10 febrero 2009

Aires de cambio en la política espacial militar norteamericana

Obama parece incansable en su tarea de darle la vuelta a buena parte de las políticas adoptadas por su predecesor G.W. Bush. Aunque centrado en intentar arreglar el desastre económico en que se ha convertido el país y que está arrastrando a buena parte del mundo, aún le queda tiempo para plantear, por ejemplo, lo que podría ser una nueva política de defensa en el área espacial. Una política donde la diplomacia intentaría ganar peso frente a la amenaza, que ha sido la directriz oficial de dicha política desde mediados de 2006.

Efectivamente, como ya os conté por aquí, el 31 de agosto de 2006 la Administración Bush aprobaba su nueva política espacial (aunque no se haría pública hasta octubre del mismo año), que venía a sustituir a la vigente hasta entonces, de 1996. El documento, de sólo 10 páginas, trataba en términos globales y generalistas sobre todos los aspectos de la actividad espacial, pero era la parte relativa a la militarización del espacio la que realmente suponía una novedad y la que más polémica levantó. En esta parte, de forma resumida podemos decir que los Estados Unidos anunciaban su disposición a actuar militarmente en el espacio de forma preventiva frente a posibles adversarios, al mismo tiempo que anunciaban su negativa a participar en cualquier tipo de tratado de limitación de armas en el espacio que les pudiera afectar. Este punto en concreto se vería refrendado en varias ocasiones a lo largo de los siguientes años, cuando reiteradamente se rechazaron propuestas internacionales de limitación de proliferación de armas en el espacio. Para más información, os remito al artículo que escribí al respecto en octubre de 2006.

Pues bien, estos dos puntos concretos son los que Obama ha rechazado frontalmente, aunque aún sin compromisos concretos, al hacer referencia a la necesidad de estudiarlo más en profundidad. En concreto, el nuevo presidente ha anunciado su predisposición a firmar algún tipo de acuerdo internacional que limite el uso de armas en el espacio. Se trata de un claro cambio frente a la actitud de prepotencia espacial de su predecesor que ha merecido los aplausos de un buen número de observadores en su país, así como, curiosamente, de algunos altos cargos militares, que a priori podrían considerarse más alineados con la política de Bush.

La Casa Blanca hizo el anuncio poco después de la investidura de Obama como presidente, aunque por “razones de agenda” yo no he podido escribir sobre ello hasta ahora. No obstante, el anuncio ya advertía que sería necesario un tiempo para estudiar en detalle cómo llevar a cabo de forma efectiva esta nueva política. Y es que hay que reconocer que la limitación de armas en el espacio es un tema espinoso.

El principal problema al que se enfrenta cualquier tratado de limitación armamentística es el de la verificación. De poco sirve firmar un papel prometiendo retirar determinadas armas si no hay forma de verificar después que esto se haya llevado a cabo. No se trata únicamente de que uno de los firmantes decida actuar deshonestamente… es que cualquiera de los dos, o ambos, puede tener el temor (real o infundado) a que el otro esté siendo deshonesto, y actúe en consecuencia saltándose el tratado como prevención. Sin verificación, un acuerdo de este tipo es papel mojado.
Pero si la verificación es un asunto complejo en cualquier caso, lo es especialmente cuando hablamos del espacio. Y no sólo porque a ver quién es el guapo que manda un inspector de la ONU a la órbita terrestre a echarles el alto y pedirles la documentación a los satélites sospechosos que vea pasar por allí… es que, en el fondo, cualquier satélite de aspecto inocente puede ser un arma en potencia.

En efecto, salvo que se encuentren formas imaginativas de resolver el problema, nada impediría a un país determinado fabricar un satélite bélico “disfrazado” de satélite civil, y enviarlo al espacio donde permanecería en estado de latencia hasta que fueran necesarios sus servicios. En ese caso, bastaría modificar su órbita para acercarlo a su objetivo, y una vez en sus inmediaciones hacerlo estallar, lanzando metralla en todas las direcciones y destruyendo dicho objetivo. Evitar que satélites así puedan fabricarse y lanzarse es complicado, salvo que dichos inspectores de la ONU supervisasen la fabricación y lanzamiento de todos los satélites del mundo, lo cual, evidentemente, no es operativo.

Éste ha sido el principal argumento utilizado por la Administración Bush cada vez que alguien ha planteado la necesidad de firmar un acuerdo de este tipo. Se argumentaba que firmarlo impediría a los Estados Unidos desarrollar armas espaciales, mientras que otros países podrían seguir haciéndolo subrepticiamente, según hemos comentado anteriormente. Por supuesto, se trataba de la visión “ombliguista” y simplista que suponía que los Estados Unidos serían completamente honestos tras la firma de un tratado de este tipo, mientras que el resto de firmantes serían unos deshonestos traidores… Pero en fin, es cierto que el riesgo es real.

Por supuesto, no era ésta la única razón que tenía la Administración Bush para negarse a la firma de un tratado de este tipo: la principal es que ellos se veían como los principales perdedores en un acuerdo así, al poseer en la actualidad la supremacía en esta área. Por supuesto, ésta es también sin duda la principal razón por la cual tanto Rusia como China han insistido en los últimos años en la necesidad de firmar este tratado, al saberse actualmente en inferioridad de condiciones.

Efectivamente, Estados Unidos tenía sus razones para negarse, tanto por los problemas de verificación, como, sobre todo, por considerar que una limitación de armas en el espacio le haría perder su hegemonía actual. Pero está claro que dicha negativa lo único que hacía era alentar a sus enemigos a reforzarse militarmente en esa área para contrarrestar dicha hegemonía norteamericana. Los recientes ensayos de armas antisatélite por parte china y norteamericana parece claro que son parte del tira-y-afloja que viene teniendo lugar en los últimos años alrededor de este tema.

En mi opinión, a pesar de su innegable complejidad intrínseca, un tratado internacional contra las armas antisatélite tendría efectos beneficiosos a nivel global. Aunque no podamos confiar en que dicho tratado termine realmente con dichas armas, al menos limitaría su utilización a situaciones extremas, ya que ningún país querría quedar en evidencia rompiendo unilateralmente el tratado, salvo que se estuviera ya prácticamente en estado de guerra abierta. En el fondo, es lo mismo que pasa con las armas químicas y biológicas: su utilización está prohibida por acuerdos internacionales, pero son muchos los países que mantienen un completo arsenal de compuestos susceptibles de ser incorporados a obuses o misiles en caso necesario; los Estados Unidos son unos de los que guardan importantes arsenales de este tipo de productos prohibidos. Y sin embargo, los tratados han conseguido que este tipo de armas no se utilicen hasta ahora. Creo que algo similar podría esperarse de un tratado de limitación de armas en el espacio: seguirá habiéndolas, pero todos se lo pensarán dos veces antes de utilizarlas.

En cualquier caso, el anuncio ya dejaba claro que el proceso sería lento, y se habla incluso de finales de año para que salga alguna propuesta concreta por parte de los Estados Unidos. Antes, Obama deberá estudiar en profundidad el tema con sus asesores militares, algo que probablemente ocurrirá en septiembre. Mientras tanto, bastante tiene con intentar salir del barrizal de la crisis… ¿o son arenas movedizas?

Von Braun recomendado en Casa del libro

Acabo de llevarme una sorpresa al encontrarme por casualidad con mi último libro en portada de la web de Casa del Libro, como recomendación de la semana. Teniendo en cuenta que de los miles de libros que se editan en un año en España sólo 52 pueden ser libros de la semana para una de las mayores librerías del país, esto es todo un honor, así que espero que me perdonéis este ejercicio de autobombo... ¡Saludos!

04 febrero 2009

Lanzamiento orbital iraní

Ya llegó. Tras un vuelo de pruebas a comienzos de 2008 y un intento frustrado de orbitar un satélite en agosto del mismo año (aunque fuentes iraníes no lo reconocen, identificándolo como un segundo vuelo de pruebas con una carga inerte), Irán ha conseguido poner en órbita con fecha 2 de febrero su satélite Omid, de fabricación nacional, con su lanzador Safir, derivado del misil de alcance medio Shahab 3, derivado a su vez del misil norcoreano Taepodong-1 (otras veces escrito como Nodong-1).

El lanzamiento tuvo lugar coincidiendo con el 30º aniversario de la revolución islámica en Irán, y se ha limitado a poner en órbita baja (245 x 378 km) un pequeño satélite de unos 30 kg, básicamente experimental, que se espera que esté operativo durante no más de 3 ó 4 meses, tiempo aproximado que podrá estar en órbita debido al rozamiento con las capas altas de la atmósfera.

El lanzamiento ha provocado las habituales declaraciones de alarma por parte de diferentes gobiernos occidentales, que alertan sobre la relación directa de la tecnología utilizada en el Safir con el desarrollo de misiles de medio-largo alcance. Entre tanto, los iraníes se defienden alegando el carácter completamente pacífico de su programa espacial, y con declaraciones como éstas de su presidente Ahmadinejab: “Nuestra visión de la tecnología es divina, al contrario que las potencias que dominan el mundo, que tienen visiones satánicas”. En fin, el día que consigamos separar la religión de la política, el mundo irá mucho mejor.

26 enero 2009

Wernher von Braun: entre el águila y la esvástica

Ahora sí, por fin, tras varios anuncios fallidos, puedo confirmaros la inmediata llegada a las librerías de mi último libro, la biografía de Wernher von Braun.

¿Qué puedo añadir a lo que ya dije en su día sobre esta obra? Pues quizás únicamente enlazaros a la página del libro en mi web, desde donde podréis acceder a varios de los extractos y reseñas de este libro publicados por la prensa española en los últimos días.

Por lo demás, simplemente añadir cuatro datos “técnicos”: 432 páginas, 22,9 euros, encuadernación en rústica, 111 fotografías en blanco y negro, y salida a la venta el día 2 de febrero. Y recordaros que en este caso se trata de un libro no puramente “espacial”, sino que gustará igualmente a los aficionados a la astronáutica como a los aficionados a la Segunda Guerra Mundial, a las biografías, o simplemente a la Historia del Siglo XX.

Como siempre, los aficionados que me seguís desde fuera de España, podréis encontrar el libro en las principales librerías online españolas con servicio de venta internacional (Casa del Libro, por ejemplo). Aunque en este caso, se distribuirá en varios países de Latinoamérica, así que aprovechad, que eso no pasa siempre...

ACTUALIZACIÓN-Distribución en Latinoamérica: Para aquellos interesados, os confirmo que el libro se distribuirá inicialmente en Argentina y Colombia, aunque llegará algo más tarde que en España (no dispongo de fecha por ahora). También se está negociando su distribución en México y Chile, por lo que es probable que lo tengáis disponible por allí también dentro de poco. El resto, tendréis que optar por la compra por internet, me temo...

21 enero 2009

Adiós, Sr. Griffin

Finalmente, el Administrador Griffin ha abandonado la NASA. Su renuncia, presentada al nuevo presidente de los Estados Unidos, se hizo efectiva ayer día 20 de enero, día de la toma de posesión de Barack Obama, a las 12:00.

Griffin ha actuado así como se requiere de cualquier administrador ante la llegada de un nuevo ocupante a la Casa Blanca: presentando su renuncia como acto de cortesía, en espera de que el nuevo presidente la acepte o la rechace. Obama la ha aceptado.

La noticia no tendría más relevancia, al ser lo habitual en estos casos, de no haber sido por la intensa campaña orquestada en los últimos meses por los partidarios de Griffin para que Obama lo mantuviera en su puesto. Campañas de recogida de firmas por internet, apoyo explícito de senadores, frecuentes visitas privadas de Griffin al Congreso y al Senado supuestamente en busca de esos apoyos, y reiterados discursos públicos en los que expresaba su deseo de permanecer en el puesto fueron sólo algunas de las acciones sin precedentes tomadas para convencer al nuevo presidente de la conveniencia de mantener a Michael Griffin al frente de la NASA. Pero todas ellas palidecen ante la campaña iniciada a finales de año por la propia esposa de Griffin, pidiendo explícita y públicamente que se ayudase a su marido a mantener su trabajo.

Pues bien, todas estas campañas al final no han funcionado. De hecho, en las últimas semanas se ha rumoreado que incluso podría haberle salido el tiro por la culata, y que tanta campaña al final habría resultado contraproducente al crear malestar en el entorno del equipo del nuevo presidente. Si a esto le unimos el choque frontal de Griffin con el equipo puesto por Obama para inspeccionar los entresijos de la NASA, es posible que el malestar haya sido doble. Sin olvidar que a todo mandatario le gusta poner a gente de su confianza al frente de los principales organismos del estado, y puede que Obama ya tuviera algún otro nombre en mente para llevar la NASA, aunque esto no lo sabemos.

Lo único claro es que Griffin dejó ayer su despacho, dejando el mando de la agencia de forma interina en manos del Administrador Asociado, Christopher Scolese, en tanto el nuevo presidente nombra a la persona que debe sustituirle. Aunque se han oído rumores que apuntaban hacia varios nombres, entre los que habría astronautas, burócratas y militares, lo cierto es que por el momento no se conoce quién podría ser el designado finalmente.

Todos los norteamericanos y buena parte de la población mundial esperan que se inicie una nueva era en la política norteamericana con la llegada de Barack Obama a la presidencia. Sin embargo, no está tan claro qué puede suceder en el seno de la NASA con el cambio de administrador. Griffin era hasta ahora el gran valedor de la Visión para la Exploración del Espacio instituida por el presidente Bush en enero de 2004, y el principal artífice de la actual arquitectura de los lanzadores que se están desarrollando para sustituir al Shuttle y servir como principales elementos de la “visión” en el futuro. Aunque Obama ha declarado que apoya la “visión”, su postura al respecto ha parecido oscilar hacia uno y otro lado durante la campaña, por lo que su compromiso en este aspecto no es demasiado claro. Y con fuertes opositores a la arquitectura actual del programa Constellation en el seno de la industria aeroespacial y círculos próximos a la NASA, muchos temen también por el futuro inmediato del programa. Los análisis realizados por el equipo de transición enviado por Obama a la NASA estudiando qué pasaría si se cancelase el Ares 1 (se supone que cambiándolo por derivados de lanzadores en activo) no tranquilizan demasiado a los que temen que el futuro del programa Constellation pueda estar en juego.

En fin, en cualquier caso, todo esto no son más que conjeturas, y habrá que esperar unos meses no sólo para ver quién será el próximo administrador de la agencia espacial norteamericana, sino cuál será su política en el campo de la exploración espacial tripulada. Entre tanto, sólo queda decir una cosa: Adiós y suerte, Sr. Griffin.

20 enero 2009

Un satélite espía a la deriva

En la entrada anterior os mostraba una fotografía curiosa, aunque no demasiado atractiva, todo hay que decirlo, de la flota de satélites geoestacionarios Astra en la posición 19,2º Este. Pues bien, su autor, el astrónomo aficionado británico John Locker se disponía a repetir la toma tras el reciente lanzamiento del sexto Astra, para captar así los 6 satélites actuales frente a los 5 de la imagen anterior, cuando se encontró con una grata sorpresa.

Como podéis ver en esta animación (por alguna razón no funciona si intento incrustarla en Blogger), uno de los satélites… ¡se mueve! Veréis cómo uno de los puntitos empieza desdoblándose hasta convertirse en dos puntitos separados, uno inmóvil y el otro moviéndose hacia arriba en esta fotografía… ¿Pero no eran satélites geoestacionarios? ¿No debían estarse todos quietos?

Pues no en este caso, porque lo que ha captado John no es el sexto Astra (que ignoro por qué no se distingue en la foto), sino el satélite espía norteamericano DSP-23, que había quedado a la deriva meses atrás por avería.

El DSP-23 era un satélite geoestacionario diseñado para vigilar los lanzamientos de misiles desde cualquier parte del mundo. Estados Unidos dispone de una flota de satélites de este tipo (se cree que son 6, aunque los datos exactos se desconocen, debido a la naturaleza secreta de las operaciones) distribuidos a lo largo de la órbita geoestacionaria para tener una cobertura mundial completa. Pues bien, aunque no ha sido confirmado por el gobierno norteamericano (debido de nuevo al secretismo que rodea todo esto), se cree en base a observaciones de aficionados que el satélite quedó fuera de control hacia septiembre del pasado año, aunque el hecho no fue descubierto hacia noviembre. Debido a algún fallo de naturaleza desconocida, sus transmisiones cesaron y comenzó un lento movimiento de deriva hacia el este a lo largo de la órbita geoestacionaria. La razón de este movimiento sería una pérdida de control del satélite, que habría quedado a merced de las perturbaciones naturales de su órbita (efectos de la irregularidad del campo gravitatorio terrestre, efectos gravitatorios del Sol y la Luna, viento solar…).

El DSP-23 se ha convertido así en un peligro para todos los satélites que pueblan la congestionada órbita geoestacionaria. Los Estados Unidos no han hecho pública la información sobre localización y rumbo del satélite errante en aras de la seguridad de la amplia flota de satélites geoestacionarios en activo, aunque algunas fuentes apuntan a que podría estarse informando de forma privada a aquellos operadores que tengan sus aparatos en riesgo inminente de colisión, recomendándoles una maniobra evasiva al paso del satélite espía. En cualquier caso, una vez más, esto no está confirmado.

En fin, lo curioso de todo esto es que sean aficionados como John Locker los que lo saquen a la luz, a través de sus observaciones del cielo. Ya sabéis, si tenéis un telescopio, podéis jugar a los detectives del espacio buscando satélites espía. Eso sí, yo me mosquearía si publicase haber visto algo raro, y después me encontrara una furgoneta con los cristales tintados aparcada de forma permanente frente a mi casa… ;-) (Imagen: USAF)

16 enero 2009

Vuelo en formación

Hoy os traigo una curiosidad: una fotografía tomada con telescopio de la flota de satélites geoestacionarios Astra.

Los Astra son unos de los más famosos satélites de comunicaciones europeos, por alojar a un buen número de conocidas cadenas de televisión francesas, alemanas, italianas y españolas, entre otras. Seguro que alguno de vosotros tiene su parabólica orientada a este satélite para ver Canal Satélite Digital, por ejemplo.

Pues bien, como sucede a menudo con este tipo de satélites de comunicaciones geoestacinarios, el Astra no es en realidad “el” Astra, sino “los” Astra. En estos momentos, una flotilla de 5 satélites comparten ubicación sobre el ecuador terrestre en la longitud de 19,2º Este. Se trata de una solución común con satélites de comunicaciones de gran éxito como es el caso del Astra: una vez que se ha vendido todo el ancho de banda ofrecido por un satélite, se lanza otro a la misma ubicación para disponer de mercado adicional. Por supuesto, es mucho mejor hacerlo así, en el caso de satélites de éxito, que poner un satélite en otra ubicación diferente, ya que para los operadores lo ideal es disponer de una gran oferta de canales sin necesidad de que los usuarios finales coloquen varias antenas apuntando a diferentes puntos del cielo.

En el caso del Astra, como decíamos, el éxito ha llevado a que un total de 5 satélites orbiten la Tierra en formación, a los que pronto se sumará un sexto. La foto conseguida por el británico John Locker resulta así realmente curiosa; se ha obtenido con una exposición de 20 segundos, y el campo abarcado es de 30 minutos de arco. (Foto: John Locker)

07 enero 2009

Arecibo será un enano

No creo que nadie tenga duda de que en los últimos años China avanza con pie firme en todos los campos. Lo último es el anuncio de que ha empezado a construirse en aquel lejano país el que será el mayor radiotelescopio del mundo, que con sus 500 metros de diámetro hará parecer un enano a su primo gigante de Arecibo, de “sólo” 300 metros. La construcción ha comenzado oficialmente a finales de diciembre de 2008, después de un periodo de 14 años durante los cuales se ha ido gestando el proyecto; se prevé que su entrada en servicio se produzca en 2013.

Al igual que su pariente de Arecibo, el radiotelescopio chino aprovechará una hondonada natural en un valle de origen kárstico para soportar el reflector del aparato. Este radiotelescopio gigante, conocido por las siglas FAST de Five-hundred-meter Apertura Spherical Telescope, se construirá en la región de Guizhou, un área remota del sudoeste del país.

Os dejo aquí un enlace a la web del telescopio FAST, una página con la que seguro que disfrutará nuestro amigo Daniel Marín ;-) (Imagen: FAST)

Un poco retrasado… ¡feliz año nuevo!

Ya sé que es algo tarde, pero os deseo a todos que hayáis disfrutado de estas fiestas y que tengáis un magnífico año 2009. Aprovecho para transcribiros la mejor felicitación de Navidad y Año Nuevo que he leído hasta el momento, por supuesto desde mi punto de vista asquerosamente objetivo y materialista, y que suscribo al cien por cien:

Por favor, acepte sin ninguna obligación, explícita o implícita, mis mejores deseos para una celebración de la festividad del solsticio de invierno concienciada con el medio ambiente, socialmente responsable, baja en estrés, no adictiva y con igualdad de género, practicada en el seno de las mejores tradiciones de la religión de su elección, o con las prácticas seglares de su elección, con respeto hacia las elecciones religiosas/seglares y/o tradiciones de los demás, o sin practicar ninguna tradición religiosa o seglar en esta fecha si es esa su elección. También le deseo que el comienzo del calendario comúnmente aceptado para el año 2009 le resulte bueno desde un punto de vista fiscal, gratificante a nivel personal y sin complicaciones médicas, todo ello con el debido respeto hacia los calendarios elegidos por otras culturas cuyas aportaciones a la civilización han contribuido tanto al desarrollo de nuestro mundo. Asimismo, debo señalar que estos deseos se formulan sin distinción alguna de raza, credo, color, edad, condición física, fé religiosa o preferencia sexual por parte del recipiente.

Por supuesto, “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo” es mucho más fácil y corto… pero hay que reconocer que lo anterior es infinitamente más universal, preciso, objetivo… y políticamente correcto. En fin, lo dicho: ¡ustedes lo pasen bien!