John Glenn, el que fuera el primer astronauta norteamericano en orbitar la Tierra, me apoya. Bueno, él no lo sabe, claro, aún no soy tan famoso (todo se andará ;-), pero el caso es que Glenn acaba de dar un discurso ante un comité del Congreso de los Estados Unidos que refleja en buena medida las críticas que vengo haciendo a la Visión para la Exploración del Espacio del presidente Bush desde que se anunció en enero de 2004.
Para los que no nos sigáis desde entonces, os recordaré que la visión de Bush fue la nueva directiva para la NASA que la encaminó hacia abandonar el Shuttle y poner su objetivo en una nueva misión tripulada a la Luna. Eso dicho de forma muy simplificada, claro. Y con una connotación importante: todo esto había que hacerlo con el mismo dinero. Si queréis repasar el contenido de la “visión” y mis críticas más en profundidad, podéis hacerlo aquí (un análisis personal en plan “charla de café”) y aquí (un artículo sobre los inicios del programa Constellation que repasa también brevemente el contenido de la “visión”).
Como en todo discurso político, hay bastante paja (como una larga introducción sobre los éxitos americanos en el espacio), pero os extractaré los fragmentos que me han parecido más curiosos. Nada nuevo, la verdad, lo que voy a decir lo vengo diciendo hace tiempo por aquí, pero bueno, a ver si con el respaldo de un ex-astronauta y ex-senador de los Estados Unidos, se me quita un poco el sambenito de criticón anti-todo lo que hace la NASA (aunque la verdad es que siempre critico lo mismo, pero es que soy muy pesado).
Primero, Glenn comenta que la “visión” fue una sorpresa. Desde luego, creo que nos sorprendió a todos (“cuando lo oí, me quedé pasmado”, decía yo en 2004), aunque no sé si a todos de la misma forma. Luego empieza con sus críticas:
“En enero de 2004, el actual presidente George W. Bush anunció lo que se denominó su Visión para la Exploración del Espacio (VSE). Fue un shock y una sorpresa para la mayor parte, si no todos, los miembros del Congreso que habían votado las apropiaciones de la NASA con un propósito diferente, así como para la comunidad espacial y nuestros socios internacionales, que no habían tomado parte en el proceso de decisión. Esta vez el Presidente simplemente dijo a la NASA lo que tenía que hacer. Punto.
Dejaré a su especulación la oportunidad en el tiempo del anuncio del Presidente. El nuevo programa, sin embargo, era un completo cambio de dirección para la NASA. Pedía volver a la Luna, para una exploración extensa, y luego ir a Marte en una fecha posterior. Estos dos objetivos iban a ser la fuerza directriz del programa. Todo lo demás sería secundario o eliminado”.
Efectivamente, ésta ha sido siempre la base de mis críticas, lo que muchos no han querido ver: lo peor de la visión no es su objetivo en sí mismo, sino el cómo: a costa de todo lo demás.
Luego Glenn critica ácidamente la idea expuesta en el discurso de Bush de ir a Marte desde la Luna. ¡Por fin! Creía que estaba solo en esa crítica, hasta ahora no había visto que nadie se diera cuenta del sinsentido de esto. Aunque yo critiqué este planteamiento cuando Bush lo expuso en su discurso de enero de 2004, Glenn hace referencia a un discurso posterior, en 2007 (es decir, 3 años después Bush sigue diciendo la misma chorrada):
“Recordando aquella decisión [la de imponer la VSE] en Cleveland en 2007, el Presidente dijo, ‘y de esta forma establecemos una nueva misión, que es ir a la Luna y establecer una base de lanzamiento allí desde la cual seguir explorando el espacio’. Si se llevase a cabo, esta propuesta para lanzar desde la Luna hacia Marte sería de lejos la más cara y complicada comparada con otras alternativas de misiones marcianas. Los asesores del presidente son muy variados, pero sería interesante saber quién asesoró al presidente en algunas de las propuestas de la VSE”.
Y es que, efectivamente, hablar de ir a la Luna para establecerlo como base de partida de futuras misiones a otros planetas, no tiene ningún sentido, por mucho que lo hayamos visto en películas de ciencia ficción (eso también lo expliqué aquí). Luego Glenn continúa exponiendo su sentimiento frente a la visión, que es prácticamente idéntico al mío:
“Incluso así, yo estaba bastante a favor de este nuevo programa porque sentía que añadía una nueva dimensión, un nuevo entusiasmo para nuestra gente joven, y podría generar nuevos apoyos del pueblo americano. Sin embargo, yo creía, como la inmensa mayoría [creo que aquí Glenn es un poquito irónico; la realidad iba implícita en el discurso de Bush de 2004, y estoy seguro de que Glenn se dio cuenta entonces, como yo] que la “visión” era adicional a los otros programas planificados por la NASA, no en lugar de. Yo asumía como natural que tendría que haber una petición de más dinero dentro del proceso presupuestario para cumplir estos nuevos objetivos. Mis asunciones eran incorrectas.”
Glenn sigue hablando claro:
“El Administrador Sean O’Keefe (…) nos informó que la VSE excedía el presupuesto de la NASA. Por tanto, toda la investigación en la ISS que no aplicase directamente a ir a la Luna o a Marte sería cortada de inmediato. Decir que me quedé pasmado es quedarse corto.
Yo estaba ciertamente a favor de la VSE a la Luna y Marte, pero si la única forma de hacerlo era cortando toda la investigación en la ISS (la razón por la que se había construido), entonces eso quebrantaba lo que nuestro pueblo había aceptado como objetivo del programa, lo que el Congreso había debatido y aprobado, y lo que se les había prometido a nuestros aliados por parte de esta gran nación.
(…)
Los cambios anunciados por el Administrador O’Keefe básicamente eliminaron la mayor parte de los proyectos de investigación con institutos, universidades y corporaciones a menos que dichos proyectos estuvieran específica y directamente conectados con los objetivos Luna/Marte. Dijo que no sólo no habría incrementos en los fondos, sino que habría un recorte de 1200 millones en investigación durante un periodo de cinco años”
Glenn sigue recordando lo que ocurrió después: O’Keefe dejó la dirección de la NASA y llegó Griffin, a quien Glenn intenta justificar diciendo que hace lo que puede para hacer lo que le han mandado con los medios de que dispone. Su discurso, llano y sencillo en su totalidad, se vuelve aquí aún más coloquial:
“Sin cambios en la política presupuestaria, el Dr. Griffin se ha encontrado prácticamente con una ‘Misión Imposible’.Como alguien dijo hace mucho tiempo: ‘Los grandes planes sin recursos no pasan de ser sueños’. Mi antiguo colega astronauta Gus Grissom lo dijo aún más claro cuando se propusieron recortes en el proyecto Mercury: ‘Sin pasta, no hay Buck Rogers’ [un juego de palabras en inglés: No bucks, no Buck Rogers]”
Aquí llega Glenn al meollo de su discurso: lo hecho, hecho está, ahora hay que intentar que la cosa no se ponga aún peor. El daño a la ciencia ya se ha hecho, los recortes ya llevan varios años aplicados, el programa Constellation está en marcha para sacar adelante el nuevo lanzador Ares y la nueva nave Orión. De Marte ya no habla nadie, aunque la Luna sigue siendo el objetivo oficial (aunque por ahora el dinero invertido ha ido dirigido sólo al Ares/Orión; es decir, que la misión lunar puede ser aún cancelada por cualquier presidente sin ningún impacto económico, pues el Ares/Orión también sirve para otras cosas). En este contexto, Glenn intenta salvar lo único salvable en estas condiciones: el Shuttle. No salvarlo eternamente, sino mantenerlo en activo hasta que el Orión pueda tomar el relevo. No olvidemos que a día de hoy el Shuttle dejaría de prestar servicio en 2010, mientras que el primer vuelo operativo del Orión no se prevé hasta 2015. Glenn hace su petición:
“Una suma adicional de 2,8 a 3 mil millones de dólares por año podría mantener en operación el transbordador hasta que los equipos del nuevo programa Constellation estén listos, y así restablecer al menos parcialmente el programa de investigación en la ISS. Otro importante beneficio de este proceso sería la preservación de los equipos de ingeniería y de lanzamiento más experimentados del mundo, los cuales no podrían mantenerse con cinco años de parón mientras desarrollamos el concepto Constellation. Las cualificaciones del personal, su entrenamiento y experiencia deberían ser una gran preocupación.”
A continuación, Glenn vuelve a destacar el daño que se le está haciendo a la ciencia con los recortes impuestos por la “visión” de Bush, así como el daño que se les ha hecho también en diversas ocasiones a sus socios internacionales al suspender unilateralmente proyectos conjuntos, con el riesgo que esto supone en cuanto a credibilidad de cara a futuras colaboraciones. Hay una frase muy relevante a este respecto:
“En una recepción en Washington hace algún tiempo, me encontré con un alto cargo extranjero que ocupaba una alta posición en el programa espacial de su país (uno de nuestros miembros de la ISS), que me dijo que habían confiado en que los Estados Unidos se tomaba la Estación Espacial en serio, y que ahora no podían creerse lo que los Estados Unidos les habían hecho.”
Luego vuelve sobre el tema de la investigación. Para Glenn, si los Estados Unidos han llegado a estar donde están, se lo deben en buena medida a la investigación. En concreto en el sector aeroespacial, las investigaciones desarrolladas por la NASA en tiempos pasados han permitido a las empresas norteamericanas ser líderes en aeronáutica y espacio (recordemos que la investigación de la NASA revierte en las empresas, siendo éste uno de los principales objetivos de la agencia). Para Glenn, el actual recorte de investigación en la NASA amenaza seriamente a la posición de liderazgo de la industria nacional. Y amenaza también al mantenimiento de un núcleo de investigadores científicos de alto nivel en el país.
Glenn termina su discurso apelando a la cordura, a ver las cifras en contexto, y a pensar en los beneficios de incrementar los fondos de la NASA:
“Añadir 3.000 millones de dólares anuales al presupuesto de la NASA es poco comparado con otras cifras de los presupuestos: los 3 billones de dólares de nuestro presupuesto nacional, el déficit anunciado de 490.000 millones, la factura mensual de 10.000 millones para Irak, y otras comparaciones. Pero con esta inversión de 3.000 millones, el retorno potencial es enorme:
Mantendríamos nuestra capacidad para viajar al espacio y a nuestra ISS
Mantendríamos una fuerza de trabajo estable en ingeniería y lanzamiento
Restableceríamos la confianza de nuestros socios internacionales
Haríamos posible proyectos como el espectrómetro alfa-magnético del Dr. Ting [mencionado previamente en su discurso: una investigación en física de partículas en la que se ha invertido ya bastante a nivel internacional, y que ha quedado en suspenso con la baja del Shuttle en 2010]
Nuestro programa espacial seguiría siendo el símbolo de una gran nación, dispuesta a proponer grandes proyectos y a llevarlos a cabo en beneficio de todos, un verdadero líder mundial que define cómo será el futuro.
En su día, el mantra de la NASA era: ‘Mejorar la vida aquí – Extender la vida allá – Encontrar vida más allá’. Podemos mantener esas prioridades y además llevar a cabo la VSE si simplemente tenemos la voluntad de hacerlo. Pero ‘Un gran plan sin recursos, no pasa de ser un sueño’”.
John Glenn, Senador retirado y pionero espacial. 30 de julio de 2008.
Testimonio de John Glenn ante el Comité de Ciencia y Tecnología del Congreso de los EE.UU. el 30 de julio de 2008
Para los que no nos sigáis desde entonces, os recordaré que la visión de Bush fue la nueva directiva para la NASA que la encaminó hacia abandonar el Shuttle y poner su objetivo en una nueva misión tripulada a la Luna. Eso dicho de forma muy simplificada, claro. Y con una connotación importante: todo esto había que hacerlo con el mismo dinero. Si queréis repasar el contenido de la “visión” y mis críticas más en profundidad, podéis hacerlo aquí (un análisis personal en plan “charla de café”) y aquí (un artículo sobre los inicios del programa Constellation que repasa también brevemente el contenido de la “visión”).
Como en todo discurso político, hay bastante paja (como una larga introducción sobre los éxitos americanos en el espacio), pero os extractaré los fragmentos que me han parecido más curiosos. Nada nuevo, la verdad, lo que voy a decir lo vengo diciendo hace tiempo por aquí, pero bueno, a ver si con el respaldo de un ex-astronauta y ex-senador de los Estados Unidos, se me quita un poco el sambenito de criticón anti-todo lo que hace la NASA (aunque la verdad es que siempre critico lo mismo, pero es que soy muy pesado).
Primero, Glenn comenta que la “visión” fue una sorpresa. Desde luego, creo que nos sorprendió a todos (“cuando lo oí, me quedé pasmado”, decía yo en 2004), aunque no sé si a todos de la misma forma. Luego empieza con sus críticas:
“En enero de 2004, el actual presidente George W. Bush anunció lo que se denominó su Visión para la Exploración del Espacio (VSE). Fue un shock y una sorpresa para la mayor parte, si no todos, los miembros del Congreso que habían votado las apropiaciones de la NASA con un propósito diferente, así como para la comunidad espacial y nuestros socios internacionales, que no habían tomado parte en el proceso de decisión. Esta vez el Presidente simplemente dijo a la NASA lo que tenía que hacer. Punto.
Dejaré a su especulación la oportunidad en el tiempo del anuncio del Presidente. El nuevo programa, sin embargo, era un completo cambio de dirección para la NASA. Pedía volver a la Luna, para una exploración extensa, y luego ir a Marte en una fecha posterior. Estos dos objetivos iban a ser la fuerza directriz del programa. Todo lo demás sería secundario o eliminado”.
Efectivamente, ésta ha sido siempre la base de mis críticas, lo que muchos no han querido ver: lo peor de la visión no es su objetivo en sí mismo, sino el cómo: a costa de todo lo demás.
Luego Glenn critica ácidamente la idea expuesta en el discurso de Bush de ir a Marte desde la Luna. ¡Por fin! Creía que estaba solo en esa crítica, hasta ahora no había visto que nadie se diera cuenta del sinsentido de esto. Aunque yo critiqué este planteamiento cuando Bush lo expuso en su discurso de enero de 2004, Glenn hace referencia a un discurso posterior, en 2007 (es decir, 3 años después Bush sigue diciendo la misma chorrada):
“Recordando aquella decisión [la de imponer la VSE] en Cleveland en 2007, el Presidente dijo, ‘y de esta forma establecemos una nueva misión, que es ir a la Luna y establecer una base de lanzamiento allí desde la cual seguir explorando el espacio’. Si se llevase a cabo, esta propuesta para lanzar desde la Luna hacia Marte sería de lejos la más cara y complicada comparada con otras alternativas de misiones marcianas. Los asesores del presidente son muy variados, pero sería interesante saber quién asesoró al presidente en algunas de las propuestas de la VSE”.
Y es que, efectivamente, hablar de ir a la Luna para establecerlo como base de partida de futuras misiones a otros planetas, no tiene ningún sentido, por mucho que lo hayamos visto en películas de ciencia ficción (eso también lo expliqué aquí). Luego Glenn continúa exponiendo su sentimiento frente a la visión, que es prácticamente idéntico al mío:
“Incluso así, yo estaba bastante a favor de este nuevo programa porque sentía que añadía una nueva dimensión, un nuevo entusiasmo para nuestra gente joven, y podría generar nuevos apoyos del pueblo americano. Sin embargo, yo creía, como la inmensa mayoría [creo que aquí Glenn es un poquito irónico; la realidad iba implícita en el discurso de Bush de 2004, y estoy seguro de que Glenn se dio cuenta entonces, como yo] que la “visión” era adicional a los otros programas planificados por la NASA, no en lugar de. Yo asumía como natural que tendría que haber una petición de más dinero dentro del proceso presupuestario para cumplir estos nuevos objetivos. Mis asunciones eran incorrectas.”
Glenn sigue hablando claro:
“El Administrador Sean O’Keefe (…) nos informó que la VSE excedía el presupuesto de la NASA. Por tanto, toda la investigación en la ISS que no aplicase directamente a ir a la Luna o a Marte sería cortada de inmediato. Decir que me quedé pasmado es quedarse corto.
Yo estaba ciertamente a favor de la VSE a la Luna y Marte, pero si la única forma de hacerlo era cortando toda la investigación en la ISS (la razón por la que se había construido), entonces eso quebrantaba lo que nuestro pueblo había aceptado como objetivo del programa, lo que el Congreso había debatido y aprobado, y lo que se les había prometido a nuestros aliados por parte de esta gran nación.
(…)
Los cambios anunciados por el Administrador O’Keefe básicamente eliminaron la mayor parte de los proyectos de investigación con institutos, universidades y corporaciones a menos que dichos proyectos estuvieran específica y directamente conectados con los objetivos Luna/Marte. Dijo que no sólo no habría incrementos en los fondos, sino que habría un recorte de 1200 millones en investigación durante un periodo de cinco años”
Glenn sigue recordando lo que ocurrió después: O’Keefe dejó la dirección de la NASA y llegó Griffin, a quien Glenn intenta justificar diciendo que hace lo que puede para hacer lo que le han mandado con los medios de que dispone. Su discurso, llano y sencillo en su totalidad, se vuelve aquí aún más coloquial:
“Sin cambios en la política presupuestaria, el Dr. Griffin se ha encontrado prácticamente con una ‘Misión Imposible’.Como alguien dijo hace mucho tiempo: ‘Los grandes planes sin recursos no pasan de ser sueños’. Mi antiguo colega astronauta Gus Grissom lo dijo aún más claro cuando se propusieron recortes en el proyecto Mercury: ‘Sin pasta, no hay Buck Rogers’ [un juego de palabras en inglés: No bucks, no Buck Rogers]”
Aquí llega Glenn al meollo de su discurso: lo hecho, hecho está, ahora hay que intentar que la cosa no se ponga aún peor. El daño a la ciencia ya se ha hecho, los recortes ya llevan varios años aplicados, el programa Constellation está en marcha para sacar adelante el nuevo lanzador Ares y la nueva nave Orión. De Marte ya no habla nadie, aunque la Luna sigue siendo el objetivo oficial (aunque por ahora el dinero invertido ha ido dirigido sólo al Ares/Orión; es decir, que la misión lunar puede ser aún cancelada por cualquier presidente sin ningún impacto económico, pues el Ares/Orión también sirve para otras cosas). En este contexto, Glenn intenta salvar lo único salvable en estas condiciones: el Shuttle. No salvarlo eternamente, sino mantenerlo en activo hasta que el Orión pueda tomar el relevo. No olvidemos que a día de hoy el Shuttle dejaría de prestar servicio en 2010, mientras que el primer vuelo operativo del Orión no se prevé hasta 2015. Glenn hace su petición:
“Una suma adicional de 2,8 a 3 mil millones de dólares por año podría mantener en operación el transbordador hasta que los equipos del nuevo programa Constellation estén listos, y así restablecer al menos parcialmente el programa de investigación en la ISS. Otro importante beneficio de este proceso sería la preservación de los equipos de ingeniería y de lanzamiento más experimentados del mundo, los cuales no podrían mantenerse con cinco años de parón mientras desarrollamos el concepto Constellation. Las cualificaciones del personal, su entrenamiento y experiencia deberían ser una gran preocupación.”
A continuación, Glenn vuelve a destacar el daño que se le está haciendo a la ciencia con los recortes impuestos por la “visión” de Bush, así como el daño que se les ha hecho también en diversas ocasiones a sus socios internacionales al suspender unilateralmente proyectos conjuntos, con el riesgo que esto supone en cuanto a credibilidad de cara a futuras colaboraciones. Hay una frase muy relevante a este respecto:
“En una recepción en Washington hace algún tiempo, me encontré con un alto cargo extranjero que ocupaba una alta posición en el programa espacial de su país (uno de nuestros miembros de la ISS), que me dijo que habían confiado en que los Estados Unidos se tomaba la Estación Espacial en serio, y que ahora no podían creerse lo que los Estados Unidos les habían hecho.”
Luego vuelve sobre el tema de la investigación. Para Glenn, si los Estados Unidos han llegado a estar donde están, se lo deben en buena medida a la investigación. En concreto en el sector aeroespacial, las investigaciones desarrolladas por la NASA en tiempos pasados han permitido a las empresas norteamericanas ser líderes en aeronáutica y espacio (recordemos que la investigación de la NASA revierte en las empresas, siendo éste uno de los principales objetivos de la agencia). Para Glenn, el actual recorte de investigación en la NASA amenaza seriamente a la posición de liderazgo de la industria nacional. Y amenaza también al mantenimiento de un núcleo de investigadores científicos de alto nivel en el país.
Glenn termina su discurso apelando a la cordura, a ver las cifras en contexto, y a pensar en los beneficios de incrementar los fondos de la NASA:
“Añadir 3.000 millones de dólares anuales al presupuesto de la NASA es poco comparado con otras cifras de los presupuestos: los 3 billones de dólares de nuestro presupuesto nacional, el déficit anunciado de 490.000 millones, la factura mensual de 10.000 millones para Irak, y otras comparaciones. Pero con esta inversión de 3.000 millones, el retorno potencial es enorme:
Mantendríamos nuestra capacidad para viajar al espacio y a nuestra ISS
Mantendríamos una fuerza de trabajo estable en ingeniería y lanzamiento
Restableceríamos la confianza de nuestros socios internacionales
Haríamos posible proyectos como el espectrómetro alfa-magnético del Dr. Ting [mencionado previamente en su discurso: una investigación en física de partículas en la que se ha invertido ya bastante a nivel internacional, y que ha quedado en suspenso con la baja del Shuttle en 2010]
Nuestro programa espacial seguiría siendo el símbolo de una gran nación, dispuesta a proponer grandes proyectos y a llevarlos a cabo en beneficio de todos, un verdadero líder mundial que define cómo será el futuro.
En su día, el mantra de la NASA era: ‘Mejorar la vida aquí – Extender la vida allá – Encontrar vida más allá’. Podemos mantener esas prioridades y además llevar a cabo la VSE si simplemente tenemos la voluntad de hacerlo. Pero ‘Un gran plan sin recursos, no pasa de ser un sueño’”.
John Glenn, Senador retirado y pionero espacial. 30 de julio de 2008.
Testimonio de John Glenn ante el Comité de Ciencia y Tecnología del Congreso de los EE.UU. el 30 de julio de 2008
2 comentarios:
Como siempre, excelente entrada.
Ojala se olvidaran de la luna de una vez por todas, a este ritmo no llegaré a ver como pisan Marte (y tengo 35 juas)
xD
Este hombre tiene mucha razón.
El problema, en efecto, no es tanto ir a la Luna o no ir (hay distintas opiniones al respecto), sino sacrificar todos los programas, incluso el propio mantenimiento de la ISS a una sola misión, cuyo apoyo por parte de los científicos y del pueblo no parece evidente. Eso es una barbaridad.
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