El pasado 15 de noviembre, el Administrador de la NASA Michael Griffin dio una charla sobre el futuro próximo del programa espacial norteamericano, incluida la retirada del Space Shuttle. En paralelo, recientemente surgían algunas noticias alertando de nuevos problemas en el desarrollo del lanzador Ares, encargado de lanzar a los astronautas al espacio a bordo de la nueva nave Orión tras la desaparición del transbordador. Aunque en ninguno de los casos se hacen descubrimientos espectaculares, puede ser interesante dar un breve repaso a los aspectos más destacables de cada uno, junto con un poquito de análisis personal (que es lo que me gusta, y para lo que hice el blog).
Del discurso de Griffin no hay mucho que destacar. Básicamente, se limita a repetir o confirmar lo que ya se sabía. Por ejemplo, la retirada del Shuttle a finales de 2010. Griffin básicamente repite que se retirará en esa fecha, caiga quien caiga. No sólo fue la fecha marcada por el Presidente en su discurso de 2004 (esto no lo dijo él, sino yo), sino que mantenerlo activo por más tiempo supondría tener que seguir asignando fondos al programa. Con el ajustado presupuesto de la NASA, esto obligaría a quitarlos del nuevo programa Ares-Orión que debe sustituirlo, y ello forzaría mayores retrasos en su entrada en servicio. Así que el señor Griffin lo deja muy clarito: en 2011 ya no habrá Shuttle más que en los museos (apuesto que uno irá al Smithsonian de Washington; quizás otro acabe en el Centro Kennedy; para el tercero, se admiten apuestas; esto son hipótesis mías, naturalmente).
También afirma que para entonces se habrán cumplido los compromisos internacionales con sus socios en la ISS. Es decir, que se habrán lanzado los módulos comprometidos, que permitirán a los demás países del consorcio desarrollar investigación científica en la estación a un nivel razonable, y así amortizar las inversiones realizadas en el proyecto. Es curioso cómo desde el discurso de Bush de enero de 2004, se insiste en este “cumplimiento de los compromisos internacionales”. Y es que no sólo hubo más que palabras por parte de europeos, japoneses y otros cuando unilateralmente casi los dejaron en la estacada allá por 2002, cuando los norteamericanos decidieron que la ISS estaba costando mucho y que iban a cortar por lo sano aunque dejaran así en pelotas a sus socios; también el mensaje supongo que va hacia una audiencia interna, la que sigue insistiendo en que se deje la ISS para ir a la Luna. La mención de los compromisos supongo que se hace con la intención de lavarse la cara ante unos (los externos) y justificarse ante otros (los internos).
Pero lo cierto es que este compromiso puede darse de bruces con la fecha inamovible de 2010 para la retirada del transbordador. Griffin “confía” en que para entonces se habrán podido llevar a cabo todas las misiones previstas; pero lo cierto es que el calendario es apretado, y si ocurre algún imprevisto puede que alguna de estas misiones termine quedándose en tierra. Ya sabemos cómo se lo montan los huracanes y las tormentas por la zona del Caribe, y eso no hay quien lo prevea… Por no hablar de problemas técnicos que pueden aparecer en cualquier momento y ocasionar retrasos imprevistos. Aunque en este calendario se han previsto dos misiones “de contingencia”, para imprevistos (por ejemplo, para realizar reparaciones inesperadas en la ISS, o para absorber retrasos, si finalmente no hacen falta), podrían quedarse cortas. El mensaje subliminal es que esto es lo que hay, y que ojalá no pase, pero si finalmente la ISS tiene que quedarse a medias, pues se quedará. Espero que no.
Comentó Griffin también que prevé que el conjunto Ares-Orión entre en servicio en 2015. Ello supone reconocer oficialmente un año de retraso sobre la fecha inicialmente anunciada de 2014, que por cierto el propio Griffin anunció que esperaba adelantar, al poco de hacerse cargo de su puesto al frente de la NASA. Si se cumple la fecha, serán 5 años de vacío entre el Shuttle y el Orión, 5 años en los que los astronautas norteamericanos tendrán que subir al espacio comprando asientos en las Soyuz. Y será el segundo mayor periodo histórico en el que los Estados Unidos han carecido de vehículo para acceder al espacio, tras los 6 años que pasaron entre la retirada de la nave Apollo y la entrada en servicio del Shuttle. Bueno, eso si se cumple la fecha de 2015, claro…
Poco más que destacar del discurso de Griffin. Buenas palabras y tal, pero poca chicha. Si acaso, hablar un poco del COTS, el programa instaurado por la NASA para que empresas privadas provean a la agencia de medios para acceder al espacio. Es decir, se trata de subvencionar a la industria para que desarrollen vehículos que sirvan para enviar carga y/o tripulaciones a la ISS, en el futuro. Los vehículos serían comercializados por las empresas, y la NASA compraría sus servicios, que no tendrían por qué ser en exclusividad. Se pretendía fomentar así la participación de la industria en los costes del acceso a la órbita terrestre, fomentando el comercio espacial (las empresas desarrollarían vehículos que podrían comercializar a otros clientes), al tiempo que se ahorraban a la NASA los costes de desarrollo (aparte del dinero que se estaba aportando como subvención). Una buena idea en principio, pero con poco éxito hasta ahora (por no decir un resultado desastroso).
Y es que, aunque Griffin dijo que “confía” en que la cosa dará frutos, lo cierto es que a una de las empresas que supuestamente iban más avanzadas en el tema, Rocketplane Kistler, la NASA tuvo que rescindirle el contrato el pasado mes de octubre, por haberse demostrado que no cumplía los compromisos pactados. Es decir, que tenía pinta de que su proyecto estaba en pelotas, con perdón. No es un buen augurio para el futuro del programa COTS…
Y dejamos ya el discurso de Griffin, que, aunque mucho más largo, no da para más. Pasamos a los nuevos rumores sobre los problemas de desarrollo del Ares (y van unos cuantos…)
Pues bien, desde mi punto de vista, esta vez los rumores son bastante vacíos. Más sensacionalismo que otra cosa. La noticia decía que se ha descubierto que el nuevo cohete Ares podría desarrollar una fuerte vibración longitudinal durante el ascenso, que podría casi hacer peligrar el proyecto, al poderlo hacer inviable para transportar seres humanos.
Pues bien, es verdad. Es decir, durante el proceso de desarrollo (aún a nivel puro de diseño) se ha detectado (sobre el papel; o sobre la pantalla, mejor dicho) que puede existir ese problema. Pero eso no quiere decir que peligre el proyecto. Peligraría si no se hubiera detectado. Ahora es el momento justamente de eso, de detectar los posibles problemas y corregirlos. Así funcionan los proyectos de desarrollo. ¿O es que alguien se creía que cuando se lanza un nuevo producto todo el proceso de diseño va como la seda?
Veamos: las vibraciones longitudinales son bastante típicas de los motores de propulsante sólido, especialmente los de esta geometría, de gran longitud. Las inevitables inestabilidades en la combustión del propulsante (que se minimizan de diferentes formas, pero son prácticamente imposibles de eliminar del todo) provocan fluctuaciones en la presión interior, dando lugar a ondas de presión; si la longitud de la cámara de combustión (en este tipo de cohetes básicamente coincide con la longitud del mismo) es múltiplo de la longitud de onda de la oscilación, la onda puede entrar en resonancia, rebotando en los extremos y superponiéndose la onda “de ida” con la “de vuelta”, amplificándose la vibración. O también puede entrar en resonancia la frecuencia de la onda con una frecuencia propia de la estructura del cohete, con el mismo resultado (amplificación).
Este efecto es usual, y lo que hay que intentar hacer es minimizarlo, aunque no sea fácil. Pero no es un problema del Ares; por ejemplo, el Ariane 5 lo ha sufrido en sus aceleradores laterales, y ha costado tiempo ir haciéndolo disminuir. Supongo que el Shuttle también lo tuvo en sus SRBs, aunque no tengo datos al respecto, y que también se solucionó. Pero ahora se coge uno de esos SRBs y se alarga, cambiando uno de los parámetros que afectan a la vibración, de modo que es lógico que el equilibrio que se había logrado se altere, y que puedan surgir problemas. Lo importante es estar atento, detectarlo, y buscar soluciones. Es decir, justo lo que se ha hecho. Ningún misterio. Como decía antes, lo grave hubiera sido descubrirlo con el cohete ya fabricado, en los primeros ensayos.
Aún así, esto podría ocurrir. Porque aunque nuestros análisis, modelos matemáticos, etc, son hoy día muy ajustados a la realidad, no son perfectos. Y, además, los ingenieros somos humanos, y podemos pasar algún detallito por alto. Por eso se hacen ensayos. Y por eso esos ensayos pueden dar sorpresas, a pesar de todo. Aunque en ese caso sí, sería más grave, y más costoso solucionarlo, en todos los sentidos (coste y plazo, y quizás prestaciones). Pero vamos, que poner ahora el grito en el cielo por un problema detectado justo cuando se debe detectar, me parece un poco sensacionalista.
Y nada más. Como dicen por ahí: seguiremos informando.
Del discurso de Griffin no hay mucho que destacar. Básicamente, se limita a repetir o confirmar lo que ya se sabía. Por ejemplo, la retirada del Shuttle a finales de 2010. Griffin básicamente repite que se retirará en esa fecha, caiga quien caiga. No sólo fue la fecha marcada por el Presidente en su discurso de 2004 (esto no lo dijo él, sino yo), sino que mantenerlo activo por más tiempo supondría tener que seguir asignando fondos al programa. Con el ajustado presupuesto de la NASA, esto obligaría a quitarlos del nuevo programa Ares-Orión que debe sustituirlo, y ello forzaría mayores retrasos en su entrada en servicio. Así que el señor Griffin lo deja muy clarito: en 2011 ya no habrá Shuttle más que en los museos (apuesto que uno irá al Smithsonian de Washington; quizás otro acabe en el Centro Kennedy; para el tercero, se admiten apuestas; esto son hipótesis mías, naturalmente).
También afirma que para entonces se habrán cumplido los compromisos internacionales con sus socios en la ISS. Es decir, que se habrán lanzado los módulos comprometidos, que permitirán a los demás países del consorcio desarrollar investigación científica en la estación a un nivel razonable, y así amortizar las inversiones realizadas en el proyecto. Es curioso cómo desde el discurso de Bush de enero de 2004, se insiste en este “cumplimiento de los compromisos internacionales”. Y es que no sólo hubo más que palabras por parte de europeos, japoneses y otros cuando unilateralmente casi los dejaron en la estacada allá por 2002, cuando los norteamericanos decidieron que la ISS estaba costando mucho y que iban a cortar por lo sano aunque dejaran así en pelotas a sus socios; también el mensaje supongo que va hacia una audiencia interna, la que sigue insistiendo en que se deje la ISS para ir a la Luna. La mención de los compromisos supongo que se hace con la intención de lavarse la cara ante unos (los externos) y justificarse ante otros (los internos).
Pero lo cierto es que este compromiso puede darse de bruces con la fecha inamovible de 2010 para la retirada del transbordador. Griffin “confía” en que para entonces se habrán podido llevar a cabo todas las misiones previstas; pero lo cierto es que el calendario es apretado, y si ocurre algún imprevisto puede que alguna de estas misiones termine quedándose en tierra. Ya sabemos cómo se lo montan los huracanes y las tormentas por la zona del Caribe, y eso no hay quien lo prevea… Por no hablar de problemas técnicos que pueden aparecer en cualquier momento y ocasionar retrasos imprevistos. Aunque en este calendario se han previsto dos misiones “de contingencia”, para imprevistos (por ejemplo, para realizar reparaciones inesperadas en la ISS, o para absorber retrasos, si finalmente no hacen falta), podrían quedarse cortas. El mensaje subliminal es que esto es lo que hay, y que ojalá no pase, pero si finalmente la ISS tiene que quedarse a medias, pues se quedará. Espero que no.
Comentó Griffin también que prevé que el conjunto Ares-Orión entre en servicio en 2015. Ello supone reconocer oficialmente un año de retraso sobre la fecha inicialmente anunciada de 2014, que por cierto el propio Griffin anunció que esperaba adelantar, al poco de hacerse cargo de su puesto al frente de la NASA. Si se cumple la fecha, serán 5 años de vacío entre el Shuttle y el Orión, 5 años en los que los astronautas norteamericanos tendrán que subir al espacio comprando asientos en las Soyuz. Y será el segundo mayor periodo histórico en el que los Estados Unidos han carecido de vehículo para acceder al espacio, tras los 6 años que pasaron entre la retirada de la nave Apollo y la entrada en servicio del Shuttle. Bueno, eso si se cumple la fecha de 2015, claro…
Poco más que destacar del discurso de Griffin. Buenas palabras y tal, pero poca chicha. Si acaso, hablar un poco del COTS, el programa instaurado por la NASA para que empresas privadas provean a la agencia de medios para acceder al espacio. Es decir, se trata de subvencionar a la industria para que desarrollen vehículos que sirvan para enviar carga y/o tripulaciones a la ISS, en el futuro. Los vehículos serían comercializados por las empresas, y la NASA compraría sus servicios, que no tendrían por qué ser en exclusividad. Se pretendía fomentar así la participación de la industria en los costes del acceso a la órbita terrestre, fomentando el comercio espacial (las empresas desarrollarían vehículos que podrían comercializar a otros clientes), al tiempo que se ahorraban a la NASA los costes de desarrollo (aparte del dinero que se estaba aportando como subvención). Una buena idea en principio, pero con poco éxito hasta ahora (por no decir un resultado desastroso).
Y es que, aunque Griffin dijo que “confía” en que la cosa dará frutos, lo cierto es que a una de las empresas que supuestamente iban más avanzadas en el tema, Rocketplane Kistler, la NASA tuvo que rescindirle el contrato el pasado mes de octubre, por haberse demostrado que no cumplía los compromisos pactados. Es decir, que tenía pinta de que su proyecto estaba en pelotas, con perdón. No es un buen augurio para el futuro del programa COTS…
Y dejamos ya el discurso de Griffin, que, aunque mucho más largo, no da para más. Pasamos a los nuevos rumores sobre los problemas de desarrollo del Ares (y van unos cuantos…)
Pues bien, desde mi punto de vista, esta vez los rumores son bastante vacíos. Más sensacionalismo que otra cosa. La noticia decía que se ha descubierto que el nuevo cohete Ares podría desarrollar una fuerte vibración longitudinal durante el ascenso, que podría casi hacer peligrar el proyecto, al poderlo hacer inviable para transportar seres humanos.
Pues bien, es verdad. Es decir, durante el proceso de desarrollo (aún a nivel puro de diseño) se ha detectado (sobre el papel; o sobre la pantalla, mejor dicho) que puede existir ese problema. Pero eso no quiere decir que peligre el proyecto. Peligraría si no se hubiera detectado. Ahora es el momento justamente de eso, de detectar los posibles problemas y corregirlos. Así funcionan los proyectos de desarrollo. ¿O es que alguien se creía que cuando se lanza un nuevo producto todo el proceso de diseño va como la seda?
Veamos: las vibraciones longitudinales son bastante típicas de los motores de propulsante sólido, especialmente los de esta geometría, de gran longitud. Las inevitables inestabilidades en la combustión del propulsante (que se minimizan de diferentes formas, pero son prácticamente imposibles de eliminar del todo) provocan fluctuaciones en la presión interior, dando lugar a ondas de presión; si la longitud de la cámara de combustión (en este tipo de cohetes básicamente coincide con la longitud del mismo) es múltiplo de la longitud de onda de la oscilación, la onda puede entrar en resonancia, rebotando en los extremos y superponiéndose la onda “de ida” con la “de vuelta”, amplificándose la vibración. O también puede entrar en resonancia la frecuencia de la onda con una frecuencia propia de la estructura del cohete, con el mismo resultado (amplificación).
Este efecto es usual, y lo que hay que intentar hacer es minimizarlo, aunque no sea fácil. Pero no es un problema del Ares; por ejemplo, el Ariane 5 lo ha sufrido en sus aceleradores laterales, y ha costado tiempo ir haciéndolo disminuir. Supongo que el Shuttle también lo tuvo en sus SRBs, aunque no tengo datos al respecto, y que también se solucionó. Pero ahora se coge uno de esos SRBs y se alarga, cambiando uno de los parámetros que afectan a la vibración, de modo que es lógico que el equilibrio que se había logrado se altere, y que puedan surgir problemas. Lo importante es estar atento, detectarlo, y buscar soluciones. Es decir, justo lo que se ha hecho. Ningún misterio. Como decía antes, lo grave hubiera sido descubrirlo con el cohete ya fabricado, en los primeros ensayos.
Aún así, esto podría ocurrir. Porque aunque nuestros análisis, modelos matemáticos, etc, son hoy día muy ajustados a la realidad, no son perfectos. Y, además, los ingenieros somos humanos, y podemos pasar algún detallito por alto. Por eso se hacen ensayos. Y por eso esos ensayos pueden dar sorpresas, a pesar de todo. Aunque en ese caso sí, sería más grave, y más costoso solucionarlo, en todos los sentidos (coste y plazo, y quizás prestaciones). Pero vamos, que poner ahora el grito en el cielo por un problema detectado justo cuando se debe detectar, me parece un poco sensacionalista.
Y nada más. Como dicen por ahí: seguiremos informando.