Ya se sabía que ciertos organismos unicelulares, como bacterias, eran capaces de sobrevivir a los rigores del espacio en un estado de latencia. No sólo se había probado en experimentos realizados en la órbita terrestre, sino que incluso los astronautas de la misión Apollo 12 habían encontrado en 1969 bacterias que habían sido capaces de sobrevivir sobre la Luna durante dos largos años, depositadas en el exterior de la sonda Surveyor 3 (aunque estos resultados no están 100% corroborados).
Pues bien, ahora el descubrimiento va más allá: un equipo de la Universidad Kristianstad de Suecia ha publicado que los “osos de agua” o tardígrados son capaces de sobrevivir a una permanencia de al menos 12 días en el espacio expuestos al vacío y las radiaciones cósmicas, como se ha demostrado en un experimento realizado en colaboración con la Agencia Espacial Europea a bordo de un satélite ruso Fotón.
La conclusión del estudio es que los animales (unos pequeños bichitos casi microscópicos, cuyo tamaño va de los 0,1 a los 1,2 mm y habitan en zonas húmedas) son capaces de sobrevivir al vacío y la deshidratación propias del espacio. También muchos de ellos, si bien no todos, han sido capaces de sobrevivir a los daños provocados por la radiación cósmica; se cree que lo han conseguido mediante algún mecanismo capaz de reparar los daños producidos en su ADN por dicha radiación.
El descubrimiento no sólo es importante por sí mismo y por lo que puede representar de cara a teorías como la panspermia (posibilidad de diseminación de la vida a través del espacio, a bordo de meteoritos, por ejemplo), sino también por la importancia que podría llegar a tener en la medicina, por la posibilidad de reparar daños genéticos. En el campo del tratamiento del cáncer, por ejemplo, uno de los problemas de la radioterapia es que su radiación no sólo mata células cancerosas, sino también células sanas. Conocer el posible mecanismo de reparación de los daños por radiación en los tardígrados podría ser de utilidad para los seres humanos en el futuro.
Es sólo un ejemplo más de cómo invertir en investigación en el espacio puede ayudarnos en nuestra vida en la Tierra.
Pues bien, ahora el descubrimiento va más allá: un equipo de la Universidad Kristianstad de Suecia ha publicado que los “osos de agua” o tardígrados son capaces de sobrevivir a una permanencia de al menos 12 días en el espacio expuestos al vacío y las radiaciones cósmicas, como se ha demostrado en un experimento realizado en colaboración con la Agencia Espacial Europea a bordo de un satélite ruso Fotón.
La conclusión del estudio es que los animales (unos pequeños bichitos casi microscópicos, cuyo tamaño va de los 0,1 a los 1,2 mm y habitan en zonas húmedas) son capaces de sobrevivir al vacío y la deshidratación propias del espacio. También muchos de ellos, si bien no todos, han sido capaces de sobrevivir a los daños provocados por la radiación cósmica; se cree que lo han conseguido mediante algún mecanismo capaz de reparar los daños producidos en su ADN por dicha radiación.
El descubrimiento no sólo es importante por sí mismo y por lo que puede representar de cara a teorías como la panspermia (posibilidad de diseminación de la vida a través del espacio, a bordo de meteoritos, por ejemplo), sino también por la importancia que podría llegar a tener en la medicina, por la posibilidad de reparar daños genéticos. En el campo del tratamiento del cáncer, por ejemplo, uno de los problemas de la radioterapia es que su radiación no sólo mata células cancerosas, sino también células sanas. Conocer el posible mecanismo de reparación de los daños por radiación en los tardígrados podría ser de utilidad para los seres humanos en el futuro.
Es sólo un ejemplo más de cómo invertir en investigación en el espacio puede ayudarnos en nuestra vida en la Tierra.
2 comentarios:
A mí este tipo de hechos me dejan asombradísimo. Entre otras cosas, vienen a demostrar que la vida puede seguir dándose en circunstancias muy hostiles, lo cual aumenta las posibilidades de encontrar alguna forma de vida en algunos lugares de nuestro propio sistema solar, aunque sólo sean unas pocas bacterias como estas.
Estoy de acuerdo contigo. Sólo que en este caso no se trata de bacterias, sino algo todavía más espectacular: seres pluricelulares, verdaderos animalitos minúsculos, que algunos consideran englobables dentro de los artrópodos. Verdaderamente impresionante, y con multitud de implicaciones, como tú señalas.
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