, esto no es nuevo. La militarización del espacio es algo que ha estado dentro de los objetivos de las grandes potencias desde el lanzamiento del Sputnik en 1957. Quizás la famosa Iniciativa de Defensa Estratégica (más conocida como “Guerra de las Galaxias”) lanzada por el Presidente Reagan sea lo más conocido a nivel popular, pero lo cierto es que armas en el espacio las ha habido y las hay, aunque, lógicamente, se sabe poco sobre ellas. Tampoco es de esperar que sean grandes armas apocalípticas a día de hoy (los requisitos técnicos parecen hacerlo bastante complicado por el momento), pero los satélites antisatélite son una realidad hace tiempo.

¿Qué es, entonces, lo nuevo de estas declaraciones oficiales norteamericanas? Pues, por un lado, su voluntad de quedar al margen de cualquier acuerdo internacional de limitación de armas en el espacio, y, por otro lado, su arrogación del derecho a atacar los desarrollos espaciales de cualquier país que pueda ser considerado hostil.

Esto último es lo más peligroso, al anunciar claramente el concepto de “guerra preventiva” espacial. Y ya sabemos que bajo ese concepto se pueden esconder guerras simplemente económicas. Con lo cual, bajo la excusa de impedir que un país del “eje del mal” desarrolle actividades espaciales que puedan ser una amenaza, en la práctica puede servir para impedir que ese país simplemente acceda al espacio, con cualesquiera fines. De esta forma se le restringe su desarrollo y, quizás también, se evite la aparición de un nuevo competidor en el mercado espacial. Creo que sobran más comentarios.

20 octubre 2006

El Hubble y el Tercer Mundo

Ayer leí (con algo de retraso) una cosa que me dio que pensar. Se trata de unas declaraciones del norteamericano Robert Zubrin, el fundador de The Mars Society. No es que yo sea lo que se dice un seguidor de Zubrin, pero de vez en cuando dice alguna cosa coherente, como en esta ocasión.

Criticaba Zubrin (que aprovecha siempre que puede para criticar a la NASA, no sé si como ex-empleado resentido, aunque también a veces con razón) los planes de la NASA de llevar a cabo una misión encargada de desorbitar al telescopio espacial Hubble. La misión consistiría en diseñar un módulo de propulsión que sería enviado al espacio para acoplarse con el telescopio, y encargado de sacarlo de su órbita en una maniobra de reentrada controlada. Con ello se conseguiría evitar el riesgo que supondría una reentrada descontrolada del aparato, con el peligro de que sus restos pudieran caer sobre zonas habitadas y suponer una amenaza para la población.

El problema es que esta misión (aún simplemente una idea, no es algo decidido) costaría unos 300 millones de dólares. Y planteaba Zubrin que es absurdo gastar esa cantidad para eliminar un riesgo que es bastante remoto. Efectivamente, lo más probable, por simple distribución geográfica, es que los restos caigan bien sobre el mar, o bien sobre zonas deshabitadas, pues las ciudades representan un área minúscula de la superficie terrestre. Y dado que la órbita del Hubble lo llevaría a caer con más probabilidad en áreas del Tercer Mundo (sí, les toca todo, a los pobres...), argumentaba Zubrin que sería mucho más útil emplear esos 300 millones de dólares en ayudas a esos países que en la misión de sacada de órbita del Hubble. Efectivamente, esos 300 millones en ayudas quizás salvarían las vidas de centenares o miles de personas, mientras que el Hubble lo más probable sería que matase entre una y ninguna.

Pues tiene razón Zubrin, para qué negarlo... aunque en el fondo sus palabras sean, como a menudo, bastante demagógicas, pero en este caso es una demagogia que invita a la reflexión.

Para mí, la verdadera crítica a la NASA sería por qué se diseñó el Hubble sin tener en cuenta el peligro que podría suponer su reentrada, habiéndose debido prever ya en su diseño la inclusión del motor de salida de órbita que solucionase el problema. Ello habría evitado el riesgo con tan sólo una pequeña fracción del coste que ahora supone la misión planteada.

Y es que lo cierto es que la NASA no ha tenido históricamente mucha preocupación por la reentrada de sus ingenios espaciales, al menos en el momento de diseñarlos. Fue el caso, por ejemplo, del Skylab, su única estación espacial hasta la fecha (dejando aparte su gran participación en la ISS). Con un tamaño muy superior al del Hubble, su reentrada descontrolada en 1979 mantuvo en vilo a medio mundo, con un importante impacto mediático, ante el riesgo de que sus fragmentos pudieran caer sobre alguna zona habitada (al final, cayeron sobre el Océano Indico y sobre el desierto australiano). Dicho en castizo, parece que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, o que sólo piensan en la reentrada cuando se aproxima el final de la vida útil, cuando ya la cosa no tiene remedio (o lo tiene complicado y caro, como en el caso del Hubble).

Pero volvamos a los comentarios de Zubrin, que tienen su miga. Y es que, efectivamente, los 300 millones de dólares serían mucho más útiles para la Humanidad, y para el Tercer Mundo, y para salvar vidas humanas, que empleados en el módulo para el Hubble, que seguramente es innecesario. Pero también está claro que ni la NASA ni el gobierno norteamericano (ni cualquier otro) aceptarían nunca hacer este cambio.

¿Por qué? Pues por una razón de publicidad (publicidad negativa), simplemente. Porque de nada serviría que la NASA hiciese una donación de 300 millones de dólares para proyectos humanitarios en el Tercer Mundo, si luego un fragmento del Hubble mata a una persona, o simplemente daña propiedades (sin daños personales) en algún país del Tercer Mundo. Si esto ocurriera, nadie pensaría en los 300 millones donados, daría igual: las críticas a la agencia serían demoledoras.

Lamentablemente, así funcionamos en el mundo, todos nosotros. Así que es lógico que prefieran utilizar esos 300 millones en protegerse de un posible bochorno internacional que en mejorar las condiciones de vida en el Tercer Mundo. Dejando aparte el hecho prosaico de que las indemnizaciones a pagar por los posibles daños (humanos o materiales) superarían probablemente con mucho esa cifra, por pequeño que fuese el daño, mala prensa aparte. Así que gastar ese dinero en la misión de fin de vida del telescopio, probablemente no es lo razonable, pero sí lo lógico, en nuestra sociedad. Lo que habría que exigirles es que la próxima vez que diseñen una misión cuya reentrada pueda poner en riesgo a la población, que lo tengan en cuenta desde el principio. Así podrán emplearse esos 300 millones de dólares (o, digamos, 250, teniendo en cuenta el sobrecoste que supondría incorporar en el diseño inicial del ingenio los sistemas necesarios para su correcto "funeral") en cosas mucho más útiles. (Foto: NASA)

17 octubre 2006

Pedro Duque deja la ESA... pero poco

Efectivamente, el astronauta español Pedro Duque abandonará la Agencia Espacial Europea en breve, aunque no definitivamente (o, al menos, esa es la intención actual, que luego estas cosas nunca se sabe cómo acaban). Y es que Duque ha solicitado una excedencia de dos años (suerte que puede hacerlo) para pasarse a la empresa privada, como director de Deimos Imaging, una filial de la empresa aeroespacial madrileña Deimos Space.

Deimos Imaging tendrá su sede en el Parque Tecnológico de Boecillo, en Valladolid, un centro empresarial que está desarrollándose rápidamente con empresas de alta tecnología, muchas del sector de automoción, pero también varias de ellas del sector aeroespacial. Y, como su nombre indica, la empresa trabajará en el campo de la observación terrestre desde el espacio, un sector en expansión desde hace varios años, y con unas perspectivas de mercado crecientes. Las aplicaciones de esta tecnología son numerosas y también crecientes, desde la búsqueda de recursos naturales al control de actividades ilegales, pasando por el control medioambiental o incluso actividades lúdicas como Google Earth, por nombrar sólo algunas.

Pero lo importante no es la cuestión anecdótica de que Pedro Duque deje temporalmente el cuerpo de astronautas para dirigir esta empresa (bueno, anecdótico para nosotros, no para él ni para su nueva empresa, en la que seguro que sus contactos le serán de muchísima utilidad, aparte de su experiencia en el sector); lo importante es que nuestra indsutria espacial crezca con nuevas empresas. Y, sobre todo, con empresas brillantes como Deimos.

Deimos Space es una empresa muy joven, nacida en 2001, y pequeña (150 empleados, con un alto nivel de formación), pero que ya despunta como una de las más reconocidas en sus áreas de actuación. Como ejemplo de su competencia tenemos el concurso celebrado a nivel internacional el año pasado por la Agencia Espacial Europea. Bajo el título "Advanced Concepts Team-Global Trajectory Optimization", el concurso buscaba calcular la trayectoria óptima para una sonda enviada al encuentro de un asteroide. Con la base en una misión destinada a desviar un hipotético asteroide en ruta de colisión con la Tierra, el objetivo era conseguir que la sonda llegase con la máxima energía cinética (en la práctica, velocidad) posible, para unas condiciones de lanzamiento y masa del aparato fijas.

En el concurso participaron 17 equipos de múltiples nacionalidades: franceses, italianos, alemanes, holandeses, rusos, norteamericanos, y chinos. Entre ellos, organismos tan prestigiosos como el JPL de la NASA, el CNES francés, el Instituto de Aviación de Moscú o la planta de Khrunichev (diseñadores de los lanzadores Proton y Angara), entre otros muchos. Y entre tanto gigante, dos pequeñas empresas privadas en representación de España: GMV y Deimos.

En un escenario así, seguramente pocos esperarían el resultado final: en febrero de 2006 se anunciaba el ganador, el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, con 1850 puntos. Hasta aquí, nada sorprendente. Lo que quizás sí sea más sorprendente para muchos es que el segundo en el ranking fue Deimos Space, prácticamente empatado con el JPL, con 1820 puntos. Y el tercer puesto correspondía a GMV, algo más alejada, con 1455 puntos. El CNES, Khrunichev, y otros prestigiosos centros de nombres menos conocidos, quedaban todos más alejados por debajo. En el podio, las dos únicas empresas españolas participantes, y una de ellas separada del ganador prácticamente por la "photo finish".

¿Impresionante? Sin duda. ¿Sorprendente? No tanto, aunque pueda serlo para el público en general, e incluso para buena parte de los profesionales del sector, dada la escasa y prácticamente desconocida representación española en el mismo. Pero digo que no es sorprendente, porque el elevado nivel de los ingenieros españoles en análisis de misión es algo reconocido hace años, y reflejado, por ejemplo, en el nivel de "excelencia en mecánica orbital" otorgado por la ESA a GMV hace ya bastante tiempo.

Ahora, Deimos viene a ratificar este magnífico nivel de nuestros ingenieros. Y lo hace prácticamente desde el anonimato, y desde una juventud y tamaño que la deberían hacer palidecer ante los veteranos gigantes aeroespaciales con los que se enfrentaba en el concurso de la ESA. Algo que debería hacer reflexionar a nuestros responsables políticos a la hora de invertir recursos (a través del nivel de participación en la ESA) en un sector prácticamente olvidado en nuestro país, pero para el que constantemente demostramos poseer un nivel de primera línea, en buena medida desaprovechado. Lo que significa desaprovechar una mayor presencia en un mercado con un buen potencial comercial a corto y largo plazo, pero, sobre todo, con un magnífico potencial en cuanto a desarrollo tecnológico de nuestra industria nacional.

Comenzaba esta disertación comentando que Pedro Duque deja la ESA, al menos de momento. Esperemos que no sea definitivo y que pueda volver al espacio, por la publicidad que ello supone en nuestro país para este sector tan necesitado de ella. Pero lo hace para ponerse al frente de una nueva empresa espacial en nuestro país, y eso es un buen síntoma. Ojalá sea sólo el principio de una nueva era. (Imagen: Deimos Space)

22 septiembre 2006

Una intensa experiencia emocional

La norteamericana de origen iraní Anousheh Ansari, de 40 años, primera mujer turista espacial, y cuarta persona en pagarse su propio pasaje a la Estación Espacial Internacional, ya está a bordo de este complejo.

Pero lo que ha motivado este articulito son las palabras que ha escrito en su diario describiendo su experiencia durante el ascenso, y que pueden leerse completas en inglés en su blog. Al igual que muchos otros viajeros espaciales antes que ella, Ansari describe una profunda sensación de emoción al contemplar nuestro planeta desde el espacio. Es evidente que algo muy hondo se mueve dentro del cerebro del ser humano cuando vemos por primera vez la Tierra desde allí arriba. Pero dejemos que sean las palabras de la propia Anousheh quienes nos hagan soñar con esa vista reservada a unos pocos privilegiados:

5… 4… 3… Me voy de verdad…2…Te quiero, Hamid…1… y un despegue suave.

Viendo el lanzamiento de la Soyuz TMA-8, nunca pensé que sería así de suave dentro de la cápsula… Fue como el despegue de un avión – después las G’s empezaron, pero muy suaves. Creo que alcanzaríamos 2 ó 2,5 g como máximo… luego la separación, y la eyección del carenado de proa. Todo muy suave. Un rayo de luz llenó la cápsula y una calidez inundó mi corazón. Creo que estaba riendo a carcajadas. Mi felicidad era indescriptible…

La separación de la última etapa fue lo más destacable para mí, y, después, la ingravidez…

Este maravilloso sentimiento de felicidad que pone una sonrisa en la cara de todo el mundo. Lentamente me elevé de mi asiento y continué riendo. Simplemente, no podía creerlo… para ser sincera, todo esto es todavía como un sueño para mí… Estaba sujeta con tanta fuerza que no podía mirar fuera. Finalmente, cuando estuvimos seguros en órbita, pudimos abrir nuestros visores y soltarnos los cinturones…

L.A. [Michael Lopez-Alegria] se quitó un guante y éste empezó a flotar por la cabina. Yo no podía parar de reír todo el tiempo… Finalmente fui capaz de echar un vistazo fuera, y vi la Tierra por vez primera… Unas lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. No podía controlar mi respiración… Incluso pensar ahora sobre ello, todavía hace que acudan las lágrimas a mis ojos. Ahí estaba nuestro bello planeta, girando graciosamente sobre sí mismo, bajo los cálidos rayos del sol… tan pacífico… tan lleno de vida… sin signos de guerra, sin señales de fronteras, sin signos de problemas, sólo pura belleza…

Cómo me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar este sentimiento en su corazón, especialmente aquellos que están a la cabeza de los gobiernos del mundo. Quizás esta experiencia les brindaría una nueva perspectiva y ayudaría a llevar la paz al mundo.
Creo que por ahora ya hay bastante… Ya os haré saber sobre el viaje aquí arriba en la próxima entrada…

Anousheh Ansari, 21 de septiembre de 2006 (Texto completo)

Es interesante ese sentimiento que describe Ansari, y que ha sido expresado también por otros muchos antes que ella: esa sensación de felicidad, de alegría, combinada con una intensa emoción al mirar hacia la Tierra… ¿Quizás simplemente algún desequilibrio químico provocado en el cerebro por la falta de gravedad? ¿O algo puramente emocional, ligado al vínculo que une a la especie humana con su planeta natal? No lo sé, pero, en cualquier caso, es algo que debe ser maravilloso experimentar. (Fotos NASA)

21 septiembre 2006

Una divertida anécdota sobre conspiraciones

Sí, ya sé que este tema ya está tratado en un reciente articulillo de este blog, pero es que esta anécdota me ha resultado graciosa (aunque nada sorprendente), y quería compartirla con vosotros.

La comentaba David Portree, prestigioso especialista norteamericano en historia de la exploración espacial, en un foro especializado. Y gira en torno a la famosa “cara de Marte”, el fenómeno geológico marciano de la región de Cydonia que en fotos de las sondas Viking aparecía como una cara humana, y que levantó toda suerte de teorías sobre civilizaciones extraterrestres, aunque era evidente que se trataba de un simple efecto óptico (la similitud con una cara humana desaparecía simplemente al cambiar las condiciones de iluminación). Pronto, algunos creyeron ver incluso evidencias de una ciudad próxima a la cara, con templos y fortificaciones… En fotografías de misiones posteriores con mayor resolución, resultó claro que el fenómeno no era distinto de las caras que los antiguos creían ver en la superficie de la Luna, los supuestos canales de Schiaparelli en Marte, o las formas de las nubes.

Reproduzco aquí, con permiso de David y traducidas, las palabras del propio Portree contando su anécdota:

Hace unos cuantos años, caí por una web en la que insistían en que “la cara” era de origen alienígena. Estaba lleno de delirios sobre la conspiración de la NASA para ocultar la verdad. Esto era después de que las imágenes de la Mars Global Surveyor mostrasen que “la cara” era una meseta natural.

No me pude resistir. Les escribí que, en realidad, “la cara” había sido de verdad una cara, que era de origen extraterrestre, pero que la NASA la había volado para ocultar la verdad. La Mars Observer perdida [una sonda que fracasó en su misión, perdiendo contacto con tierra] no había sido enviada para explorar Marte. Por el contrario, transportaba un arma nuclear diseñada para destrozar “la cara”, y había llevado a cabo su misión con éxito.

Uno o dos años más tarde, un fan de “la cara” me lanzó una arenga sobre algo que yo había escrito en algún sitio sobre la Mars Observer, y a continuación me citaba mi propia historia inventada, sin saber que en realidad había sido yo el origen de esa “revelación”. Le dije que esa historia la había inventado yo mismo de guasa, pero él siguió insistiendo en que era cierta.

Mi broma ha terminado siendo parte de la leyenda de “la cara”. Desde aquí, pido disculpas al Universo.

David S. F. Portree
(Origen de las fotos, de arriba a abajo: Orbitador de la Viking 1, NASA; Mars Global Surveyor, NASA; Mars Express, ESA)

19 septiembre 2006

Un punto azul pálido

¿Cómo se ve la Tierra desde el espacio? Parece una pregunta tonta, pues todos estamos ya completamente acostumbrados a verla en fotografías, sean fotos tomadas por las naves Apollo (buena parte de las que conocemos del globo terráqueo al completo), sean fotos del Meteosat, o, sin ir más lejos, a través del Google Earth (aunque estas últimas son tan detalladas que cuesta pensar que son vistas espaciales, pareciendo más bien la perspectiva que se tiene desde un avión).

Pero no me refiero a eso. Eso es nuestro entorno cercano, poco más que alejarse uno o dos pasos de la puerta de nuestra casa. Pero ¿cómo se vería la Tierra, digamos, desde Saturno? Bien, pues en la foto adjunta tenéis la respuesta. A la izquierda, una recreación por ordenador. A la derecha, la foto real tomada por la sonda Cassini en órbita alrededor del planeta de los anillos. Sí, ese pequeño puntito blanco es la Tierra. Como lo llamó Carl Sagan en el título de una de sus obras, “A pale blue dot” (Un punto azul pálido). Toda una lección de humildad, ¿eh?

25 agosto 2006

Plutón, degradado por enano y excéntrico


No, la frase no es mía, qué más quisiera, porque me ha encantado. Me la ha dicho un compañero, que la ha escuchado por ahí. Me encanta.

Esta ha sido una prueba más del mal hacer periodístico general en estos temas, porque hace semanas que vienen anunciando que si el Sistema Solar ya son doce planetas, que si tal, que si cual... cuando no eran más que propuestas lanzadas en el congreso de la IAU (Unión Astronómica Internacional), sin nada en firme. Desde el principio se sabía (quien quisiera molestarse en saberlo, claro) que hasta el 24 de agosto no habría una decisión en firme, y, de hecho, entre tanta radio y telediario hablando del tema, los que estamos algo más metidos en estas cosas estábamos calladitos, a la espera. Pero en fin, ya se sabe cómo es esto, para qué insistir...

Pues eso, que Plutón ha dejado de pertenecer a la élite del Sistema Solar. ¿Importante? Pues hombre, yo pensaba que no, la verdad, pero leyendo algunos comentarios, quizás sí tenga algo más de importancia de la que parece.

Evidentemente, Plutón va a seguir siendo el mismo, y a seguir dando sus vueltecitas al Sol tan tranquilo, indiferente al debate creado en ciertos círculos de un planeta muy, muy lejano a él. Y, como he oído esta mañana en la radio, “seguro que aún tiene mucho de interés que mostrar a la nave New Horizons que va hacia allá, aunque ya no sea planeta” (hombre, menos mal, mira que si por cambiarle el nombre lo convertimos en un cacho de piedra aburrida...).

Sin embargo, es cierto que esto podría suponer algunos cambios. He leído comentarios que insinúan que, de no haber sido considerado planeta hace unos años, quizás no tendríamos a la New Horizons yendo hacia allá. Bien, puede que sí, o puede que no. Pero es cierto que, interés científico aparte, el hecho de ser el único planeta inexplorado del Sistema Solar lo hacía un candidato firme para una misión desde hacía tiempo. En ese sentido, los calificativos sí son importantes. Bien es cierto que también hay diseñada una misión a Ceres, que tampoco es planeta (era el mayor asteroide conocido, ahora reconvertido en planeta enano, y uno de los candidatos a planeta en la anterior propuesta finalmente desechada), y que ha habido varias misiones a cometas, además de otras misiones a asteroides menores (Hayabusa, por ejemplo, a Itokawa); pero Plutón era una “asignatura pendiente”, simplemente por su pertenencia al grupo selecto, desde que la Voyager 2 llegó a Neptuno.

La noticia no ha sido recibida con alegría en los Estados Unidos. Plutón fue el único planeta descubierto allí, por Clyde William Tombaugh, desde el observatorio Lowell (Arizona), en 1930, y la decisión ha afectado un poquito al orgullo nacional (bueno, sólo al de los cuatro gatos que se interesan por estas cosas del espacio y el universo, tampoco vamos a exagerar). Y es que la verdad es que ya en su día hubo bastante discusión sobre si debería ser considerado planeta (es canijo, y con una órbita de una gran inclinación y excentricidad –muy elíptica-, en nada parecida a las del resto de planetas; de ahí la maravillosa frase del título). Pero, según las malas lenguas (no he entrado en detalle al respecto, así que no sé si pasa de rumor o leyenda urbana) fue la presión de la sección de astrónomos estadounidenses la que finalmente consiguió que se uniese a la élite planetaria. Un privilegio que ha disfrutado sólo durante 76 años. Ahora, es uno más de la que se espera sea una enorme familia de “planetas enanos” (personalmente me hubiera gustado más llamarlos “planetoides”, o algo así). Y algunos norteamericanos se consolaban diciendo que bueno, al menos habían descubierto al primer miembro de esta gran familia, de gran interés científico en cualquier caso; pero no, ni siquiera este consuelo les queda: la degradación de Plutón ha venido acompañada del ascenso de Ceres, descubierto en 1801 por el italiano Giuseppe Piazzi, y hoy ya convertido en “hermano” de Plutón como planeta enano. Una pequeña decepción para nuestros amigos del otro lado del Atlántico... (Foto NASA)

Orión: un curioso nombre


Como puntualmente nos informa Manuel Montes en su blog Noticias del Espacio, el CEV ya tiene nombre oficial: Orión (bueno, sin acento en inglés; personalmente no suelo traducir los nombres propios, y escribo, por ejemplo, Apollo en lugar de Apolo, pero en este caso creo que por un simple acento, romperé mi propia regla).

Pues parece un nombre un tanto curioso... Orión, el cazador... Con arco en las manos y espada al cinto... Un poco agresivo, ¿no? No parece un nombre muy acorde con un proyecto de exploración científica.

Y tampoco sigue la tónica general de los proyectos anteriores, que sí parecían tener una relación más cercana con el vuelo espacial: Mercurio, el mensajero de los dioses, con sus pies alados... Apolo, surcando los cielos en su carro de fuego... Gemini... bueno, se sale de la tónica, pero era muy apropiado, por los dos astronautas "gemelos", y además es una constelación.

Luego el Shuttle parece que derivó hacia una visión más patriótica (no he leído sobre el origen de los nombres, pero tiene pinta), combinada con un espíritu épico de exploración: Columbia (descubrimiento de América), Discovery (más de lo mismo, o descubrimientos en general), Endeavour (esfuerzo, empeño), Challenger (retador, desafiador), Atlantis... bueno, de nuevo uno un poco rarito, aunque la mitología de la Atlántida también tiene algo de épica y de exploración.

¿Pero Orión? Que conste que el nombre me gusta, suena bien, y la constelación es preciosa. Pero su etimología no encaja. Es más lógica para el insecticida, ahí sí: el cazador de mosquitos. Pero para una nave espacial civil, destinada en un futuro más o menos incierto a explorar otros mundos (ya veremos), no me parece que encaje mucho. Claro, que a lo mejor alguien sale diciendo que tendrá su versión secreta militar, armada y lista para actuar como "nave de caza" espacial... entonces sí que tendría lógica :-)

Siguiendo este hilo belicoso, tenemos al lanzador, recientemente bautizado Ares. De nuevo una temática extraña: Ares, el dios de la guerra. Aunque teniendo en cuenta que viajaba en un carro tirado por caballos que respiraban fuego, esta imagen parece bastante apropiada para un cohete lanzador. De todas formas, la agencia lo justifica de otra forma: Ares es la versión griega de Marte, también dios de la guerra, sí, pero se supone que destino último de la nueva nave...

Pero bueno, no me entendáis mal: no estoy criticando, es por escribir algo, que ahora está la cosa un poco sosa. Total, en el fondo nadie se pregunta por la razón de los nombres salvo los que los eligen, y creo que es más importante que sea un nombre bonito y sonoro, y el de Orión lo es. Y, como digo, la constelación es preciosa... (Foto NASA)

16 agosto 2006

¡Larga vida a las Voyager!

Ayer, 15 de agosto de 2006, la sonda norteamericana Voyager 1 cubrió otro importante hito en su periplo interestelar. Ayer, esta venerable sonda cruzó la línea de las 100 U.A. de distancia con respecto al Sol.

Como sabemos, 1 U.A. (Unidad Astronómica, o distancia media Tierra-Sol) son 149,6 millones de kilómetros. Así que este pequeño robot lanzado en 1977 está ya a unos 15.000 millones de kilómetros de nuestra estrella (y a algo más, o algo menos, de nuestro planeta, según la época del año y según se desplaza éste por su órbita alrededor del Sol; pero la diferencia es prácticamente despreciable, dadas las cifras barajadas).

La misión de las sondas Voyager ha sido sin duda una de las de mayor éxito de todos los tiempos. 29 años después de su lanzamiento (la Voyager 1 salió de la Tierra el 5 de septiembre de 1977, mientras que su compañera lo hizo algo antes, el 20 de agosto del mismo año), aún siguen operativas y suministrando datos de utilidad para los científicos. Gracias a ellas, conocimos en profundidad los planetas gigantes exteriores, desde Júpiter a Neptuno. La Voyager 1 sólo visitó los dos primeros, Júpiter y Saturno; después se eligió desviarla del plano de la eclíptica (aquel en el que se mueven los planetas del Sistema Solar) para lanzarla en una dirección casi perpendicular, a estudiar el medio espacial fuera de dicho plano. La Voyager 2, por su parte, continuó su viaje hacia los confines de nuestro vecindario estelar, ofreciéndonos las primeras y bellísimas imágenes de Urano, Neptuno, y sus lunas. A lo largo de estos años de misión, las sondas descubrieron decenas de nuevos satélites de todos estos mundos, nos suministraron cientos de fotografías de sus superficies, y datos que permitirían a los científicos estudiar su composición y naturaleza. Podemos decir que es fundamentalmente gracias a ellas como comenzamos a comprender de verdad el Sistema Solar exterior.

Hoy, 29 años más tarde, ambas siguen operativas y alejándose más y más de su planeta de origen y de la estrella que lo ilumina; visto desde las Voyager, el Sol es ahora nada más que una estrella brillante en el firmamento, con un aspecto muy alejado de la gran bola de fuego que contemplamos desde nuestra Tierra. Y ambas continúan alejándose, con una velocidad suficiente para escapar a la influencia gravitatoria solar y perderse para siempre en el espacio interestelar.

La Voyager 1 (la Voyager 2 también está en camino) está alcanzando la heliopausa, el límite donde se deja de sentir la influencia solar, en términos de campo magnético y viento solar. Más allá, se abre el espacio interestelar imperturbado; un medio de alto interés para los científicos que estudian nuestro Universo.

Las sondas siguen operativas gracias a su fuente de energía nuclear. No un reactor nuclear, como se podría imaginar, sino un prácticamente inofensivo trozo de material de uranio que, gracias a su radiactividad natural (suficientemente baja como para no requerir grandes protecciones para su manipulación en tierra), genera un calor constante que se utiliza para producir electricidad. Una electricidad que alimenta los sistemas de la sonda, permitiéndola transmitir aún, a distancias casi inconcebibles, datos científicos sobre el espacio por el que transitan. Algo que aún seguirán haciendo durante unos cuantos años más, mientras no se averíe alguno de sus sistemas (cuyo diseño no preveía una vida útil tan longeva) y mientras en la Tierra se dediquen los recursos necesarios para seguir recibiendo la débil señal enviada por estos dinosaurios de la exploración espacial.

A las Voyager les tengo un cariño especial. Siempre me emocionó la elegancia de su trayectoria (la de la Voyager 2, en concreto), ese peregrinar de un planeta a otro del sistema solar exterior, acelerándose y desviándose hacia el siguiente gracias a los campos gravitatorios de los planetas que iba sobrepasando, en una trayectoria perfectamente calculada. Como un barco de vela que surcase los océanos impulsado sólo por el viento, así han surcado las Voyager nuestro vecindario espacial, jugando con la gravedad y aprovechándola en su beneficio. La tecnología aprovechando lo que la Naturaleza nos ofrece sin coste, gracias al ingenio de la mente humana. El "Grand Tour" del Sistema Solar... una maravilla, que se me quedó grabada desde el momento en que tuve noticias de su existencia. Desde entonces, siempre me ha apasionado todo lo referente al cálculo de trayectorias y la mecánica orbital.

Pero supongo que en este romanticismo con el que siempre he observado la misión de las Voyager, influye también el periodo de tiempo durante el que se ha desarrollado su misión. Cuando pasaron por Júpiter y Saturno, yo tenía 13 y 14 años, respectivamente, y ya empezaba a apasionarme por todo lo relacionado con la exploración espacial. Pero, como creo que nos pasó a muchos, el espaldarazo final lo supuso la serie Cosmos (en su primera etapa de emisión), con el inolvidable Carl Sagan haciéndonos soñar con mundos lejanos visitados por pequeños ingenios mecánicos que nos revelaban vistas maravillosas de gigantes planetas gaseosos. Esas imágenes de majestuosos y coloridos mundos de gas, la melodiosa voz del doblador de Sagan (¡qué bueno era también el actor de doblaje!) y el misterio de las asistencias gravitatorias en sus trayectorias (algo que me intrigaba enormemente, pues no alcanzaba a comprenderlo de verdad) me atraparon para siempre en este apasionante mundo de la exploración espacial. (Fotos NASA)

28 julio 2006

Sobre documentales falsos, Istochnikov, y teorías de la conspiración

Me ha pedido un amigo, también apasionado de la astronáutica y lector de este blog, que le ayude con una discusión que ha tenido con un familiar acerca de las múltiples teorías conspiratorias que rodean la llegada a la Luna.

La verdad es que nunca he entrado en estos temas, porque sinceramente me aburre leer siempre las mismas teorías por mucho que estén cien veces echadas por tierra con razonamientos lógicos (ni siquiera técnicos, en la mayor parte de los casos, sino casi de puro sentido común). Y, desde luego, no voy a repetir aquí lo que ya está escrito en muchas webs al respecto (podéis leer sobre los supuestos errores o contradicciones, y sus explicaciones, aquí, aquí -en inglés-, o un entretenido artículo de la NASA aquí). Pero me centraré algo más en una variante que ha surgido recientemente (la que comentaba el familiar de mi amigo), además de reflexionar un poco sobre estas cosas.

En este caso concreto, el origen de la discusión fue un documental francés de 2002 emitido en varios países, entre ellos España, titulado "Dark side of the moon" ("La cara oculta de la Luna", o "El lado oscuro de la Luna", según se traduzca; no sé qué título tuvo en nuestro país) y producido, creo, por el canal Arte (el tipo de canal ya dice bastante sobre la razón del documental). El documental "demuestra" que ciertas imágenes de la llegada a la Luna están trucadas, nada menos que por el gran Stanley Kubrick, porque no se pudieron tomar las reales y la NASA no podía dejar de mostrar al mundo su éxito. No se discute (ya es algo) la llegada a la Luna, pero sí se defiende el famoso montaje hollywoodiano. El documental incluye entrevistas a expertos y familiares de Kubrick (ya fallecido, como sabéis), etc. Según el documental, el propio Nixon habría estado detrás de todo esto

Lo curioso es que al final del documental, en los títulos de crédito, se aclara que todo es falso, un "divertimento" para crear impacto en el público y demostrar lo fácil que es convencer de cualquier cosa a través de los medios de comunicación. Incluso aparecen tomas falsas de los expertos y famosos participantes en el documental, partiéndose de risa ante las tonterías que tienen que decir. Y, a pesar de esto, por medio mundo la gente está diciendo a gritos "¿Veis como era verdad? ¡Todo fue un fraude!".

Algo similar ocurrió hace algunos años con la supuesta historia de Ivan Istochnikov, un supuesto cosmonauta ruso muerto en el espacio y cuya muerte habría sido mantenida en secreto hasta nuestros días. Podéis leer la historia original que dio inicio a esto aquí, merece la pena:

Primera parte
Segunda parte

Pues bien, todo esto fue fruto de la imaginación, y del ánimo de generar polémica, de un artista catalán, Joan Fontcuberta, que lo hizo hace unos diez años. De hecho, Istochnikov es la traducción al ruso de Fontcuberta, y las fotos del cosmonauta que ilustran el reportaje son un montaje con la cara del artista. Magnífico. Brillante.

Lo curioso es que, como en el caso del documental francés, la historia de Fontcuberta estaba llena de guiños, de pistas para avisar al lector avezado de que aquello no era más que un cuento chino. La primera parte es la más seria y convincente, aunque una clarísima falsedad cuando habla de la historia de la perra Laika ya induce a la desconfianza. Pero la segunda parte es ya delirante, un auténtico divertimento del autor: hechos realmente absurdos, reconocibles frases extraídas de "Blade Runner" y hasta la introducción de elementos relacionados con civilizaciones extraterrestres... Para terminar de dar pistas, tanto el libro que se editó con la historia como la web que os he indicado arriba, incluyen la frase TODO ES FICCION, aunque curiosamente parece que esta frase es pasada por alto por la mayor parte de los lectores. Además, cuando en su día se hizo una exposición itinerante con las fotos, se incluían fotos reconocibles de… ¡“La Guerra de las Galaxias”! En fin, un auténtico desmadre literario, que claramente debía indicar a todo el mundo que la historia en su conjunto era un simple cuento... ¿o no?

Pues lamentablemente, parece ser que no. A pesar de todo, millares de personas creyeron la historia, y aún hoy sigue circulando. No hay más que buscar "Istochnikov" en Google para ver a lo que me refiero. Casi todas las referencias hablan del cosmonauta de la Soyuz 2, y en casi todas ellas se asume como hecho real que este personaje existió. Actualmente ya no está disponible en la red (comprobado; quizás lo han retirado por vergüenza), pero cuando lo miré hace unos dos años, incluso encontré un artículo de “El Mundo” donde se “destapaba” el gran descubrimiento del cosmonauta muerto. Afortunadamente, lo acabo de comprobar y ahora ya se encuentran varias referencias a la historia real, montada por Fontcuberta; hace dos años, cuando lo miré, sólo encontré una pequeña cita al engaño en una página americana. Pero está claro que quien quiere creer en misterios, cree a toda costa, y he llegado a leer en la web quien defiende la veracidad de la historia, y dice que las frases de Blade Runner fueron en realidad de Istochnikov, y que luego Ridley Scott (que conocería la historia) las incluyó en su película. No, si hay explicaciones para todo…

¿Cuál es la moraleja? Creo que varias. Primero, es fundamental mantener el escepticismo, leas lo que leas, y si resulta extraño, chocante o novedoso, buscar confirmación por vías fiables. De hecho, en esto consiste el método científico, y es perfectamente aplicable en estos casos. Y si no encuentras confirmación, hay que mantener el escepticismo. Al fin y al cabo, ¿por qué tenemos que creer cualquier cosa que se nos diga?

Volviendo a las teorías de la conspiración en general. ¿Por qué hay tantas, y por qué tienen tanto éxito? Estoy seguro de que hay múltiples estudios sobre el tema, pero no soy experto en ello. Pero está claro que nos gusta buscar misterios donde no los hay: no se llegó a la Luna, lo que se estrelló en el Pentágono no era un avión, todo lo que rodea al 11-M es una conspiración, el SIDA salió de un laboratorio militar... seguro que se os ocurren decenas más.La mayoría de estas teorías de la conspiración se apoyan en pequeños hechos, a menudo sin importancia, en pequeñas lagunas de información, para levantar toda una historia paralela sin ninguna base (aunque pueda encajar, en teoría). Y como esa historia resulta mucho más atrayente que la a menudo aburrida realidad (la "falsa historia oficial"), pues muchos deciden que es mucho mejor creer esa.

Claro, que en otros casos, la teoría se levanta porque sí, sin necesidad de buscar una alternativa para llenar lagunas de información. Por ejemplo, el caso de la Luna: aquí no hay lagunas, la información es de lo más completa. Y aún así, hay alguien que prefiere montarse una historia paralela. Ya son ganas de liar la cosa…

¿Quiero decir con esto que siempre debemos creer la "historia oficial"? No. Simplemente digo que siempre debemos mantener un sano escepticismo. Y analizar con ese escepticismo si lo que nos cuentan tiene base real y creíble o no. Simplemente. Y si estamos ante dos historias igualmente creíbles y con igual base detrás (muy raro que se dé esto), aplicar la máxima de la ciencia: la explicación más sencilla es la más probable.

Por otra parte, ejercicios como el de Fontcuberta o el documental de Arte, deberían hacernos reflexionar sobre lo fácil que es inducirnos a creer cualquier cosa. Y eso puede ser muy peligroso, y mucho más importante que creer o no en la llegada a la Luna.

Por último, una pregunta sencilla que podemos hacernos y que, como mínimo, hace dudar muchísimo sobre casi cualquier teoría conspiratoria: sobre los supuestos involucrados que ocultan la realidad, ¿cómo es posible que tanta gente guarde silencio durante tantos años? O en el caso particular de la no-llegada a la Luna: ¿cómo es posible que se engañase a los rusos, si estos tenían sondas en órbita lunar y antenas dirigidas hacia allí que recibían las señales de las naves americanas? ¿o es que conocían el engaño y se callaron? En fin...

Para terminar, os invito a leeros el apéndice de mi libro “Houston, tenemos un problema”, sobre la muerte de Yuri Gagarin y los cosmonautas “desaparecidos”. Otros casos interesantes de teorías de la conspiración, aunque en algunos de estos casos los rusos se lo ganaron a pulso por su absurdo secretismo…

23 junio 2006

Crucemos los dedos

Salvo posibles retrasos de última hora, el próximo sábado 1 de julio será lanzado el Discovery en la misión STS-121; la segunda misión tras el accidente del Columbia, y la que debe probar que los riesgos asociados a la espuma aislante no suponen un serio peligro para la tripulación.

Y ya aparecen las voces críticas, pues varios técnicos de la NASA han declarado que existe riesgo de que se repitan los problemas con la espuma, aunque el Administrador Griffin ya ha confirmado que la misión se llevará a cabo. Y, lógicamente, no ha faltado quien ha empezado a acusar a la NASA de volver a caer en los mismos errores que antaño, lanzando un vehículo que no es seguro. “Parece que no aprenden”, dicen en algún foro por ahí…

Realmente éste es un tema muy complejo, y la decisión, difícil. Efectivamente, si decides que mientras haya riesgo no puedes volar, entonces la misión no debería lanzarse. Pero entonces no se lanzaría ninguna misión espacial. Siempre hay riesgo, lo que hay que determinar es cuánto, y compararlo con el tácitamente aceptado como asumible.

Pero es muy difícil cuantificar el riesgo, y éste es el verdadero problema. Casi nadie cree que se hayan eliminado los problemas con la espuma. Probablemente no se eliminarán nunca. Pero es de esperar que todo el esfuerzo realizado haya servido de algo, y disminuido la cantidad de residuos y el tamaño de estos. Aún así, nadie puede asegurar que no vaya a desprenderse un trozo relativamente grande, que no vaya a impactar sobre alguna parte delicada, y a comprometer el vuelo. No puede saberse; por eso se considera vuelo de pruebas. Pero incluso si así fuera, el escudo térmico va a ser cuidadosamente inspeccionado en órbita, por lo que cualquier problema sería detectado. La siguiente opción sería o repararlo (si se puede) o abandonar el vehículo a su suerte y esperar la tripulación una misión de rescate en la Estación Espacial Internacional. Lo que nos lleva al dilema de tener que lanzar un nuevo transbordador en el que podría reproducirse el problema.

¿Cuál es la probabilidad de que ocurra un incidente parecido al sufrido por el Columbia durante el despegue? Difícil decirlo: desprendimientos de espuma ha habido siempre, y seguramente siempre habrá, pero sólo una entre 114 misiones ha sido afectada hasta ahora; y se supone que la probabilidad debe haber caído bastante con las modificaciones efectuadas. Por otra parte, si aún así ocurriera, existe un plan alternativo que permitiría salvar a la tripulación, aunque no al vehículo. Por tanto, podemos decir que el riesgo existe, pero está controlado.

Ahora pasamos al lado político: la NASA tiene compromisos internacionales con Europa y Japón, fundamentalmente, para terminar la ISS. Y necesita al Shuttle para ello. Europa ya está muy cabreada (por decirlo en términos coloquiales) por las continuas roturas unilaterales por parte de los americanos de sus compromisos en este ámbito. Dejar en tierra los módulos europeo y japonés de la estación (que no pueden lanzarse en ningún otro vehículo), sería muy grave. Sin unas razones más que convincentes, sería muy delicado para la NASA parar los vuelos antes de llevar esto a cabo. Además, Bush y Griffin han empeñado su palabra en ello.

Segundo, parar el Shuttle ahora supondría carecer de vehículo espacial durante al menos 5 años, hasta la entrada en servicio del CEV. No sería la primera vez, y por otra parte liberaría recursos económicos para invertirlos en el desarrollo del nuevo vehículo (muchos estarían encantados de jubilar al Shuttle ya por esta razón), pero dañaría algo su imagen como potencia espacial. No es crítico, pero todo suma...

En resumen, el asunto no es tan sencillo, y está ocasionando severos dolores de cabeza dentro de la NASA a todos los niveles. Lo que parece claro es que, aunque no exista accidente, si se reproduce un evento como el del pasado verano, las críticas arreciarán y será difícil mantener el plan actual de conservar el Shuttle hasta 2010. Si se demuestra que las modificaciones han servido de poco, estoy convencido de que no se perderá más tiempo y dinero en seguir dándole vueltas, y es muy posible que se corte por lo sano. Otra cosa es que los posibles desprendimientos sean tan pequeños como para justificar que son prácticamente inocuos, lo que daría un respiro a la situación. Crucemos los dedos...
(Foto NASA)

20 junio 2006

Money, money, money

Es una creencia extendida que el gasto realizado en actividades espaciales es, por lo general, muy alto. Da igual que estemos hablando de la NASA, la ESA, Roskosmos o cualquier otra agencia espacial: sus presupuestos siempre se consideran muy elevados, y cualquier tema asociado al espacio es, por defecto, considerado carísimo.

Es cierto que la exploración espacial no es barata. El precio pagado por kilo de material enviado al espacio sigue siendo elevadísimo (del orden de 10.000 dólares/kg, sólo en coste del lanzamiento). Pero si hablamos en porcentajes del presupuesto nacional invertido por las potencias espaciales en esta materia, nos encontramos con que la realidad es bastante diferente de la percepción popular.

Recientemente se ha hecho una encuesta en los Estados Unidos encaminada a determinar cuál es esta percepción del gasto espacial por parte de la gente de la calle. Preguntados cuál creían que era el porcentaje del presupuesto nacional destinado a la NASA, las respuestas fueron variadas, con una media situada entre el 5% y el 10%, y con un número no despreciable de personas que pensaban que ascendía hasta cerca de un 30%. En realidad, el presupuesto de la NASA supone tan sólo un 0,7% del presupuesto federal.

Es curioso cómo esto no parece haberse sabido transmitir a quienes sufragan con sus impuestos la ejecución del programa. Porque un conocimiento real de lo que supone el gasto espacial en términos relativos supondría probablemente una disminución de las voces críticas que lo acusan de ser un gasto excesivo e inútil, y podría dirigir las miradas hacia otras partidas del presupuesto mucho mayores y quizás con peor percepción social. Aunque quizás sea precisamente esto lo que conviene a los gobiernos: desviar la atención lejos de otros gastos más impopulares.

En cualquier caso, un 0,7% del presupuesto americano es mucho dinero, aunque en el conjunto del gasto no sean más que las migajas. En concreto, asciende a 16.000 millones de dólares anuales. Podemos preguntarnos cuál es la situación en las otras potencias espaciales. Echemos un vistazo:

La agencia espacial rusa, Roskosmos, ha tenido un fuerte aumento de presupuesto últimamente, situándose en los 900 millones de dólares anuales. Casi 18 veces menos que el de la NASA, aunque en términos relativos sigue siendo muy similar: aproximadamente el 0,8% del presupuesto de Rusia.

La ESA, por su parte, tiene un presupuesto anual de 3.000 millones de euros, unos 3.600 millones de dólares; 4 veces y media menos que la NASA, aunque aquí es complicado traducirlo en porcentaje del presupuesto global, al corresponder a diferentes estados miembros que participan en diferente medida según su grado de involucración con los diferentes programas, y que además en algunos casos mantienen pequeños programas espaciales a nivel nacional.

Pero sigamos con ejemplos más sencillos: la agencia espacial japonesa, JAXA, gasta 1.900 millones de dólares anuales en espacio, algo menos del 0,3% de su presupuesto nacional. India tiene un gasto parecido al ruso en materia espacial, pero con unos ingresos también equiparables, el porcentaje final es también muy similar, alrededor de un 0,8%. Y China gasta aproximadamente 1200 millones de dólares anuales en el espacio, lo que supone apenas un 0,2% de su presupuesto nacional.

Bastante revelador, ¿no es cierto? Efectivamente, lanzar objetos al espacio es caro. Pero resulta que los países que lo hacen gastan en ello entre un 0,2% y un 0,8% de su presupuesto nacional. Y con estas migajas podemos saber el tiempo que hará mañana, prever desastres naturales, hacer ciencia en microgravedad y mandar robots a explorar los mundos que nos rodean. ¿No es mucho para tan poco?

19 junio 2006

No estudies tanto, que no es bueno

Según ha revelado recientemente el famoso astrofísico inglés Stephen Hawking, el anterior Papa, Juan Pablo II, le pidió que no investigara el origen del Universo, ya que eso era cosa de Dios. ¿Quería decirle que no perdiera su tiempo con algo que "estaba claro", o que no investigase demasiado no fuera a ser que descubriera algo desagradable? No soy religioso, y quizás por eso no consigo entenderlo, pero creo que si lo fuera tampoco lo entendería: aún creyendo que Dios ha creado el Universo, ¿qué tendría de malo estudiarlo? Como mucho le podría decir "hijo mío, no seas estúpido, dedica tu tiempo a cosas mejores, que esto no te lleva a ningún lado porque todo el mundo sabe que el Universo lo ha hecho Dios". Vale, eso podría haber sido un "consejo" razonable, aunque razonablemente Hawking hubiera seguido a lo suyo con un sano escepticismo científico (el escepticismo es la madre de la ciencia). Pero es que no parece que el consejo fuera por ese camino...

¿Qué les pasa a algunos creyentes con estos temas? ¿Qué tiene de malo estudiar lo que ellos creen que es obra de Dios? Si es pecado no tener fe, problema del que no la tiene, ¿no?, peor para él (según ellos). ¿Pero por qué impedirle, o pedirle que no haga algo? Más allá de un consejo bienintencionado ("¡Hijo mío, no te pierdas!"), que no parece que sea el caso.

¿No será miedo? No quiero decir miedo a que se demuestre que Dios no está detrás de todo esto; supongo que tienen la suficiente confianza como para no esperar que esto suceda. Por otra parte, es algo tan difícil de demostrar en un sentido o en otro (siempre habrá quien busque excusas para su existencia, sea como sea) que por ahí no parece que haya problema. Pero quizás es miedo a perder más adeptos. Cuantas más cosas explica la ciencia, menos se necesita creer en seres sobrenaturales. Quizás lo que el Papa le estuviera pidiendo era "Hijo mío, por favor, dedícate a lo que quieras pero no nos fastidies el negocio". En fin, no sé. Pero en el fondo, ¿a quién le importa?

31 mayo 2006

Panfleto Antipedagógico

Permitidme que hoy me separe un poco del tema central de este blog para presentaros, a quien no lo conozca, una obra que considero de un gran interés para los que vivimos en España.

Se trata del "Panfleto Antipedagógico", de Ricardo Moreno, una profunda reflexión cargada de un sentido común aplastante sobre el grave problema que vive la educación pública en España. El autor (catedrático de matemáticas y doctor en filosofía, autor de varios libros y profesor de universidad e instituto) lo escribió como una llamada a toda la sociedad, para ser distribuido libremente por internet, e intentar llamar la atención sobre las raíces del problema en busca de una solución urgente; y fue tan grande el éxito y la difusión que adquirió, que recientemente, algo ampliado, ha sido publicado como libro. El texto, que unos pocos califican de reaccionario, ha recibido los elogios de intelectuales y políticos de izquierda (incluidos relevantes miembros del PSOE), confesándose el propio Ricardo como votante de este mismo partido que en su día inició el cambio educativo cuyas consecuencias hoy vivimos y cuyos errores ninguno de los diferentes gobiernos ha sido capaz de reparar hasta ahora. Pero es que el texto de Ricardo no es político: como decía al principio, es puro sentido común, y éste no entiende de derechas o de izquierdas. Es una llamada, un grito a la reflexión para intentar reparar el inmenso daño que estamos haciendo a las próximas generaciones de este país.

Este blog es un lugar de reflexión y debate sobre la astronáutica y el espacio, sobre la ciencia y la tecnología. Y la ciencia y la tecnología necesitan de unos jóvenes bien formados para seguir progresando adecuadamente en el futuro.

Yo me eduqué en la escuela pública, y estoy orgulloso de la formación que recibí. Hoy, la educación pública en España ha caído hasta niveles vergonzosos. Lo fácil y simplista es achacar el problema a la inmigración; también Hitler achacaba todos los problemas de Alemania a los comunistas y los judíos, consiguiendo así el apoyo de una población deseosa de identificar la razón de sus problemas. Presentar un chivo expiatorio es una solución simplista y populista a la vez. Ricardo Moreno, por el contrario, identifica en su "Panfleto" las verdaderas raíces del problema educativo, que nada tienen que ver con estos comentarios que oímos cada día por ahí. Esas raíces no son tan simples, aunque tras leer el Panfleto aparecen como evidentes; identificarlas es crucial para poder actuar de verdad contra el problema.

25 mayo 2006

¡'Peaso' notición!


AVISO: No se me ofenda nadie, que esto va en tono muy crítico, pero jocoso, y con un lenguaje de charla de café. Así que hale, allá va:

El otro día me encontré con un ejemplo más de los a menudo desastrosos artículos que se publican en la prensa española sobre temas espaciales (y de ciencia, en general).

No revelaré el nombre del periódico (que es un periódico de primera línea, de tirada nacional), ni el del periodista que firmaba el artículo, porque no es relevante: ocurre en todos. Y eso es lo verdaderamente penoso. Porque no estoy pidiendo que los periodistas sean expertos en el tema (aunque los que escriben la sección de ciencia y tecnología deberían tener alguna base un pelín mejor), pero sí que al menos contrasten mínimamente las informaciones, y no cometan errores flagrantes como los de este caso. Y si de algo no sabes, no te lances a la piscina, y no te salgas de la información básica intentando hacer florituras, porque lo más seguro es que la cagues, con perdón. Como en este caso. Recordando la versión jocosa de la letra de un pasodoble: "¿si no sabes torear, 'pá' qué te metes?"

El artículo en cuestión fue publicado el 15 de mayo de 2006, anunciando el concurso lanzado por la NASA para el diseño del futuro módulo de alunizaje que deberá devolver a astronautas americanos a la Luna en la década de 2020, de acuerdo a la "visión" de Bush. Y ahí ya empezamos mal, porque aparece el día 15 como noticia algo que se hizo oficial el día 5. Pero claro, ya sabemos que este tipo de artículos se meten a menudo "de relleno", cuando no hay nada "mejor"... Y prefiero pensar que fue eso, y no que el periodista no se enteró hasta el día 14 de la noticia, porque eso ya sería más grave...

Pero bueno, ¿a quién le importa un desfase de casi dos semanas en noticias como ésta? Total, como si no la publican... Al fin y al cabo, estas noticias parecen cumplir más o menos la misma función que las tiras cómicas o el crucigrama: entretener al respetable. En fin...

De todas formas, el tema de las fechas podemos perdonarlo, pero los errores flagrantes en el texto, de ninguna manera. Y me refiero a (cito literalmente) "con la agencia bajo unos brutales recortes de presupuesto, los estadounidenses han decidido aliarse con la agencia espacial china para desarrollar un nuevo vehículo espacial capaz de volver a mandar hombres a la Luna". ¡TOMA YA! ¡QUÉ NOTICIÓN! Pero si ahora resulta que los americanos y los chinos van a ir de la manita a la Luna, como amigos de toda la vida... Hay que jod...

La frasecita demuestra no ya que se haya metido la pata, que se haya interpretado mal alguna lectura, o que de algún modo se haya cometido un error disculpable, como humanos que todos somos. No: la frasecita demuestra que no se tiene ni idea ni del escenario en el que se está moviendo la actividad espacial a nivel internacional, ni del contexto geopolítico en el que se desarrolla esta supuesta cooperación. Y como mínimo, un periodista debería conocer esto último. Y si es que ha malinterpretado una lectura, al menos su contenido debería extrañarle lo suficiente como para buscar confirmación. Pero no, ¿para qué? Si es normalísimo, que los chinos y los americanos vayan a ir juntitos a la Luna, ¿por qué no?

En fin, "pá habernos matao". Sí, estoy de coña, pero es que no es para menos. Pero claro, de algún sitio habrá sacado el angelito esta información, ¿no? Pues sí: del hecho de que recientemente ha habido ciertas reuniones bilaterales China-EE.UU. en las que se ha hablado, entre otros muchos temas, del tema espacial. A primeros de abril, el responsable del programa espacial chino, Luo Ge, visitó los Estados Unidos, y en una reunión con su homólogo Michael Griffin lamentó la cerrazón norteamericana a cualquier cooperación en temas espaciales. Recordando "lo abiertos" (en sus palabras) que encontró a los norteamericanos respecto a una posible cooperación en los años 80 y primeros 90, se encontraba con que "ahora es exactamente lo contrario". Vaya, pues sí que leyendo esto parece fácil interpretarlo como que van a ir juntitos a la Luna, ¿no?

Pero bueno, a lo mejor como a Luo Ge lo dejaron pasar en el aeropuerto, podemos interpretarlo como que las cosas van de maravilla y que los programas espaciales de ambos países van a fundirse en uno...

Claro que a lo mejor estoy exagerando. Puede que el pobre se confundiera con la posterior visita del presidente chino, Hu Jintao, a los Estados Unidos, pocas semanas después (finales de abril). En sus conversaciones con Bush salió (entre muchíiiisimos otros temas, y casi "de refilón") el tema espacial. Y claro, ¿qué van a decir dos políticos profesionales en una visita oficial con las sonrisas puestas en la cara? ¿"Te vas a cag..., cacho cabr..., que voy a llegar a la Luna antes que tú"? Pues no me imagino yo esa frase... Con lo bien que queda decir que a ver si cooperamos un poquito en estas cosas, que mira tú que bien, con lo amigos que somos... Y es que eso fue lo que se dijo. En palabras del secretario de asuntos asiáticos: "El presidente (...) ofreció enviar a China al administrador de la NASA para empezar a hablar sobre exploración lunar con los chinos, para hablar sobre algunas de las cosas que tenemos que hacer en el espacio (por ejemplo, evitar la basura espacial, y otros temas)."

Vale, un estudiante de secundaria podría engañarse leyendo estas palabras, pero un periodista no debería hacerlo. ¿Qué es lo que se dice aquí? Simplemente, que más adelante se mantendrán conversaciones para ver en qué se puede cooperar. Nada más. Se menciona la luna porque queda bien, pero no hay el más mínimo compromiso. Por otra parte, cooperar en la exploración lunar puede significar enviar una sonda de un país con un instrumento científico del otro, punto. Y esto es infinitamente más probable que hablar de mandar astronautas en una misión conjunta. Y eso suponiendo que salga algo en claro de esas futuras conversaciones (a celebrar el próximo otoño), en las que los chinos querrán que los americanos relajen su veto sobre el envío de satélites americanos al espacio, y los americanos quizás cedan algo en ese terreno a cambio de contrapartidas comerciales en algún otro. Y esto debería leerlo entre líneas cualquier periodista que se precie. Y si no, como decía al principio, como mínimo debería extrañarle la hipotética cooperación, lo que debería hacerle investigar un pelín (con un pelín vale, os lo aseguro) para llegar a estas mismas conclusiones.

De vergüenza, la verdad. Porque repito lo que decía el "periodista": "los estadounidenses han decidido aliarse con la agencia espacial china para desarrollar un nuevo vehículo espacial capaz de volver a mandar hombres a la Luna". Tergiversar la realidad es poco. Es que sobran los comentarios...

Claro, que la joya de artículo no se para ahí. Y para terminar de rematarlo, tenemos el último párrafo: “la NASA lleva años intentado elegir el diseño del que será la nave espacial que sustituya a los transbordadores espaciales, que tiene previsto ‘jubilar’ en el año 2010. Pero para llevar hombres a la luna, no sólo hace falta una nave capaz de llegar hasta allí sino también tener un módulo que se pueda desenganchar del vehículo, bajar hasta la Luna y luego volver a elevarse, algo que hasta ahora sólo han hecho el ‘Eagle’ y el ‘Apollo’” (en negrita en el original, no es cosa mía; será que estaba orgulloso de la frasecita).

¿La NASA lleva años intentando elegir el diseño? Hombre, lleva dos años justitos trabajando en el tema, y el diseño básico ya se eligió el año pasado. Pero eso no es lo peor... ni tampoco el uso de la palabra "desenganchar", aunque parezca de redacción escolar... lo peor es el final: "algo que hasta ahora sólo han hecho el Eagle y el Apollo". ¡...oño! Y yo sin enterarme... Si ahora resulta que fueron proyectos distintos...

¿Qué cree el periodista, que son dos tipos de naves? ¿O que sólo llegaron dos misiones a la superficie lunar, y que una se llamaba Eagle y la otra Apollo? Tiene coj... la cosa, con perdón, que ya sé que estoy muy mal hablado hoy. Este tío (o tía) no tiene ni p... idea de lo que está escribiendo, y para eso más valía que se callase, porque cuanto más escribe, más la caga. Porque como decía al principio, no pido que sepa que el nombre del primer módulo lunar era Eagle, y que pertenecía a la misión Apollo 11, que estaba integrada dentro del proyecto Apollo, en el curso del cual 6 misiones llegaron a la superficie lunar... no le pido nada de eso, que sólo nos importa a los cuatro locos por estos temas... pero sí le exijo, porque ése es su trabajo, que si lee algo al respecto, se entere bien de lo que lee antes de intentar repetirlo a su manera y no dando pie con bola.

Bueno, termino ya. Lo malo de esto es que no es un caso anecdótico del que reírse un rato (por no llorar...). Lo verdaderamente triste es que estas situaciones se repiten desgraciadamente con una vergonzosa asiduidad. Y uno puede pensar que, total, no es tan grave, que al fin y al cabo no es un tema tan importante, que lo del espacio es sólo un entretenimiento para leer en el periódico entre guerras, inundaciones y escándalos políticos. Pero no nos engañemos: ¿qué fiabilidad adquieren el resto de artículos tras comprobar el rigor con el que escriben ciertos "periodistas"? Penoso.

No quiero meter aquí a todos los periodistas, ni muchísimo menos. Afortunadamente hay muy buenos profesionales en esto, y quiero pensar que los que actúan con esta flagrante falta de profesionalidad son una minoría. Pero sean o no minoría, creo que hacen mucho daño, al poder desvirtuar el buen trabajo de todos los demás. Por eso, deberían ser sus propios jefes los primeros interesados en acabar con este periodismo de opereta. Creo que es importante.

11 mayo 2006

Von Braun, Abú Graib y Guantánamo

¿Von Braun, Abu Graib y Guantánamo? ¿Qué demonios es esto?, pensareis... ¿Torturas, violaciones de los derechos humanos y guerras mezclados con temas del espacio?

Pues sí, hoy sí. Y es debido a una reflexión que me ronda la cabeza hace tiempo, y a la que no encuentro una respuesta clara, pero que veo muy adecuada para plantear aquí y escuchar las diferentes opiniones al respecto. Por cierto, que lo de elegir Abu Graib y Guantánamo como ejemplos representativos es puramente por razones de actualidad, no por buscar un ataque hacia los Estados Unidos. Tristemente, podrían encontrarse decenas de ejemplos similares repartidos por todo el mundo, aunque es paradójico que sea justamente "el país defensor de la democracia" el que tengamos que poner como mal ejemplo en este caso. Pero en fin, que nos desviamos del tema...

Como seguramente sabéis, la historia de Wernher von Braun tiene luces y sombras. Aunque nadie discute su estatura como ingeniero y, sobre todo, como líder para arrastrar a toda una nación hacia el sueño espacial, también es cierto que sus actuaciones durante la Segunda Guerra Mundial tienen varios puntos negros que son los que queremos debatir aquí.

El más evidente es su papel en la construcción de la tristemente famosa V-2. Comenzar su carrera de éxitos con el desarrollo de un arma letal no resulta una buena publicidad, eso desde luego. Pero personalmente veo aquí mucha hipocresía en las críticas.

¿Construyó Von Braun la V-2 con la intención de usarla como arma de guerra, o fue sólo una mala utilización de sus habilidades por parte de otras personas? Durante años se ha defendido lo segundo, entre otras cosas porque los Estados Unidos tenían que justificar de alguna forma que quien habían llevado "a casa" y convertido en ciudadano norteamericano era en realidad una "buena persona". Y lo cierto es que es un hecho aceptado que Von Braun se alió con los militares como única salida para financiar sus deseos de desarrollar cohetes para ir al espacio; eso es algo que nadie discute. Ahora bien, el mismo Von Braun reconoció en alguna carta a sus críticos que, cuando tu país está en guerra, estés o no de acuerdo con el gobierno, deseas ayudar a defenderle. Y esto me parece lógico. ¿Que Von Braun era un oportunista con pocos escrúpulos, dispuesto a trabajar para el ejército para lograr su objetivo? Probablemente podamos decirlo así. ¿Que no se sentía especialmente mal desarrollando un arma para atacar Inglaterra? Hombre, Inglaterra les bombardeaba a ellos cada dos por tres, ¿quién no iba a sentir justificada la respuesta?

De todas formas, decía al principio que estas críticas al creador de la V-2 me parecen una hipocresía. Y es que si en vez de haberlo hecho en Alemania lo hubiera hecho en Inglaterra o los Estados Unidos, estoy seguro de que no le habría criticado nadie por diseñar un arma. Seamos serios... ¿Se ha criticado a los creadores de la bomba atómica, infinitamente más letal que las V-2? Al contrario, casi siempre se ha intentado justificarlos por diferentes vías. ¿Y qué decir de los miles de ingenieros que por todo el mundo diseñaban bombarderos pesados para atacar ciudades? ¿También ellos son criticables? Porque murieron muchísimos más civiles por bombardeos que por las V-2. No es que defienda la creación de nuevas armas, pero atacar a Von Braun por ello me parece hipócrita, y más en el contexto en el que se desarrollaban los acontecimientos.

Pero no era éste el principal motivo de esta disertación, ni del provocador título de este escrito. Se trata de una parte aún más oscura en la vida del ingeniero alemán: su indirecta implicación en crímenes de guerra, en lo que posteriormente se llamó crímenes contra la humanidad, en las instalaciones secretas de fabricación de las V-2.

Miles de prisioneros murieron en las fábricas subterráneas de fabricación de estos cohetes, en Mittelwerk. Trabajando en condiciones infrahumanas, subalimentados, hacinados en condiciones de frío y humedad, con una absoluta falta de higiene y unas pésimas condiciones de vida, explotados hasta la extenuación, los prisioneros eran tratados como esclavos en condiciones que recuerdan a los campos de exterminio de judíos.

Von Braun no dirigía la fábrica: él estaba en la parte de I+D, podríamos decir, desarrollando los cohetes. La producción la dirigían otros. Pero estaba al tanto de lo que pasaba. En alguna visita a la fábrica fue testigo de las inhumanas condiciones de trabajo de los prisioneros. Y no hizo nada por evitarlo.

Todo esto se ha conocido hace relativamente pocos años. A los Estados Unidos no les interesaba revelar estos puntos oscuros de la vida de su acogido, así que se ocultó a la opinión pública. Bien es cierto que el ejército y el FBI investigaron en su momento estos hechos, de cara a evitar que un criminal de guerra se les colara en el país y alguien pudiera echárselo en cara en el futuro, y le hallaron no culpable. Pero también es cierto que, una vez conocidos los hechos, muchas han sido las voces que han criticado la actuación del ingeniero durante la guerra.

El núcleo del debate es éste: ¿hasta dónde se puede o se debe criminalizar a Von Braun por estos hechos? El no dirigía la fábrica, ni tenía ninguna relación directa con ella. Además, hay que ponerse en contexto: la Alemania nazi, las SS controlando la fábrica de las V-2... ¿podía Von Braun hacer algo? ¿era razonable intentar hacerlo?

Son preguntas difíciles. Aunque Von Braun no tenía relación directa con la fábrica, no cabe duda de que era una persona con una cierta influencia, y si bien podemos dudar si cualquier intento de actuar hubiera tenido algún efecto real, al menos podría haberlo intentado. Por otra parte, hay que entender que intentar enfrentarse a las SS hubiera podido ser una acción arriesgada, más propia de un héroe, y nadie ha dicho que Von Braun lo fuera. Aunque quizás podría haber actuado de alguna forma sutil para intentar cambiar las cosas...

Lo cierto es que no hizo nada. Sabía lo que pasaba y no hizo nada. Eso es lo que puede criticársele. Y lo que muchos le critican hoy día.

¿Qué tiene que ver esto con Guantánamo y Abu Graib? Pues bien, son dos ejemplos en los que, sin llegar a los extremos nazis, también se están perpetrando crímenes contra la humanidad. Torturas físicas y psicológicas, violaciones de los derechos humanos... En Abu Graib, algunos responsables directos han sido castigados tras filtrarse a la prensa los hechos. En Guantánamo, aparte de declaraciones de algunos testigos, no hay fotos, así que no hay pruebas directas, y no ha habido castigados. Pero en ambos casos, hay cientos de personas que conocen lo que está pasando, y no hacen o no han hecho nada por evitarlo. Soldados y oficiales de diferente rango, y hasta políticos. Algunos pocos lanzan voces de protesta, pero decenas y cientos de personas que están siendo testigos directos de las torturas, aunque no participen en ellas, están callados, aunque probablemente muchos de ellos lo contemplen asqueados. Y aquí ni siquiera hablamos de complejos controlados por las SS. Aquí los que no hablan lo hacen simplemente por no crearse problemas, por no hacer peligrar un puesto de trabajo o un posible ascenso.

Y sin embargo, estas personas pasarán por su vida sin que nadie nunca les eche en cara no haber hecho nada por evitarlo. Se ha castigado a torturadores de Abu Graib, y quizás algún día se haga con Guantánamo. También se castigó a los responsables de la factoría de Mittelwerk. Pero en el primer caso, parece que con castigar a los que salieron en las fotos está todo hecho. En el segundo, parece que cualquiera que hubiera visto a un prisionero es un culpable moral. Parece que el punto de vista es bastante diferente en cada caso.

No intento defender a Von Braun. De hecho, ya digo que llevo tiempo dándole vueltas, y no sé cómo definir su actuación desde un punto de vista moral. Que muchos hubiésemos hecho probablemente lo mismo no significa que esté bien hecho. Tampoco sabemos, y nadie podrá saberlo nunca, si internamente estaba asqueado o no por lo que veía. Sinceramente, no sé qué pensar. Pero si sé que lo mismo hacemos cientos o miles de personas día a día cuando vemos algo reprobable y simplemente miramos hacia otro lado.

Creo que es un complicado tema éste, y por eso, más que nunca, me gustaría conocer vuestras opiniones. Aquí podéis dejarlas. (Foto NASA)