Si alguien entiende a los políticos, que me lo diga, por favor. Aunque sea redundar en más de lo mismo, la noticia es tan surrealista que creo oportuno reseñarla aquí.
En el anterior artículo, escrito hace apenas 3 semanas, os contaba cómo Griffin (el Administrador de la NASA) había confirmado con claridad meridiana que no habría más Shuttle a partir de 2010. Griffin (que en otras ocasiones ya ha dejado claro que no le gusta ni el Shuttle, al que calificó de “error”, ni la ISS, que le desvía de su pasión por volar “hasta el infinito y más allá”) quiere liberar cuanto antes los recursos invertidos en el programa del transbordador para poder aplicarlos al programa Constellation (Ares-Orión; veréis que no menciono la misión lunar… de momento bastante hay con hacer el cohete y la nave, luego ya veremos si se usa más allá de la órbita terrestre). Lo de acabar con el transbordador cuanto antes es un deseo lógico, desde su punto de vista, porque los presupuestos no dan para todo. Pero es que además, de esta forma no hace más que seguir al pie de la letra el dictado del Presidente de los Estados Unidos: en su “famoso” (para los cuatro gatos que seguimos estas cosas) discurso de enero de 2004, en el que anunció la nueva política espacial orientada hacia “la Luna y más allá”, Bush dijo que el Shuttle se retiraría en 2010. Vale, también añadió “tras finalizar la ISS”, y eso a día de hoy no está del todo asegurado que se consiga para esa fecha. Pero Griffin se agarra a lo que más le interesa, que es liberar fondos para su proyecto del alma.
Pues bien, lo surrealista del tema, es que ahora viene un congresista republicano (es decir, del mismo partido que el presidente que inició todo esto) y exige formalmente a la NASA que lleve a cabo las acciones necesarias para asegurar que el Shuttle podrá mantenerse en activo más allá de 2010, si fuera necesario. Ello implica no desmantelar nada (algo que quería ir haciendo Griffin, para ahorrar costes): ni rescindir contratos relacionados con el programa, ni ir cerrando instalaciones productivas, ni nada por el estilo. Eso sí, el muy cachondo (con perdón) le dice que tiene que hacer esto con los mismos fondos (que ni se le ocurra pedir un dólar más) y sin afectar para nada al programa Constellation (Ares-Orión), manteniendo su planificación. Y que ya puede ir pensando cómo hacerlo, que el 1 de marzo le esperan en el Congreso para que les explique cómo lo va a conseguir.
Bueno, pues parece que Griffin se va a ganar el sueldo, porque la petición es de las de callejón sin salida. Bueno, sí, tiene una salida, claro, la misma seguida hasta ahora: seguir cancelando otros programas menos vistosos, aunque tengan mayor contenido científico. Porque el congresista Weldon ha exigido que no se toque al Constellation, pero al resto de programas, que les zurzan. Total, ¿a quién le importa la ciencia?
La parte positiva de esto es que, si finalmente va adelante (no conozco los detalles de la política interna norteamericana, pero entiendo que sí, que esto es una exigencia formal en toda regla) los socios de la ISS podrán respirar algo más aliviados, con una mayor esperanza de que el proyecto no se quede a medias (aunque, como he dicho varias veces, la versión de ISS de la que se habla ahora es ya una versión mutilada de la que debería ser, tras los recortes unilaterales realizados por los Estados Unidos al proyecto). Por ejemplo, la cúpula (módulo europeo “Cupola”) tendrá más posibilidades de ser instalada algún día (siendo uno de los últimos elementos en montarse, es uno de los más amenazados por la retirada del transbordador). Pero si para “salvar” la ISS hay que seguir cancelando otros programas, estamos “haciendo un pan como unas hostias”, como dice mi madre.
En fin, política, ciega política. Por cierto, ahora que hablo de política ciega, recuerdo que algunos críticos de la “visión de Bush” la tildaron de ser una “visión miope”. Pues si siempre estuve de acuerdo con esto, ahora creo que pierde vista día a día. Y parece que en el gobierno norteamericano no debe haber buenos oftalmólogos…
En la foto, el congresista Weldon, con la sonrisita irónica que se le debió quedar tras lanzar su ultimátum a Griffin (“te la he metido doblada”, parece pensar, con perdón, que ya sé que estoy muy ácido hoy). Hale, hasta otra.
(Para el que le interese, aquí tenéis el texto de la enmienda del congresista Weldon)
En el anterior artículo, escrito hace apenas 3 semanas, os contaba cómo Griffin (el Administrador de la NASA) había confirmado con claridad meridiana que no habría más Shuttle a partir de 2010. Griffin (que en otras ocasiones ya ha dejado claro que no le gusta ni el Shuttle, al que calificó de “error”, ni la ISS, que le desvía de su pasión por volar “hasta el infinito y más allá”) quiere liberar cuanto antes los recursos invertidos en el programa del transbordador para poder aplicarlos al programa Constellation (Ares-Orión; veréis que no menciono la misión lunar… de momento bastante hay con hacer el cohete y la nave, luego ya veremos si se usa más allá de la órbita terrestre). Lo de acabar con el transbordador cuanto antes es un deseo lógico, desde su punto de vista, porque los presupuestos no dan para todo. Pero es que además, de esta forma no hace más que seguir al pie de la letra el dictado del Presidente de los Estados Unidos: en su “famoso” (para los cuatro gatos que seguimos estas cosas) discurso de enero de 2004, en el que anunció la nueva política espacial orientada hacia “la Luna y más allá”, Bush dijo que el Shuttle se retiraría en 2010. Vale, también añadió “tras finalizar la ISS”, y eso a día de hoy no está del todo asegurado que se consiga para esa fecha. Pero Griffin se agarra a lo que más le interesa, que es liberar fondos para su proyecto del alma.
Pues bien, lo surrealista del tema, es que ahora viene un congresista republicano (es decir, del mismo partido que el presidente que inició todo esto) y exige formalmente a la NASA que lleve a cabo las acciones necesarias para asegurar que el Shuttle podrá mantenerse en activo más allá de 2010, si fuera necesario. Ello implica no desmantelar nada (algo que quería ir haciendo Griffin, para ahorrar costes): ni rescindir contratos relacionados con el programa, ni ir cerrando instalaciones productivas, ni nada por el estilo. Eso sí, el muy cachondo (con perdón) le dice que tiene que hacer esto con los mismos fondos (que ni se le ocurra pedir un dólar más) y sin afectar para nada al programa Constellation (Ares-Orión), manteniendo su planificación. Y que ya puede ir pensando cómo hacerlo, que el 1 de marzo le esperan en el Congreso para que les explique cómo lo va a conseguir.
Bueno, pues parece que Griffin se va a ganar el sueldo, porque la petición es de las de callejón sin salida. Bueno, sí, tiene una salida, claro, la misma seguida hasta ahora: seguir cancelando otros programas menos vistosos, aunque tengan mayor contenido científico. Porque el congresista Weldon ha exigido que no se toque al Constellation, pero al resto de programas, que les zurzan. Total, ¿a quién le importa la ciencia?
La parte positiva de esto es que, si finalmente va adelante (no conozco los detalles de la política interna norteamericana, pero entiendo que sí, que esto es una exigencia formal en toda regla) los socios de la ISS podrán respirar algo más aliviados, con una mayor esperanza de que el proyecto no se quede a medias (aunque, como he dicho varias veces, la versión de ISS de la que se habla ahora es ya una versión mutilada de la que debería ser, tras los recortes unilaterales realizados por los Estados Unidos al proyecto). Por ejemplo, la cúpula (módulo europeo “Cupola”) tendrá más posibilidades de ser instalada algún día (siendo uno de los últimos elementos en montarse, es uno de los más amenazados por la retirada del transbordador). Pero si para “salvar” la ISS hay que seguir cancelando otros programas, estamos “haciendo un pan como unas hostias”, como dice mi madre.
En fin, política, ciega política. Por cierto, ahora que hablo de política ciega, recuerdo que algunos críticos de la “visión de Bush” la tildaron de ser una “visión miope”. Pues si siempre estuve de acuerdo con esto, ahora creo que pierde vista día a día. Y parece que en el gobierno norteamericano no debe haber buenos oftalmólogos…
En la foto, el congresista Weldon, con la sonrisita irónica que se le debió quedar tras lanzar su ultimátum a Griffin (“te la he metido doblada”, parece pensar, con perdón, que ya sé que estoy muy ácido hoy). Hale, hasta otra.
(Para el que le interese, aquí tenéis el texto de la enmienda del congresista Weldon)
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