Hace unas pocas semanas recibía un correo de un desconocido, que supongo que había llegado hasta mí deambulando por Internet. Me pedía que le recomendara libros en español sobre “la verdadera historia de Neil Armstrong en la Luna”. Buen comienzo, ¿verdad?
Tranquilamente le contesté que no conocía ninguna biografía en español de Neil Armstrong, ni ningún libro serio centrado en la misión del Apollo 11, ni siquiera tan sólo en el programa Apollo. Pero que le podía recomendar varios libros que trataban sobre ello dentro de un contexto más amplio, remitiéndole, para más detalles, a bibliografía en inglés. “En la web de la NASA puedes encontrar muchísimos datos sobre la verdadera historia de Armstrong en la Luna”, le contesté, más o menos.
Evidentemente, sabía que no era esto lo que me estaba pidiendo. Desde el primer momento estaba claro que quien busca la “verdadera” historia, en realidad está pidiendo leer “apasionantes” intrigas conspiranoicas de algún tipo. Es decir, la basura con la que se lucran personajes como Iker Jiménez, Jiménez del Oso, J.J. Benítez y demás farsantes. Pero de lo que no me di cuenta en aquel momento era que en realidad sí que había una “historia oculta” en relación con Armstrong y la misión Apollo 11, una interesante historia que había resultado un misterio durante años, hasta que finalmente fue revelada por el propio Armstrong. Se trata de la historia de Mr Gorsky.
Durante años, las últimas palabras que pronunció Armstrong en la Luna resultaron un misterio para todos los que pudieron escucharlas, tanto entre el público en general como dentro de la propia NASA. Mientras se preparaba para subir por última vez la escalerilla del módulo lunar, poco antes de despegar para volver a la Tierra, Neil Armstrong pronunció cuatro enigmáticas palabras: “Good luck, Mr. Gorsky”. Buena suerte, Sr. Gorsky.
Esa frase desconcertó durante años a todos aquellos que habían seguido en detalle la misión del Apollo 11. En principio, casi todos creyeron que se trataba de algún cosmonauta ruso rival, a quien Armstrong deseaba suerte tras haberlo vencido en la carrera por llegar a la Luna. Pero nadie pudo encontrar nunca un nombre parecido entre los involucrados en el programa espacial ruso. Por todos los Estados Unidos surgieron investigadores que buscaron también si alguien entre los técnicos de la NASA se apellidaba Gorsky, o si esta frase podría haber sido parte de algún código secreto acordado entre el Control de la Misión y los astronautas del Apollo para transmitir alguna información codificada. Durante años, multitud de técnicos de la NASA fueron consultados sin éxito: según sus declaraciones, las últimas palabras de Armstrong en la Luna les habían desconcertado tanto como al público en general. El propio astronauta sería preguntado sobre ello en multitud de entrevistas a lo largo de los años, a las que solía responder con una simple sonrisa y el silencio, o, en el mejor de los casos, con evasivas. Pasaban los años y el misterio permanecía sin aclarar.
Finalmente, en 1995, 26 años después de que ocurriera todo, la verdad salió a la luz. El 5 de julio de ese año, Armstrong era entrevistado en la CBS por el famoso presentador Walter Cronkite, quien, íntimo amigo de Armstrong, le preguntaría una vez más por la misteriosa frase. Sólo que esta vez la reacción de Armstrong sorprendió a todos:
“Bien, es cierto que durante años me habéis estado preguntando qué significaban esas enigmáticas palabras, y durante todos estos años me he sentido obligado a no dar la respuesta, al sentir que era algo extremadamente confidencial. Pero hoy la situación ha cambiado. Desde hace unos meses, Mr. Gorsky ha muerto, y creo que ahora ya no importará que revele lo que significó aquella frase”.
Con Cronkite y todos los espectadores pendientes de cada una de sus palabras, Neil Armstrong procedió entonces a contar la historia que había detrás de la última frase que se pronunció sobre la Luna al final de la misión del Apollo 11:
Siendo un niño, Neil Armstrong estaba jugando al béisbol con su hermano en el jardín de su casa en Wapakoneta, Ohio. En una ocasión, tuvo que ir a recoger una pelota que había ido a caer junto a la casa de sus vecinos, bajo la ventana del dormitorio; entonces escuchó los gritos de una discusión dentro de la casa. Era la señora Gorsky, que gritaba a su marido: “¿Que quieres que te chupe qué? ¿Me estás pidiendo que te haga sexo oral? ¡Tendrás sexo oral el día que el chico de los Armstrong ande sobre la Luna!”
Armstrong nunca olvidó aquella frase, de modo que, mientras estaba sobre nuestro satélite, no pudo evitar acordarse del Sr. Gorsky y de si él también se acordaría de recordar a su mujer aquellas proféticas palabras. Por eso, no pudo evitar pronunciar con una sonrisa, poco antes de subir al LEM: “Buena suerte, Sr. Gorsky”.
Es una lástima que no me acordase de contarle esto a aquel entusiasta de las conspiraciones que me preguntó por “la verdadera historia de Armstrong en la Luna”. Aunque, para seros sinceros: todo esto no es más que una leyenda urbana, y, como tal, absolutamente falsa. Armstrong nunca pronunció esas palabras. Nunca existió un Sr. Gorsky y una señora Gorsky discutiendo por sus gustos sexuales mientras los escuchaba un futuro astronauta, y nunca ningún presentador preguntó a Armstrong por una frase que nunca pronunció. Pero, reconozcámoslo, es una historia mucho más divertida que las demás historias conspiranoicas que rodean las misiones a la Luna. Y es una historia que aún a día de hoy sigue corriendo por los Estados Unidos, con bastantes personas que aún creen que todo esto sucedió de verdad. Como digo, al menos te hace sonreír.
Debería haber publicado este artículo el 28 de diciembre, pero entonces no me di cuenta. Así que lo hago ahora, día 4 de enero de 2008. Aunque, en un pequeño guiño a los futuros lectores, modificaré manualmente la fecha de publicación para que aparezca con la otra fecha. Espero que me disculpéis esta pequeña manipulación para permitirme así esta pequeña inocentada con retraso. Feliz año nuevo a todos.
P.D.: Para terminar, y aprovechando la temática del artículo, quiero aprovechar para dejar algunos links que puedan iluminar un poco a aquellos crédulos que pudieran caer por aquí accidentalmente (aunque sabiendo que de poco sirve la evidencia; quien quiere creer en fantasmas, cree pase lo que pase. Ahora bien, por intentarlo, que no quede):
ARP-Sociedad para el avance del pensamiento crítico
El FAQ de la ARP, con respuesta a casi todas (algunas aún están en construcción) las preguntas que un crédulo podría hacerle a un escéptico
Círculo Escéptico
(Foto: NASA)
Tranquilamente le contesté que no conocía ninguna biografía en español de Neil Armstrong, ni ningún libro serio centrado en la misión del Apollo 11, ni siquiera tan sólo en el programa Apollo. Pero que le podía recomendar varios libros que trataban sobre ello dentro de un contexto más amplio, remitiéndole, para más detalles, a bibliografía en inglés. “En la web de la NASA puedes encontrar muchísimos datos sobre la verdadera historia de Armstrong en la Luna”, le contesté, más o menos.
Evidentemente, sabía que no era esto lo que me estaba pidiendo. Desde el primer momento estaba claro que quien busca la “verdadera” historia, en realidad está pidiendo leer “apasionantes” intrigas conspiranoicas de algún tipo. Es decir, la basura con la que se lucran personajes como Iker Jiménez, Jiménez del Oso, J.J. Benítez y demás farsantes. Pero de lo que no me di cuenta en aquel momento era que en realidad sí que había una “historia oculta” en relación con Armstrong y la misión Apollo 11, una interesante historia que había resultado un misterio durante años, hasta que finalmente fue revelada por el propio Armstrong. Se trata de la historia de Mr Gorsky.
Durante años, las últimas palabras que pronunció Armstrong en la Luna resultaron un misterio para todos los que pudieron escucharlas, tanto entre el público en general como dentro de la propia NASA. Mientras se preparaba para subir por última vez la escalerilla del módulo lunar, poco antes de despegar para volver a la Tierra, Neil Armstrong pronunció cuatro enigmáticas palabras: “Good luck, Mr. Gorsky”. Buena suerte, Sr. Gorsky.
Esa frase desconcertó durante años a todos aquellos que habían seguido en detalle la misión del Apollo 11. En principio, casi todos creyeron que se trataba de algún cosmonauta ruso rival, a quien Armstrong deseaba suerte tras haberlo vencido en la carrera por llegar a la Luna. Pero nadie pudo encontrar nunca un nombre parecido entre los involucrados en el programa espacial ruso. Por todos los Estados Unidos surgieron investigadores que buscaron también si alguien entre los técnicos de la NASA se apellidaba Gorsky, o si esta frase podría haber sido parte de algún código secreto acordado entre el Control de la Misión y los astronautas del Apollo para transmitir alguna información codificada. Durante años, multitud de técnicos de la NASA fueron consultados sin éxito: según sus declaraciones, las últimas palabras de Armstrong en la Luna les habían desconcertado tanto como al público en general. El propio astronauta sería preguntado sobre ello en multitud de entrevistas a lo largo de los años, a las que solía responder con una simple sonrisa y el silencio, o, en el mejor de los casos, con evasivas. Pasaban los años y el misterio permanecía sin aclarar.
Finalmente, en 1995, 26 años después de que ocurriera todo, la verdad salió a la luz. El 5 de julio de ese año, Armstrong era entrevistado en la CBS por el famoso presentador Walter Cronkite, quien, íntimo amigo de Armstrong, le preguntaría una vez más por la misteriosa frase. Sólo que esta vez la reacción de Armstrong sorprendió a todos:
“Bien, es cierto que durante años me habéis estado preguntando qué significaban esas enigmáticas palabras, y durante todos estos años me he sentido obligado a no dar la respuesta, al sentir que era algo extremadamente confidencial. Pero hoy la situación ha cambiado. Desde hace unos meses, Mr. Gorsky ha muerto, y creo que ahora ya no importará que revele lo que significó aquella frase”.
Con Cronkite y todos los espectadores pendientes de cada una de sus palabras, Neil Armstrong procedió entonces a contar la historia que había detrás de la última frase que se pronunció sobre la Luna al final de la misión del Apollo 11:
Siendo un niño, Neil Armstrong estaba jugando al béisbol con su hermano en el jardín de su casa en Wapakoneta, Ohio. En una ocasión, tuvo que ir a recoger una pelota que había ido a caer junto a la casa de sus vecinos, bajo la ventana del dormitorio; entonces escuchó los gritos de una discusión dentro de la casa. Era la señora Gorsky, que gritaba a su marido: “¿Que quieres que te chupe qué? ¿Me estás pidiendo que te haga sexo oral? ¡Tendrás sexo oral el día que el chico de los Armstrong ande sobre la Luna!”
Armstrong nunca olvidó aquella frase, de modo que, mientras estaba sobre nuestro satélite, no pudo evitar acordarse del Sr. Gorsky y de si él también se acordaría de recordar a su mujer aquellas proféticas palabras. Por eso, no pudo evitar pronunciar con una sonrisa, poco antes de subir al LEM: “Buena suerte, Sr. Gorsky”.
Es una lástima que no me acordase de contarle esto a aquel entusiasta de las conspiraciones que me preguntó por “la verdadera historia de Armstrong en la Luna”. Aunque, para seros sinceros: todo esto no es más que una leyenda urbana, y, como tal, absolutamente falsa. Armstrong nunca pronunció esas palabras. Nunca existió un Sr. Gorsky y una señora Gorsky discutiendo por sus gustos sexuales mientras los escuchaba un futuro astronauta, y nunca ningún presentador preguntó a Armstrong por una frase que nunca pronunció. Pero, reconozcámoslo, es una historia mucho más divertida que las demás historias conspiranoicas que rodean las misiones a la Luna. Y es una historia que aún a día de hoy sigue corriendo por los Estados Unidos, con bastantes personas que aún creen que todo esto sucedió de verdad. Como digo, al menos te hace sonreír.
Debería haber publicado este artículo el 28 de diciembre, pero entonces no me di cuenta. Así que lo hago ahora, día 4 de enero de 2008. Aunque, en un pequeño guiño a los futuros lectores, modificaré manualmente la fecha de publicación para que aparezca con la otra fecha. Espero que me disculpéis esta pequeña manipulación para permitirme así esta pequeña inocentada con retraso. Feliz año nuevo a todos.
P.D.: Para terminar, y aprovechando la temática del artículo, quiero aprovechar para dejar algunos links que puedan iluminar un poco a aquellos crédulos que pudieran caer por aquí accidentalmente (aunque sabiendo que de poco sirve la evidencia; quien quiere creer en fantasmas, cree pase lo que pase. Ahora bien, por intentarlo, que no quede):
ARP-Sociedad para el avance del pensamiento crítico
El FAQ de la ARP, con respuesta a casi todas (algunas aún están en construcción) las preguntas que un crédulo podría hacerle a un escéptico
Círculo Escéptico
(Foto: NASA)