24 julio 2008

Algo que ver en el cielo… pero mejor con casco

No hace mucho comentaba la observación sobre nuestras cabezas de un “fósil” de la exploración espacial que alguien redenominó (con toda razón) como simple basura. Pues bien, hoy voy a hablaros de la posibilidad de observar basura en toda regla pasando sobre vuestras cabezas, sin que tengáis que subiros a cantar a un escenario para conseguirlo. Eso sí, esta basura está cayendo poco a poco y terminará desparramada por el suelo en breve, así que quizás no estaría mal que tomarais precauciones y salieseis a mirar el cielo con casco…

En este caso se trata del EAS, o “Early Ammonia Servicer”, un voluminoso equipo obsoleto (del tamaño de un frigorífico americano, de doble puerta) que fue arrojado “por la borda” de la ISS hace exactamente un año, el 23 de julio de 2007. El equipo, desechado como pura basura, estaba destinado a caer sobre la Tierra destruyéndose a su reentrada en la atmósfera, y en eso estamos. Un año después, su órbita ya ha decaído considerablemente (de los 400 km de altura aproximada a la que se encuentra la estación espacial, a poco más de 200 km de altura a día de hoy), y esta cercanía unida a su tamaño lo ha convertido en un objeto fácilmente distinguible a su paso por el cielo nocturno. De momento parece que no lo han incluido en la base de datos de Heavens-Above (yo al menos no lo encuentro), pero entre tanto, si queréis verlo desde vuestra casa podéis consultar las horas de paso y demás aquí (me gusta menos que Heavens-Above, pero aquí sí aparece).

Aún es pronto para saber exactamente dónde y cuándo terminará por caer. Se espera que suceda a finales de 2008 o comienzos de 2009; para entonces, con datos actualizados de su órbita, se podrá prever ya con exactitud el momento de reentrada final en la atmósfera y el punto de la superficie terrestre donde caerán sus restos. La NASA ya reconoció en su día que, dado el gran tamaño del aparato, algunos fragmentos podrían sobrevivir a la reentrada y caer sobre el océano o sobre tierra firme. Nada nuevo bajo el sol, pues así viene pasando con decenas de satélites (e incluso de estaciones espaciales, como las Salyut, Skylab o Mir) desde que dio comienzo la era espacial. Con tanto agua y territorio deshabitado sobre la Tierra, ya sería mala suerte que pasara algo (aunque alguna vez sí que ha pasado, afortunadamente sin importancia, como ya comenté aquí). Pero, esperad… el EAS lleva algo de amoníaco en su interior… Hummmm…. ¿No fue ésta la razón aducida para destruir de un misilazo el satélite militar USA193 cuando iba a reentrar en la atmósfera, para “salvar al mundo” de la contaminación que podría suponer la hidracina que llevaba en su interior? Caray, si entre la hidracina y el amoníaco no hay tanta diferencia… ¿Le pegarán también un misilazo al EAS poco antes de su reentrada, para salvar a la Humanidad de nuevo? Pues va a ser que no, ya lo veréis. Lo que antes era un fluido altamente tóxico que podría llegar intacto a la Tierra y causar serios problemas ahora va a ser un liquidillo sin importancia que se volatirizará a la primera de cambio en cuanto reentre en la atmósfera, ya lo veréis.

Bueno, me dejo de ironías: en realidad el EAS no supone riesgo alguno para la población, o dicho de forma más precisa, el riesgo que representa es despreciable, como ha ocurrido en los cientos de reentradas similares experimentadas en los últimos 50 años. Lo que quiero decir (y ya lo dije en su momento) es que exactamente lo mismo pasaba con el USA193: que la mencionada amenaza no era tal. Eso sí, fue la excusa perfecta para pegarle un misilazo con otros fines, como ya comenté en el blog y en los foros. Así que seguiremos observando caer basura y satélites sobre la Tierra sin misiles que los intercepten durante muchos, muchos años. Si eres muy aprensivo, siempre puedes salir a la calle con casco; es mayor la probabilidad de que te caiga un tiesto de un balcón que un trozo de basura espacial en la cabeza, pero en cualquier caso, tu seguridad se verá aumentada en alguna milésima. (Foto: NASA)

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