Parece increíble que hace sólo poco más de 10 años la existencia de planetas alrededor de otras estrellas no fuera más que una hipótesis más o menos lógica y probable. Fue en 1995 cuando se descubrió el primero, aumentando después la cantidad poco a poco, casi con cuentagotas, hasta empezar a dispararse rápidamente el número de descubrimientos en los últimos años (son unos 309 planetas extrasolares los que se han descubierto hasta el momento). Pero hasta ahora, casi siempre se había tratado de descubrimientos por medios indirectos: pequeñas variaciones en el brillo de una estrella debido al tránsito de un gran planeta por delante de ella, pequeñísimas oscilaciones de la estrella debidas a las alteraciones producidas por la gravedad del planeta… De estas formas, podía deducirse la presencia de un segundo cuerpo oscuro del que podía llegar a determinarse con bastante aproximación su masa y su órbita. Hubo que esperar hasta 2004 para poder contemplar de forma directa lo que parecía ser un planeta extrasolar. Y fue un equipo europeo el que lo consiguió, utilizando las instalaciones del European Southern Observatory (ESO) en Chile.
Desde entonces, sólo otros tres candidatos a planetas han sido observados de forma directa. Pero con el paso del tiempo, se demostró que ninguno de ellos lo era en sentido estricto: o bien se trataba de cuerpos de tipo planetario que no orbitaban ninguna estrella (es decir, que vagaban libremente por el espacio), o bien eran realmente estrellas enanas marrones, que no llegan a emitir luz pero tampoco se consideran planetas.
Pero el pasado lunes día 15 se publicó la primera fotografía del que sí parece que puede convertirse en el primer planeta extrasolar detectado visualmente. Y además, tiene una importante particularidad: es el primero de los cuerpos planetoidales observados por medios directos que orbita una estrella de tamaño medio similar al Sol.
Aunque aún no se dispone de confirmación al cien por cien (habrá que esperar unos dos años para confirmar que orbita su estrella), las probabilidades de que éste sea un exoplaneta real son grandes. La observación la han realizado investigadores de la Universidad de Toronto utilizando el telescopio Gemini Norte de la isla de Mauna Kea, en Hawai. Se trata de un planeta de una masa estimada en unas 8 veces superior a la de Júpiter, que orbita una estrella con aproximadamente un 85% de la masa del Sol, a una distancia de unas 330 U.A. (distancia Tierra-Sol). Su estrella (que tiene el sencillo nombre de 1RXS J160929.1-210524) está a unos 500 años luz de la Tierra.
No se trata, por tanto, ni de un planeta rocoso de tipo terrestre, ni está dentro de la supuesta banda de habitabilidad, sino que se trata de un gigante gaseoso situado casi 9 veces más lejos de su sol que Plutón del nuestro. Pero no deja de ser un gran descubrimiento, y, además, la fotografía es realmente impresionante. Si hemos conseguido tales avances en apenas 10 años, quién sabe qué sorpresas nos deparará la tecnología en este campo en el futuro… (Foto: Gemini Observatory)
Desde entonces, sólo otros tres candidatos a planetas han sido observados de forma directa. Pero con el paso del tiempo, se demostró que ninguno de ellos lo era en sentido estricto: o bien se trataba de cuerpos de tipo planetario que no orbitaban ninguna estrella (es decir, que vagaban libremente por el espacio), o bien eran realmente estrellas enanas marrones, que no llegan a emitir luz pero tampoco se consideran planetas.
Pero el pasado lunes día 15 se publicó la primera fotografía del que sí parece que puede convertirse en el primer planeta extrasolar detectado visualmente. Y además, tiene una importante particularidad: es el primero de los cuerpos planetoidales observados por medios directos que orbita una estrella de tamaño medio similar al Sol.
Aunque aún no se dispone de confirmación al cien por cien (habrá que esperar unos dos años para confirmar que orbita su estrella), las probabilidades de que éste sea un exoplaneta real son grandes. La observación la han realizado investigadores de la Universidad de Toronto utilizando el telescopio Gemini Norte de la isla de Mauna Kea, en Hawai. Se trata de un planeta de una masa estimada en unas 8 veces superior a la de Júpiter, que orbita una estrella con aproximadamente un 85% de la masa del Sol, a una distancia de unas 330 U.A. (distancia Tierra-Sol). Su estrella (que tiene el sencillo nombre de 1RXS J160929.1-210524) está a unos 500 años luz de la Tierra.
No se trata, por tanto, ni de un planeta rocoso de tipo terrestre, ni está dentro de la supuesta banda de habitabilidad, sino que se trata de un gigante gaseoso situado casi 9 veces más lejos de su sol que Plutón del nuestro. Pero no deja de ser un gran descubrimiento, y, además, la fotografía es realmente impresionante. Si hemos conseguido tales avances en apenas 10 años, quién sabe qué sorpresas nos deparará la tecnología en este campo en el futuro… (Foto: Gemini Observatory)
2 comentarios:
Hombre, uno de los muchos problemas que tiene haber aceptado una definición de planeta sacada en una tarde de cafés en Praga para contrarrestar la de los estadounidenses (que querían unir un par de nuevos cuerpos al club de los planetas solares) es que no satisface a nadie.
Porque vamos a ver, si nos desligamos un poco de nuestro habitual antropocentrismo, ¿qué importancia tiene que el nuevo objeto orbite una estrella o no para llamarlo planeta? De hecho, encontrar un cuerpo con todas sus caracterísiticas clavadas a lo que ahora se define como planeta vagando por el espacio plantearía unas interesantísimas preguntas sobre el origen de los mismos.
Estoy de acuerdo, al fin y al cabo, la terminología creo que importa poco en este caso. Pero no deja de asombrarme lo que estamos consiguiendo gracias a la tecnología en los últimos tiempos, éste era para mi el motivo más importante para publicar esta entrada; la foto me impresionó.
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