Este articulillo (es que eso de “post” me repatea un poco escribirlo, y “artículo” es demasiado pretencioso para lo que escribo aquí) es algo atípico, pero es que tengo tiempo para escribir y pocas cosas “espaciales” que contar, así que me salgo un poco por la tangente aprovechando las fiestas en las que estamos.
Bueno, al grano. Empezaré diciendo que tengo una niña de 4 años, que, como es normal a su edad, en esta época no hace más que pensar en Papá Noel y los Reyes Magos. Y, claro, como también es normal en todo padre que intente conseguir algo de sus vástagos en esta época, es habitual echar mano de la consabida coacción tipo “que ya sabes que Papá Noel te está viendo”…
Y a la pobre no se le ocurre otra cosa, en una de esas ocasiones, que preguntarme “¿y cómo me ve?” (no, si serán pequeños, pero de tontos no tienen ni un pelo). Y yo, en lugar de irme a lo típico (“es que son mágicos”), pues ya sabéis, la cabra tira al monte: “Pues verás, es que Papá Noel tiene una constelación de satélites espía en órbita polar conectados a una central de seguimiento en Alaska donde recibe todas las imágenes de todos los niños del mundo en sus monitores”.
Y la pobre se lo creyó. Claro, al fin y al cabo es más fácil creerse eso que el cuento de la magia, ¿no? Si en el fondo hasta casi no le mentí, sólo exageré un poco… Pero el caso es que se le quedó grabado, porque días después me preguntó no sé qué sobre los monitores, cómo veía en ellos a los niños y tal… Y como ya había pasado Papá Noel y la Nochebuena, yo le comenté que los Reyes Magos usaban el mismo sistema. Y fue cuando mi mujer comentó que los Reyes no están en el Polo Norte, y les pillaba un poco mal Alaska; pero claro, es que en el mundo globalizado de hoy, no tendría sentido que los magos de Oriente se montasen su propia constelación de satélites, al estilo Galileo frente a GPS, que está la vida muy cara y hay que reservar las economías para los regalos…así que, como toda esta gente son muy buenos y se llevan muy bien entre ellos, pues han firmado un acuerdo con Papá Noel y le tienen subcontratada la labor de vigilancia.
La pobre sigue creyéndoselo, pero claro, si es que ya hasta distingue un satélite de una sonda, y hasta nombra ciertas estrellas y planetas… Por ahora no se le ha ocurrido preguntar cómo ve el satélite dentro de las casas, pero bueno, todo tiene respuesta: también operan en la banda infrarroja, y siguen la huella térmica…
En fin, que estoy muy mal, ya lo sé… ¡Felices Fiestas! (Imagen: NASA)
Bueno, al grano. Empezaré diciendo que tengo una niña de 4 años, que, como es normal a su edad, en esta época no hace más que pensar en Papá Noel y los Reyes Magos. Y, claro, como también es normal en todo padre que intente conseguir algo de sus vástagos en esta época, es habitual echar mano de la consabida coacción tipo “que ya sabes que Papá Noel te está viendo”…
Y a la pobre no se le ocurre otra cosa, en una de esas ocasiones, que preguntarme “¿y cómo me ve?” (no, si serán pequeños, pero de tontos no tienen ni un pelo). Y yo, en lugar de irme a lo típico (“es que son mágicos”), pues ya sabéis, la cabra tira al monte: “Pues verás, es que Papá Noel tiene una constelación de satélites espía en órbita polar conectados a una central de seguimiento en Alaska donde recibe todas las imágenes de todos los niños del mundo en sus monitores”.
Y la pobre se lo creyó. Claro, al fin y al cabo es más fácil creerse eso que el cuento de la magia, ¿no? Si en el fondo hasta casi no le mentí, sólo exageré un poco… Pero el caso es que se le quedó grabado, porque días después me preguntó no sé qué sobre los monitores, cómo veía en ellos a los niños y tal… Y como ya había pasado Papá Noel y la Nochebuena, yo le comenté que los Reyes Magos usaban el mismo sistema. Y fue cuando mi mujer comentó que los Reyes no están en el Polo Norte, y les pillaba un poco mal Alaska; pero claro, es que en el mundo globalizado de hoy, no tendría sentido que los magos de Oriente se montasen su propia constelación de satélites, al estilo Galileo frente a GPS, que está la vida muy cara y hay que reservar las economías para los regalos…así que, como toda esta gente son muy buenos y se llevan muy bien entre ellos, pues han firmado un acuerdo con Papá Noel y le tienen subcontratada la labor de vigilancia.
La pobre sigue creyéndoselo, pero claro, si es que ya hasta distingue un satélite de una sonda, y hasta nombra ciertas estrellas y planetas… Por ahora no se le ha ocurrido preguntar cómo ve el satélite dentro de las casas, pero bueno, todo tiene respuesta: también operan en la banda infrarroja, y siguen la huella térmica…
En fin, que estoy muy mal, ya lo sé… ¡Felices Fiestas! (Imagen: NASA)